“Aprender trabajando” es una de las expresiones que el titular de la cartera de la Producción, Piero Ghezzi esgrime a favor de las bondades de la Ley Pulpín, cuyo diseño –a decir de analistas y medios- nació en su despacho para luego recibir el respectivo visto bueno por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), sin pasar por el Ministerio de Trabajo. 

El titular de Produce concedió una entrevista a El Comercio, en momentos en que –al cierre de esta nota- se está decidiendo el destino de la norma en el Congreso de la República .

Repasemos algunos de sus enunciados....


1. “Ha habido un problema de comunicación”.

Tres cuartos de la ciudadanía rechaza la ley. Ghezzi no duda en achacar el rechazo a una mala difusión de la normativa, pero insistiendo que “…del total de jóvenes de entre 18 y 24 años, sólo el 1.7% tiene todos los derechos que indica la ley (…) Tenemos casi el 70% en la informalidad (…) a pesar de ello, las encuestas son evidentes, pero hasta el momento no se ha visto una alternativa a la ley”.


2. “La ley no se ha llegado a entender”.

Ghezzi afirma que poco o casi nada que se ha entendido la Ley 30288. Y argumenta que la posibilidad de derogarla “es una decisión, digamos, con información incompleta. Nosotros creemos que es una ley bien pensada, completa y que cubre los frentes más importantes”.


3. “La debilidad institucional [es la culpable, no el gobierno]”.

Según Ghezzi, una de las razones por las que no se entiende la Ley Pulpín –pese a los esfuerzos del presidente de la República en difundirla- es una suerte de ‘ruido político’ que tiene su origen en la fragilidad de las instituciones y la distracción que genera el mundo de la política. “Se compite con muchas otras cosas, incluyendo lo de Belaúnde Lossio o los casos de supuesto espionaje” dice.

'buenos muchachos': alonso segura (mef) y piero ghezzi (produce), actores claves en la ley pulpín. foto: político.pe

 

4. “Esta no es una ley para reducir derechos”.

Para el titular de Produce, la norma apunta a dos ejes: incentivos para la contratación vía “beneficios menores, no derechos menores”; y un subsidio del Estado para generar programas de capacitación. 

“Entonces –explica- estamos fomentando que los jóvenes puedan ser más productivos (…) la ley fomentará el aumento del capital humano del joven al permitirle aprender trabajando y mediante las capacitaciones”. Y añade: “El objetivo es que luego de tres años el joven sea más productivo y ser contratado bajo la ley (…) general”.

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En conclusión, además de una carencia de estrategia de información del gobierno y poca comprensión de los actores políticos y económicos locales, Ghezzi enfila la problemática laboral juvenil hacia la poca productividad del mercado laboral. Para él es “un error de diagnóstico” el hecho de que la informalidad se quiera resolver reduciendo costos, cuando “es un problema de poca productividad” y por ende, de capacitación. La solución: avanzar 'probando' la normativa “en la cancha”, como ya había dicho el ministro el año pasado.

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(Foto de cabecera: Ana Cabrera)


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