Está muy bien esto de la pluralidad informativa y la diversidad de opiniones en los medios de prensa, pero no se pasen. El Comercio de hoy (2 de diciembre, segundo día de la COP20) no ha tenido mejor idea que abrirle sus páginas de opinión a... un negacionista climático. Buiiiiiina. 

Se trata de Rafael Belaunde A., con una columna titulada "Seudoinquietudes ambientales" que se las arregla para ser ñoña, confusa y malintencionada a la vez en cada uno de sus siete párrafos. 

(Nota: un negacionista no es alguien que niega la realidad del cambio climático -a estas alturas, ya nadie lo hace-, sino alguien que se rehúsa a atribuirle a las acciones humanas la capacidad de causarlo. Y lo hace a pesar de todos los consensos científicos al respecto y a pesar también de que esa es, precisamente, la premisa en la que se basan las negociaciones internacionales desde hace dos décadas. Es decir, alguien que les diría a todos los delegados reunidos hoy en Lima que mejor se vayan a su casa, porque su reunión es boba y ellos también. En las páginas del diario de mayor circulación en el Perú).

"váyanse a su casa, bobos"

Belaunde inicia su perorata anotando un problema real, aunque sólo marginalmente conectado con lo que se discute en la COP: muchas ciudades del Perú no cuentan con rellenos sanitarios, los residuos tóxicos no se procesan adecuadamente y  "el hollín, el monóxido de carbono y el azufre agobian a vecinos y transeúntes en las principales ciudades peruanas". Hasta ahí, más o menos.

Pero, claro, los "residuos tóxicos" a los que se refiere son los de "hospitales" (es decir, mayormente servicios públicos), "curtiembres" y "tintorerías" (mayormente, pequeños negocios). La basura es la que generan los ciudadanos. El hollín y el monóxido de carbono se mencionan sin alusión a los combustibles fósiles de los que provienen y a las industrias basadas en ello. Ya veremos por qué.

El problema, insiste este columnista, es la "desbordante ineptitud" de las autoridades ambientales, que en vez de resolver esta situación se dedican a  hacer "alharaca sobre el asunto de la minería informal" y a impulsar "esotéricas discusiones sobre el supuesto origen antropogénico del cambio climático".

"alharaca antiminera"

Dos pájaros de un tiro ahí, debe creer Belaunde. La mención a las actitudes del gobierno con respecto a la minería informal (que extrañamente unas líneas más tarde redefine como "alharaca antiminera", término este último no comunmente asociado con el tema de la informalidad) le sirve para alinearse con el relanzado Hernando de Soto en su reciente polémica con el ejecutivo: "La incapacidad, la mala fe o la flojera han inducido a la burocracia a descalificar de plano a todos los pequeños mineros (...) Hernando de Soto estima que se requieren invertir unos 80.000 dólares y cuatro años de trámites para lograr la formalidad". Y también le sirve para entrar en el que parece ser su tema de fondo: la teoría conspirativa. Con esta perla:

"A los inventores de este sistema de exclusión social la pobreza de miles de compatriotas parece tenerlos sin cuidado. Sorprende, en cambio, la diligencia para con los patrocinadores que desde ONG ambientalistas digitan sus actos".

De ahí a la descalificación de los consensos científicos y políticos sobre el cambio climático hay un solo paso. Un paso que Belaunde da enseguida. 

En opinión de este opinólogo, las ONGs que "digitan" los actos de alguien no especificado  (¿el Minam? ¿La ONU? ¿Los gobiernos del planeta? ¿Los científicos del IPCC? ¿Todos ellos?) cuentan con otro as bajo la manga, además de su lucha "antiminera": la idea del cambio climático antropogénico. Es un complot (uno en el cual, al parecer, participan 97% de todos los científicos del mundo).

Y no se trata de un complot cualquiera, sino de uno diseñado para mantener el pie de la opresión firmemente plantado en el cuello de todos los peruanos, dice un súbitamente antiimperialista Belaunde. La "suposición arbitraria" de las contribuciones humanas al cambio climático

"...puede resultar enormemente perjudicial para el interés nacional si terminara resolviéndose en la eventual restricción del consumo de hidrocarburos, es decir, entorpeciendo nuestros esfuerzos para alcanzar mejores niveles de vida".

He ahí pues el quid de la cuestión. Al debate sobre el calentamiento global Rafael Belaunde contribuye esta idea desde su tribuna en El Comercio: hay que consumir más hidrocarburos, no menos. 

tintorerías y curtiembres en acción.

¿Dije que esta columna se las arreglaba para ser malintencionada? Ajá: Lo que se presentaba como una defensa de la salud de los peruanos afectados por la basura y la contaminación, se revela más bien como una defensa de la industria de los combustibles fósiles, basada en la afirmación (esta sí arbitraria) de que sin esa industria no hay desarrollo. Y esto mientras la posibilidad de un desarrollo alternativo es precisamente uno de los temas en debate ahora mismo en la COP20, un debate al que el columnista se niega sin dar mayor explicación. Porque le parece nomás.

Pero como ningún conspiranoico puede dejar las cosas ahí, Belaunde se despide con otra joyita. Antes de recomendar a las autoridades peruanas que se dejen de "elucubraciones climáticas" y se dediquen más bien a recoger la basura, nos dice esto:

Nadie en su sano juicio puede desentenderse de los problemas ecológicos. Pero de allí a terminar como títeres de manipuladores foráneos y fundamentalistas hay un gran trecho.

Manipuladores foráneos y fundamentalistas, señores de la COP20. Ya lo saben. Eso es lo que les dice un columnista destacado en el diario que se promociona como "decano" de la prensa nacional. ¿Un poco de criterio editorial en las páginas de opinión sería demasiado pedir?

manipuladores y fundamentalistas en pleno complot


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