La de Kent Rogowski puede ser considerada dentro de aquel conjunto de propuestas propias del arte actual ante las que muchas personas no solo se sienten desconcertadas sino también indignadas. Se espera algo distinto de un objeto que es catalogado como artístico, quizá que sea una vía para acceder a lo sublime, o algo original y único, o, en fin, algo que impacte de inmediato en el corazón o la mente del espectador.
En este caso, sin embargo, Rogowski procura que en esta serie de 2007, que lleva el nombre de Bears, la atención no se centre en un elemento específico ni en una interacción del mismo con otros, sino más bien en aquella porción de la realidad que conocemos como límite o frontera.

Porque si vamos más allá del resultado final (criaturas que, desprovistas de la pelambre que suele cubrirlas, quedan convertidas en seres espeluznantes), caeremos en cuenta que si identificamos el proceso seguido, entonces así conseguiremos vislumbrar el sentido perseguido por Rogowski.
Invertir los moldes de estos peluches para dejar al descubierto su capa interior, para luego presentarlos utilizando prendas diversas, no es más que una manera de dudar, de cuestionar, qué es lo que debe quedar adentro y qué es lo que debe quedar afuera. Pero también es un modo de resaltar el valor de esa instancia que, al ser utilizada para distinguir a los opuestos, termina por quedar anulada.
Ahora, si volvemos a los objetos, a este grupo de peluches, notaremos que son parte de un entorno más íntimo y cotidiano, son símbolos de una época extinta como siempre lo es la infancia, asimismo, vienen a ser una representación de la inocencia y la ingenuidad propias de esa etapa. Así que al alterar su "naturaleza", también se estaría afectando en cierto modo a la composición de ese mundo perdido que son los primeros años de vida.
Por lo tanto, los peluches de Rogowski se comportan como seres que conjugan el candor alguna vez poseído con la inconformidad ante lo establecido, tal vez como un intento de hacernos recordar que ambos estados son equivalentes, y no deberían dejar de serlo.






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