Este fin de semana, un oficial de la Dirección Contra el Terrorismo presentó un informe en el que denunciaba a la obra La Cautiva como apologética del terrorismo. Gracias a ese informe, la Dircote ha iniciado una investigación para determinar si la puesta en escena es o no culpable de ese delito. Según el oficial, la obra –que trata de una adolescente atrapada en las redes violentas de la época de la guerra en el Perú– tendría mensajes ocultos que afirman que el terrorismo es bueno y las Fuerzas Armadas son malas.
Ya que el teatro es teatro y la ficción es ficción, y porque sabemos que a veces las historias ambientadas en épocas y escenarios reales incomodan a las autoridades, listamos cuatro obras que, bajo los criterios de este oficial de la Dircote, tendrían que ser censuradas.
Personajes de Proyecto 1980/2000
Proyecto 1980-2000 (2012)
En esta obra testimonial dirigida por Sebastián Rubio y Claudia Tangoa se reúnen cinco jóvenes que, de distintas formas, vivieron la época de la violencia política en el Perú. Cada uno de ellos es pariente de alguien que, en distintos frentes, participó o fue víctima de la guerra interna entre 1980 y 2000. A través de las historias de cada uno de ellos, se reconstruye la línea de tiempo de esa época revuelta, y ellos se ven obligados a entenderse y escucharse mutuamente, por más difícil que sea. Rubio y Tangoa organizan y moderan a un grupo de personas sin experiencia en escena que se interpretan a sí mismos y dan cuenta de su experiencia durante esas dos décadas de violencia.
Augusto Casafranca en Adiós Ayacucho
Adiós Ayacucho (1990)
Adaptada al teatro y dirigida por Miguel Rubio, la novela de Julio Ortega narra la historia de un campesino asesinado en la década de 1980. El fantasma del campesino, Alfonso Cánepa, viaja a Lima para reclamar las partes de su cuerpo desaparecidas, creyendo que las fuerzas del orden pueden haberlas llevado a la ciudad. La puesta en escena de Yuyachkani, como unipersonal de Augusto Casafranca, reúne los elementos principales de la violencia política peruana: la indiferencia, la desaparición de los cuerpos, la represión y la injusticia.
Teresa Ralli como Antígona
Antígona (2000)
José Watanabe adapta, Miguel Rubio dirige y Teresa Ralli interpreta la tragedia de Sófocles en el contexto del fin de la guerra interna y la agonía del régimen fujimorista en el Perú. Antígona es la historia de una mujer que se rebela contra las leyes que le imponen los hombres, sacrificando su vida por hacer lo que ella cree justo y necesario: velar a su hermano para permitirle el paso al mundo de los muertos. Yuyachkani reconoce en Antígona una analogía de la historia peruana, en la que la ley puede ser más injusta que la rebelión.
Ana Correa como Rosa Cuchillo
Rosa Cuchillo (2002)
Ana Correa interpreta y Miguel Rubio dirige esta breve adaptación del cuento de Oscar Colchado Lucio que narra la búsqueda de una madre cuyo hijo ha desaparecido en la guerra interna. Como es característico de Yuyachkani, los estándares tradicionales del cine se estiran en la interacción del personaje de Rosa Cuchillo con el público, a quien ella reclama por el dolor y desesperación que le provocan la desaparición del hijo. Así, la obra es ideal para ser representada en lugares públicos en forma de teatro callejero.
Alfonso Santistevan, dramaturgo y director de Pequeños Héroes
Pequeños Héroes (1986)
Escrita y dirigida en su estreno en 1986 por Alfonso Santistevan, Pequeños Héroes interpreta la desesperación de los años 80 a través de una anciana que recibe la visita de tres muertos con posturas políticas encontradas. El primero, su padre, un conservador recalcitrante; el segundo, su novio, un aprista rendido; el tercero, su alumno, un preso político muerto en la masacre de los penales en 1986. El común denominador es la muerte y el rol de la revolución o las revueltas o las montoneras en la política y la vida de la gente de a pie.
Lee más sobre La Cautiva y el informe contra ella aquí.
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