El rock es un género universal. Un estilo musical presente en el imaginario cultural de varias generaciones y que generó un modo alternativo de comportamiento, opuesto a los convencionalismos, y por supuesto, toda una cultura de vestir.
Japón no ha sido ajeno a esta influencia. En los años cincuenta, el rock empezó a escucharse con fuerza en la lejana isla. En tiempos en que la velocidad de los intercambios de Internet ni siquiera era un sueño. Una época en que los discos pasaban de mano en mano los discos o se esperaba ansiosamente a que las radios pasaran alguna canción.
La imitación del 'estilo rockero americano' se convirtió en la Isla en una cultura dominante gracias, en buena medida, a los sellos japoneses que buscaban tener ganancias con sus bandas de cover. Pero no fue hasta la década del setenta en que el 'amor por el rock' se trasladó a la vestimenta. Así nació el Tokyo Rockabilly Club.
Los miembros de este club son personas comunes que cada domingo pasan por una peculiar transformación. Una metamorfosis que los lleva a una época clásica del rock: la casaca negra, el pelo exageradamente engominado, zapatos de cuero. Un auténtico viaje en el tiempo.
Su inspiración, probablemente, viene de la banda Kaminari zoku (‘Thunder tribe’), una pandilla de los años cincuenta (influencia por los rockeros británicos) que tenía constantes enfrentamientos con la policía, armados con palos de béisbol, espadas de madera y hasta con cócteles molotov. Y todo porque le gustaba hacer carreras ilegales con sus motocicletas, entre otras 'travesuras'.
Pero la actividad del Rockabilly Club no se restringe solo a la vestimenta. Reunidos en el conocido parque Yoyogi, los rockeros japoneses, bailan y hasta hacen coreografías al compás de su música favorita.
Más importante aun, esta actividad no está restringida a los varones. En los últimos años, muchas mujeres se han unido a este grupo urbano que no tiene ningún problema con los ocasionales fotógrafos.
Bonus track:
Mira las coreografías de estos rockeros japoneses