Como parte de las actividades de la Feria del Libro de Nuevo Chimbote (Áncash), que este año celebra su séptima edición, la poeta Victoria Guerrero estará a cargo del taller "El cuerpo de Eielson: una incursión en su obra plástica y poética". Entre lo más recientemente publicado por la poeta está el libro Documentos de barbarie (Paracaídas Editores, 2013), un volumen que recoge sus libros El mar ese oscuro porvenir (2002), Ya nadie incendia el mundo (2005), Berlín (2011) y Cuadernos de quimioterapia (2012).
El taller será llevado a cabo el viernes 12 de diciembre, desde las 11 de la mañana, en la Plaza Mayor de Nuevo Chimbote. El evento cuenta con el patrocinio de la Casa de la Literatura y es organizado por la municipalidad distrital de Nuevo Chimbote.

- ¿Cómo ha sido planteado el taller? ¿Qué se pretende lograr con él?
- El taller tiene dos partes. La primera es de carácter expositivo, para ingresar a la obra de Jorge Eduardo Eielson y establecer sus entramados con su obra pictórica. Particularmente, me interesa trabajar el poemario Noche oscura del cuerpo. La segunda parte es la vinculación que puedan establecer los participantes con esta obra y los posibles productos que se podrían suscitar a partir de esta incursión. Mi objetivo es ampliar el espacio de la escritura, además de, obviamente, difundir la obra de Eielson.
- ¿Cuál es tu relación con la obra de JEE? Desde que comenzaste a leerlo, ¿qué es aquello que siempre te ha llamado la atención?
- Lo que siempre me ha fascinado de Eielson es su experimentación y su riesgo por manifestarse en todos los soportes posibles, desde la poesía hasta la performance; su entendimiento de que el arte es una forma de vida, y de que la vida es “una obra maestra”; es decir, concebir la vida y la poesía como una unidad, pero también como una dialéctica, en el sentido de que una no puede ser sin la otra. De allí que para un artista como Eielson la disidencia se dé tanto en la vida como en su producción artística.
- ¿Qué rol juega la reflexión sobre la poesía en la propia creación? ¿Es necesaria? ¿Se puede escribir sin realizarla?
- Claro, se puede escribir poesía sin realizar una reflexión. Una poesía intuitiva, quizá. Sin embargo, yo sí creo que la poesía, como cualquier producción artística, debe pasar por un proceso de reflexión y autoconciencia de la producción. Esto no quiere decir necesariamente entender e interpretar el producto final de manera cabal, porque, por supuesto, hay cosas que se escapan, puntos de fuga, inconsciente que se cuela. Allí está ese lado utópico y rebelde que no se puede dominar, que se desborda, que es imperfecto, y que, por tanto, puede empatizar con los receptores de forma emotiva.
- ¿Cómo es en tu caso: la reflexión sobre la escritura se produce en la escritura o fuera de ella?
En mi caso, estoy reflexionando constantemente porque no solo escribo, sino que también enseño, por lo que es un proceso que se retroalimenta. Sola, reflexiono sobre mi propia obra e incluso hago explícita esa crítica en la escritura misma. Luego, en clase, encuentras nuevas direcciones y riqueza en un poema de otro autor al que se ha leído cuatro o cinco veces. Son cosas que suceden a veces de manera rutinaria, pero que, cuando te sientas a escribir, a crear, te plantean una serie de retos, de nuevas formas de leer y sentir la poesía. Creo en una poética intermitente de corazón y de cabeza.
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