Luego de la victoria obtenida en las urnas, hace un par de semanas atrás, Syriza y su líder, Alexis Tsipras, saben que han entrado en una nueva etapa: la de cumplir promesas.

Una de las primeras acciones tomadas para contrarrestar la difícil situación económica que atraviesa el país helénico ha sido deshacerse de los lujos heredados de sus antecesores, de modo que los vehículos oficiales, adquiridos y utilizados durante las gestiones de los partidos Nueva Democracia y PASOK, serán dejados de lado.

Estas unidades móviles, cuyo costo promedio era de 750 mil euros, fueron compradas por George Papandreou y luego siguieron siendo utilizadas por el exviceprimer ministro Evangelos Venizelos. Los coches son todos de la marca BMW y contaban con comunicación por satélite así como una serie de extras. 

Con la nueva orden, tanto Tsipras como los demás integrantes del nuevo ejecutivo griego tendrán que utilizar vehículos particulares para viajes oficiales o, inclusive, el transporte púbico como lo hace el resto de ciudadanos. 

Si bien no contribuye a resolver de forma inmediata el problema financiero, es sin duda un gesto de alta carga simbólica para los griegos, que se han acostumbrado a asociar a la clase política con la corrupción y el nepotismo. 

La medida regirá también en el aire, pues los funcionarios deberán viajar en clase económica para poder ahorrarle dinero a las arcas públicas.