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"Me gusta la posibilidad de llegar a un momento en que una imagen no signifique absolutamente nada"

Una conversación con Angela Caro sobre el particular universo de Objet-Fantôme, su proyecto de alteración y collage de ilustraciones antiguas.

Publicado: 2014-11-29

Angela Caro Córdova (Lima, 1974) se formó originalmente como fotógrafa, luego estudió técnicas de serigrafía y diseño digital. Ha trabajado en proyectos de recuperación de archivos fotográficos, como Jefe del Proyecto de Recuperación del Archivo Histórico Fotográfico del Diario El Comercio, asistente de recuperación del archivo fotográfico del Museo de Arte de Lima. Participó también en la recuperación del Archivo Fotográfico TAFOS. Su obra se ha expuesto en distintas galerías de Lima y en 2012, participó en Poisson Soluble Nº8 (España), proyecto a cargo de Pierre D. La, en homenaje a Alfonso Buñuel, arquitecto, diseñador y artista afiliado con el surrealismo (y hermano menor de Luis). En el 2013, su obra apareció en La Revolution Surrealiste y Catalog Magazine.  

Desde 2007 desarrolla el proyecto personal Objet-Fantôme, basado en la creación de objetos y alteración de ilustraciones antiguas del periodo comprendido entre 1850 y 1920. Su trabajo se introduce dentro del universo prefigurado por Max Ernst, la poesía surrealista europea, la estética victoriana, la infancia, los espectros, la filosofía de los juguetes, los autómatas, las miniaturas, los dioramas, la arquitectura de las sombras, la fotografía, los gabinetes de curiosidades, la nostalgia por el pasado y las invisibilidades.

Objet-Fantôme cuenta actualmente con las siguientes series: En el laberinto del Sueño, Tratado de las Siluetas, Contributión à la théorie de la magie, Nocturna Artificialia, Petite Anatomie du Papier, Objetos del deseo y Théorie des catastrophes.

Conversamos con la artista respecto del íntimo universo que plasma en Objet-Fantôme y el destino incierto de las creaciones del hombre.


Quisiera empezar la conversación hablando de cómo llegaste a Objet-Fantôme, ¿Cómo te decantas por un trabajo tan lleno de sutileza? Es bastante distinto a lo que los artistas quieren producir, en el sentido de obra que los visibilice. Me parece que, en ese sentido, hay una cierta ética de trabajo y producción dentro del proyecto.

Hay pocas palabras que pueden definir verdaderamente la esencia de una persona. Toma algún tiempo llegar a encontrarlas. Objet-Fantôme nace de la sensación personal de no sentirme de este tiempo ni de este lugar. Todas las personas tienen un tiempo simbólico. Unos viven en el presente, algunos se adelantan a su futuro, y otros, viven en el pasado. Yo pertenezco a estos últimos. Además, creo que nunca fui joven, sino más bien, una persona “antigua”. Por otro lado, O-F hace referencia a la clasificación de los objetos surrealistas que realiza Salvador Dalí. Simbólicamente, me gusta pensarme como un objeto fantasma, obligado a salir de su tiempo para estar en este. Lo cual explicaría mi pasión por los objetos (antiguos) y por las invisibilidades. 

El acto creativo debe ir de la mano de un tiempo prolongado. Este es necesario para aprender y demostrar el dominio de una técnica y traducirlo en el tratamiento estético y teórico de un tema. Toda obra es una confesión, la develación de una parte del artista; es una vitrina de obsesiones, es incluso, la historia de una vida, moldeada por la ubicación temporal, social, geográfica y climática, entre tantas cosas.

Me gusta creer que mis objetos son reales porque no pretenden ser develados por muchas miradas. Un exceso de miradas, pueden ocasionar su desgaste. Llegan por si sólos a donde deben llegar. Por ello hago pequeñas series de tiraje limitado que entrego personalmente a sus poseedores. Renuncio a las galerías comerciales pues les generan un agudo dolor a mis delicadas piezas. Incluso, a veces fantaseo poéticamente con su total desaparición al llegar mi muerte. No me creo la figura de “artista importante” porque no voy en busca de un reconocimiento. Me basta saber lo que soy en base a mis obras, a disfrutar de su proceso y que otros, puedan sentirse de alguna manera, identificados con ellas. Soy intolerante a los puntos de vista superficiales. Los cuales, en el mundo del arte como en la vida, suelen abundar.

de la serie Nocturna Artificialia (8 ilustraciones) / © Objet-Fantôme.

El primer referente en el que puedo pensar son Las Novelas en Imágenes de Max Ernst, ¿qué otros referentes son parte de Objet-Fantôme?

Mi primer referente es Max Ernst. Por varias razones. Al igual que él, mi primer contacto con la pintura fue a través de mi padre. El suyo trabajaba en una acuarela titulada “Soledad” (esta representaba a un monje leyendo, rodeado de hojas de hayas, reproducidas con mucha minuciosidad) y mi padre, trabajaba en un gran óleo que mostraba tres cilindros de petróleo, ya en proceso de deterioro. Esa fue la primera vez que me hice consciente del acto del dibujo, en el momento, en que él se hallaba raspando la superficie de un área de la pintura y yo traté de imitarlo. Asi que imagino, mi conexión inicial con el acto del dibujo, fue una experiencia de violentización al material, que más tarde se uniría al reconocimiento de la representación hiperrealista de la belleza del deterioro y la muerte.  

Mis objetos y demás obras, a pesar de su sutileza y apariencia lúdica, poseen en su origen, una esencia oscura; nacen de la confusión y el descubrimiento durante mi infancia, de un mundo incomprensible poblado de imágenes y lecturas, que inició en mí la pasión por la poética de la imagen.

Ernst vuelve a ser un referente porque busco ilustraciones que daten de principios de 1800 a 1920s. Temas de estética victoriana, crímenes policiales, anatomía, siluetas, vestimenta, etc; que luego serán escaneadas. Voy en busca de ellas por diferentes lugares de la ciudad, en viajes y claro está, en internet; aunque este es un proceso más riguroso y disciplinado.

Réve d'une petite fille qui voulut entrer à la Salpetriere (Serie de postales numeradas)  / © Objet-Fantôme.

Digitalmente, desarmo estas imágenes para poder reconstruir otra composición que vaya de acuerdo al concepto que me plantee. Es la parte del proceso que más me gusta: el acto de destruir una realidad para construir otra; hasta ese instante, aparentemente inexistente. También tengo obras en donde uso papel para armar escenas a partir de la técnica del calado y el manejo del bisturí. Estas suelen llevar mucho tiempo y paciencia debido a la fragilidad del material y al tipo de detalle que deseo conseguir.

Y finalmente, una parte de mi trabajo se denomina Objetos del deseo. Una serie intermitente, que tiene su propio tiempo de creación. Es una mezcla de mis técnicas de ilustración, adecuadas a jaulas, pequeñas cajas, terrariums; en fin, a todo tipo de objeto contenedor que nos remita al pasado.

Mi otro referente e igual de importante es el mundo de la literatura. Son muchos: están César Moro, Louis Aragón; Paul Eluard, Desnos, Bataille, Breton, Cravan, Gherasim Luca, Didi-Huberman, Henri Michaux; Rilke, Artaud, Sebald, Bruno Schulz, W. Benjamin, Raymond Roussel, Nerval, Walser, Unica Zürn, Fleur Jaeggy, Natalie Sarraute, Ana María Negroni, entre otros.

Pero en este momento particularmente, voy de la mano de Clement Rosset, Marcel Jouhandeau, y Michel Houellebecq.

Además de los referentes artísticos, ¿qué inspira Objet-Fantôme? ¿Cuál es el estado emocional en que trabajas?

Mi fuente de inspiración, personalmente se encuentra en el silencio y en los espacios vacíos. En la soledad. En el azar del encuentro con un objeto; en los viajes, en los anticuarios y gabinetes de curiosidades, en la estética de una caligrafía, la poesía, los mecanismos miniatura de cajas musicales, la melancolía por la infancia; la arquitectura de las sombras, los pianos como escondites secretos; las casas antiguas en las que nadie desea vivir y en la belleza de las almas heridas. Son muchas cosas, pero ante todo, depende de la calidad del estímulo que experimente y del hecho de saber, como dice Jouhandeau, que “nada es verdad el tiempo suficiente como para que podamos ser conscientes de ello”. 

Trabajo en un estado de pasividad aparente. Si bien, necesito del silencio y de la calma durante mi proceso de elaboración de las obras; el preámbulo para cada una de ellas, es un conflicto de ideas como estímulo, una suerte de iniciación en la poética de las catástrofes. Creo fielmente, que la sublevación de un objeto, radica en su silencio y en su inmovilidad. Pero para que ello funcione, el objeto debe ser contenedor de un estímulo cuya intensidad sea necesaria de reprimir bajos sus formas.

Objeto del Deseo Nº6 (edición de 13 ejemplares) / © Objet-Fantôme.

Tanto Incluir texto como la factura técnica, permite construir un discurso que a la vez lo inserta dentro del Arte con mayúscula y elude esa misma categoría. ¿Dónde sitúas tú a Objet-Fantôme?

Se me hace complejo situarme o categorizarme bajo parámetros específicos de la creación artística. Diría que en mi proceso de creación, hay una fuerte influencia de lo clásico que va a la par del uso de herramientas o técnicas contemporáneas digitales. 

Confieso ser obsesiva por la estética de la imagen y defensora de la idea de que la validez de una obra depende de su calidad técnica y de la capacidad de conmover la mirada. 

"J'ai tant de raisons de me perdre" / © OBJET-FANTÔME.

Pero también, del otro extremo, me gusta la posibilidad de llegar a un momento en que una imagen no signifique absolutamente nada. Presenciar o crear una obra cuyo objetivo sea el inicio de la anulación de la mirada. Por ende, el principio de la desaparición de toda imagen. Al menos, como la conocemos.

Pero de uno u otro lado, quizá lo que mejor me pueda definir es el acercamiento al mundo de la ficción, el interés por lo aparente y por todo aquello que difícilmente pueda develarse.

Usar imágenes de la época victoriana y de principios del siglo XX es algo que se ve mucho ahora. Hay un revival de esa estética. Siento que en tu trabajo, a diferencia de otros en los que se usa estos mismos referentes, logras construir un discurso y una narrativa. Eso le da una densidad distinta. ¿Qué piensas de eso?

Para entender porque las imágenes victorianas pueden funcionar como una moda nada más y en otros casos si se puede rescatar realmente la esencia de la estética de esa época, hay que pensar en los puntos de partida. Max Ernst explica que a la hora de hacer sus collages, no dejaba ni un solo espacio vacío a la mirada. Incluso los espejos o los cuadros estaban alterados, entonces la mirada no tenía por donde escapar del drama o la tragedia que sucedía en la parte central de la habitación. Básicamente lo que explicaba era lo que sucedía en un momento bien específico, que era la represión sexual a la que estaban expuestas las mujeres. Este espacio represor transmitía esa esencia de incapacidad de escape a la mirada. Algo de eso hay en mis objetos, en el sentido de que todo acto creativo debe partir de una tensión. Para mí la idea de estabilidad para poder crear no funciona muy bien. De los ambientes positivos pocas cosas salen. Porque genera un ambiente de demasiada calma. Creo que esa calma es necesaria para la contemplación, pero no para el acto creativo. Se debe generar un conflicto para que eso tome forma.

© Objet-Fantôme .

La idea detrás de estas imágenes no va por la parte simple o bonita de la vestimenta; sino por la parte trágica que hay detrás de cubrir absolutamente el cuerpo, por ejemplo, o transformar a la mujer como un espacio mitológico que representaba lo peligroso. Esto no proviene de un discurso feminista; aunque está muy de moda, lo mío no va por ahí. Si, así como en el mundo del arte el cuerpo femenino quizás ha sido una de las cosas más representadas, me interesa seguir con eso por la combinación de la fragilidad y lo siniestro que hay en la representación del cuerpo femenino. Sin ir muy lejos, cuando hacen una muñeca, está de por sí ya es un espacio que evoca lo siniestro. No porque quiere parecerse a un ser humano, sino porque es un espacio vacío. Si llevamos ese espacio a un análisis más profundo, ese objeto que quiere parecerse a la mujer, no crea vida y no proviene de ninguna madre. Entonces es un espacio trágicamente melancólico.

Creo que todas las imágenes se reviven en algún momento, porque el ser humano no es tan novedoso. Sobre todo ahora que estamos totalmente conectados, comprobamos que nuestras ideas no son tan originales. La cuestión va más por cómo se estructuran las imágenes existentes para encontrar lo que yo llamo "la poética de la imagen". Saber qué cosa va con qué, como conversan ciertos elementos y bajo qué nueva estructura se pueden presentar. Lo otro sería un uso azaroso, si ningún sentido. Algo que se encuentra bastante en el collage, donde es evidente que falta algo. Tiene que ver con la estructura de orden mental que uno tiene, de la idea de composición. Es bien complejo de explicar; uno puede estar parado frente a una obra de arte y verla completa mientras que otra persona sentirá que ha faltado algo, pero eso ya es estructura compositiva de orden mental.

Has mencionado la necesidad de un estado conflictivo para trabajar, ¿sientes que por momentos tienes que crear ese estado o forzarlo?

Seria muy artificial crear un conflicto. En verdad basta cruzar la puerta y entrar en Lima, que es un espacio conflictivo. Va más por un conflicto de ideas. De constantemente replantearse cosas y eso básicamente empieza, para mí, en la lectura. Si bien provengo de la fotografía, mi mayor influencia viene de la literatura. El mundo de las imágenes deviene del acto de leer. No tanto de verlas, sino de generarlas mentalmente. Podría citar más escritores o filósofos que artistas o fotógrafos como punto de partida. El conflicto va más por no creerme lo que veo. Mi punto de partida es la ficción, mi creencia es la ficción así que constantemente trato de generar algún tipo de alteración en la realidad. Eso va de la mano de un proceso lúdico; el acto creativo si bien tiene una parte necesariamente destructora, porque para crear algo hay que desarmar lo conocido, la otra parte está dada por la idea de juego.

de la serie Contribution à la Théorie de la Magie (13 IMÁGENES) / © Objet-Fantôme.

Cuando hablas de la atmósfera siniestra que tiene la época victoriana y especialmente a como se planteó la sexualidad femenina en ese momento; en el fondo hay algo bastante más perverso de lo normalmente entendemos. Siniestro tal vez es una palabra suave para describirlo.

Lo siniestro va porque reconoces algo familiar en esa atmósfera, pero sabes que hay algo más que no se ve, se presiente. Esto se describe, por ejemplo, cuando se hace esta diferencia entre la realidad y lo real. A lo real somos incapaces de llegar, pero podemos presentir que detrás de esos velos existe algo mucho más complejo que quizás nos anularía. Lo siniestro es el reconocimiento de algo que existe, pero es imposible llegar a él. Creo que de ahí parten las obsesiones.

de la serie Petite Anatomie du Papier / © Objet-Fantôme.

No te defines como una persona nostálgica sino como una persona antigua y eso tampoco tiene que ver con un conjunto de costumbres determinado.
En este caso es más una percepción del tiempo simbólico que todos realmente poseen. Desde la apariencia física hasta realmente saber que uno pertenece o no al presente. Es una latencia. ¿Tu dirías que eres del presente? Todos tenemos un gusto por un espacio temporal, más allá del espacio histórico. Si me veo al espejo veo una época pasada.
Me gustaría volver sobre la idea de que la forma ideal/final de tu trabajo implica su desaparición.

Es una fantasía, la idea de que en el momento en que uno desaparece de la tierra todas sus creaciones se desvanecen. Me gustaría poder llevármelas en realidad. Es un acto de egoísmo, no dejar ninguna huella. No sé si tenga que ver con esta idea de que los objetos están hechos para desaparecer, así sería solamente adelantarles el tiempo. Quizás por eso muchos artistas han decidido quemar sus obras, que es lo más subversivo que se puede hacer. De alguna forma el artista siempre odia su obra. Esto es un cliché: La pelea del acto creativo, nunca estar satisfecho con lo que se ha creado. Pero la subversión de quemar algo va más allá, rompe con un posible valor monetario. Así como se puede crear, se puede destruir. Esto de algún modo cerraría el círculo creativo.

Objeto del Deseo nº1 / © Objet-Fantôme.

Pero también una vez que está hecha, uno ya no es dueño de la obra. Esta cobra una vida propia.

Sí, es verdad. Ese objeto puede escaparse de mis manos e ir a parar a otra persona, entonces ya su destino es otro. Aun así creo que el azar puede tener juegos muy interesantes. Creo que es lo que puede explicar que muchos objetos se pierdan, que muchas obras de arte desaparezcan. Poseer un objeto no te da la seguridad de que lo vas a tener siempre. El objeto puede por sí mismo decidir desaparecer y traspasar la época.



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Escrito por

Andrés Hare

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Publicado en

Redacción mulera

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