Esta reseña va con soundtrack:
¿De qué trata?
— Riggan Thomson (Michael Keaton), un actor de Hollywood con problemas de ira y alcohol que solía interpretar al superhéroe Birdman, realiza una adaptación teatral de un relato de Raymond Carver en Broadway.
— En la producción de la obra también intervienen su hija Sam (Emma Stone), recién rehabilitada, su mejor amigo Jake (Zach Galifianakis), productor y abogado de la obra, y un actor famoso llamado Mike Shiner (Edward Norton), talentoso en escena pero un fracaso en la vida real.
— Los problemas psiquiátricos de Thomson –y la sarta de desequilibrados con los que trabaja– lo hacen cavar un hoyo cada vez más profundo en el que su salud se deteriora, pero su talento como actor y sus relaciones con las demás personas mejoran.
Alejandro Gonzales Iñárritu (que ahora se llama Alejandro G. Iñárritu) ha encontrado una nueva fisionomía en la comedia. Después de dramas devastadores y desesperanzados como Amores Perros y 21 Gramos, el director mexicano realiza en Birdman no una película de autoayuda sino una historia que nos muestra que no es tan desesperanzador tener una vida más bien deprimente.
Aunque, en apariencia, lo único que pasa en la película es que los personajes discuten por nimiedades ("¿por qué no tengo respeto por mí misma?", "eres un fraude en la vida real", "debimos hacer el reality que nos ofrecieron", etcétera), Iñárritu utiliza dos herramientas para mostrar la carrera contra el reloj a la que se enfrentan: por un lado, la música compuesta por Antonio Sánchez, que consiste únicamente en percusión y genera un clima neoyorkino y ansioso; por otro, la película parece ser –casi– una sola toma de dos horas en la que las escenas se suceden sin interrupción. Esta técnica sirve tanto para mantener la expectativa temporal como para representar la forma en que, en el teatro –y en la vida–, las cosas solo se pueden hacer una vez.
El esfuerzo le ha valido 9 nominaciones al Oscar y ya ha arrasado en las otras premiaciones de Hollywood.
- El problema de Thomson
Riggan Thomson es un ex actor de Hollywood que sigue viviendo de su gloria como protagonista de unas películas de los años '90 sobre un superhéroe llamado Birdman (Hombre Pájaro). Con la intención de inyectarle nueva vida a su carrera, Thomson monta una adaptación de Raymond Carver en Broadway, y la película sigue las crisis de los días anteriores al estreno y transcurre la mayor parte del tiempo dentro del teatro (mira aquí un mapa del backstage).
El gran problema de Thomson es que es dolorosamente consciente de que ser una estrella de Hollywood no es ser actor, y que la popularidad no necesariamente responde al prestigio. Así, su intención al montar De qué hablamos cuando hablamos de amor es hacer, por una vez, algo relevante en su vida.
Iñárritu, mientras tanto, se empecina en demostrar que esa premisa no tiene sentido, que no existen las cosas relevantes y que Thomson solo es un idiota que oye en su cabeza la voz del único personaje que ha hecho en su vida: la de Birdman. Lo peor para Thomson –para nosotros, lo hilarante– es que Birdman le dice la verdad: “Eras una estrella de cine, ¿recuerdas? Pretencioso, pero feliz. Ignorante, pero encantador”.
- Los personajes
Donde esté Thomson está garantizada la discordia, pero la aparición de Mike Shiner (Edward Norton) como actor de la obra genera una extraña calma en la persona escénica de Thomson. La química de Keaton y Norton es inverosímil, y tanto en las escenas de actuación teatral como en las de disrupción tras bambalinas (o delante de ellas) el dúo establece una dinámica digna de mejores amigas adolescentes.
Mike es un actor espectacular (al parecer, se sabe las líneas de todos los personajes de la obra), pero una persona patética. Él mismo afirma que nada es un problema en el escenario, pero es un fraude en la vida real. Parecido, entonces, a Riggan Thomson, solo que más talentoso. A su vez, Mike entabla una amistad con la hija de Riggan, Sam (Emma Stone), que lucha por mantenerse a flote luego de una rehabilitación por drogas. Mike cumple un papel fundamental al canalizar las energías entre Sam y Riggan.
Aunque Sam está resentida con Riggan por sus ausencias durante su infancia, su amor y admiración por él se ven reflejadas en el tatuaje que ella tiene en el hombro: una pluma que se convierte en pajaritos. La escena de confrontación entre Sam y Riggan –que le ha valido a Emma Stone una nominación al Oscar– es dominada por la presencia del tatuaje.
Jake (Zach Galifianakis), por su parte, como productor, amigo y abogado de Riggan, es el único que se interesa por mantener a flote la obra. Iñárritu pone bien en claro que los demás, por ser actores, tienen una irresistible tendencia a hacer drama, y Jake, como único adulto de la producción, tiene que correr de un lado a otro reparando lo que los demás rompen.
Valga aquí mencionar también a Lesley (Naomi Watts), que forma parte del elenco de la obra y a la vez es quien más se siente afectada por las imprudencias de los demás. Watts funciona a la perfección como aspirante a diva, pero su rol en la historia es más bien secundario y humorístico.
- La vida y la obra
Los paralelos entre la obra de teatro y la vida en la película se vuelven cada vez menos sutiles, y los espectadores presenciamos una y otra vez la misma escena bajo nuevas circunstancias.
Lo que pasa, y tanto Thomson como nosotros nos vamos dando cuenta, es que la diferencia entre ser actor y ser una celebridad, que Thomson está tratando de borrar, consiste en imbuir la escena de vida real. Esa es la verdadera –casi la única– diferencia entre Thomson y Mike Shiner: Shiner es un actor, el momento en que entra en personaje su patética persona 'real' desaparece; Thomson, por su parte, trae su propia incertidumbre, que sabotea su actuación.
Con ayuda de Emmanuel Lubezki como director de fotografía (no solo por la hazaña de la toma corrida, sino por el uso de luz y unas paletas nada ortodoxas) y una planificación microscópica, Iñárritu consigue un filme del que sales sintiendo que sigues en el cine. Así, rompe –hasta cierto punto– la cuarta pared (la que separa el espectáculo del espectador), convirtiendo el paralelo entre la obra y la vida real de Birdman en un paralelo entre la película y la vida real nuestra.
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