Cuando se acerca la Navidad hay un personaje que descolla en los anuncios publicitarios y en las pautas comerciales: Papá Noel (hace años que el niño Jesús pasó a un segundo plano).
Normalmente a este señor bonachón de profusa barba blanca lo acompaña un séquito de elfos y renos. Todos ellos con la misión de hacer felices a los niños con los deseados regalos que, claro está, financian los padres de familia.
Pero en Holanda la historia de Papá Noel es un tanto distinta. Para empezar, en la leyenda que se cuenta en ese país, el "santo" no proviene del Polo Norte sino de España. Y lo acompaña su esclavo (sí leyó bien, su esclavo): Zwarte Piet, o "Pedro el Negro". Ambos reparten regalos a los niños en un festividad llamada SinterKlass (celebrada el 5 de diciembre).
Como es de suponerse, el personaje ha producido indignación dentro de la minoría negra del país europeo (80% de la población holandesa es blanca). La BBC informó que ayer la policía detuvo a 90 personas como resultado de los enfrentamientos entre manifestantes que están favor y en contra del polémico personaje, interpretado por blancos utilizando pelucas 'afro', pintura negra y labial rojo.
Pedro El Negro, ¿puede ser peruano?
Ayer en su columna sabatina, la investigadora Liuba Kogan establece un diálogo entre lo sucedido en el país europeo y nuestra propia realidad. La profesora de la Universidad del Pacífico anota, acertadamente, que los holandeses, al igual que los peruanos, se consideran 'no racistas'.
"Para la mayoría de los holandeses, quienes afirman que no son racistas (parecen peruanos), se debe festejar la tradición porque no afectaría la visión que se tiene de la población negra, pues además se trata de un personaje gracioso y amigable. Esta es la posición mayoritaria", escribe Liuba Kogan.
Pero, por supuesto, existe una gran diferencia: el rol del Estado. Si aquí las polémicas alrededor de personajes como el Negro Mama o la Paisana Jacinta no llegaron a los fueros judiciales (porque, claro, son "personajes graciosos") en Holanda sucedió todo lo contrario. En julio pasado, para ser más precisos, un tribunal de Ámsterdam decretó que la figura de Pedro El Negro es un estereotipo negativo de las minorías.
¿Por qué, entonces, sigue existiendo este personaje, símbolo de la esclavitud? Muy sencillo: la tradición. Si para la mayoría de holandeses el 'esclavo de Santa' es simplemente un personaje gracioso, medio tonto y que además divierte a los niños, ¿por qué desaparecerlo? Otra vez el humor se constituye en el principal escollo para desterrar el racismo. Kogan lo explica así:
"Mientras el Negro Mama, la Paisana Jacinta o Pedro El Negro nos hagan reír, parece que el racismo se olvida. Mientas nuestro Papá Noel nos engaña haciéndonos pensar que los regalos son la forma privilegiada de hacer felices a los niños".
Quién lo diría. Peruanos y holandeses, unidos por el racismo.