El descubrimiento ocurrió en enero de 2013, en las instalaciones correspondientes a las áreas de conservación y almacén de objetos del complejo monumental de Angkor Wat, en Camboya.
El encargado de rescatar del olvido aquella arcaica pieza de piedra fue el arqueólogo matemático Amir Aczel. Alguien que ya había intentado dar con ella en más de una oportunidad, aunque nunca con suerte. Hasta entonces.
Aczel, que sobre el tema escribió el libro Finding Zero, ha relatado su periplo a la revista del Instituto Smithsoniano. En su declaración señala que a lo largo de los años, además de revisar viejos documentos en bibliotecas de Londres y Delhi, viajó a Camboya cuantas veces se lo permitió su presupuesto.

la estela k-127
(foto: www.smithsonianmag.com/)
Lo que buscaba con insistencia era una estela catalogada como K-127. Dicha estela había sido identificada como una factura de compraventa por el investigador francés George Coedès, en 1931. Existían en la inscripción referencias a esclavos, bueyes y sacos de arroz.
Si bien no se la había descifrado por completo, se reconoció un claro 605. Se trataba del año. Y no de cualquier año, sino de uno perteneciente al calendario antiguo, que equivaldría al 683 después de Cristo.
El cero más antiguo conocido en Occidente era un un círculo inscrito en un templo de Gwalior, India. Aunque era del siglo IX. Por lo que la inscripción camboyana resultaba ser más antigua.

el pequeño círculo en medio de la imagen era el cero más antiguo conocido
(foto: ddkosambi.blogspot.com)
Sabido es que en la civilización maya se tenía un guarismo para la nada. Pero esta invención nunca cruzó los mares. Las culturas antiguas europeas, como los griegos y los romanos, no utilizaban el cero.
Será recién en el siglo XIII que Occidente comience a valerse de él: Leonardo Fibonacci, natural de Pisa (Italia), lo había aprendido de los árabes. Los cuales lo habían traído de Oriente, de sus recorridos por la península india. Así que el nacimiento del cero debía encontrarse en algún lugar al este.
El matemático indio Brahamagupta, quien vivió entre 598 y 668, fue el introductor del número cero, en tanto definición de una cantidad nula. No debe extrañar que este concepto surgiera en el seno de la filosofía hindú, tan afín a las ideas de vacío, nada y nulidad.

aczel y k-127
(foto: www.phnompenhpost.com)
Retornando a Aczel, el principal obstáculo que debía enfrentar era que se desconocía el paradero de K-127. Durante el régimen de los Jemeres rojos la pieza se había extraviado.
Afortunadamente, cuando su bolsillo lo obligaba a rendirse, una beca le permitió seguir con la búsqueda. El apoyo del Ministerio camboyano de Cultura le abrió las puertas del lugar donde encontraría a la estela.
Por supuesto, no sería algo tan sencillo. Debió ubicarla entre más de 10 mil objetos allí resguardados. Tras más de dos horas, Aczel tuvo ante sí a K-127. La inscripción con el cero más antiguo que se haya escrito había sido recuperada.