Una mañana ocurrió uno de los sucesos más terribles que puede darse al interior de un museo. En el Metropolitano (MET) de Nueva York, el día 6 de octubre de 2002, un pedestal cedió al paso de los años. Su carga no era cualquier pieza. Era una escultura realizada en 1490 por el veneciano Tulio Lombardo. La figura representada era la del primer hombre sobre la tierra: Adán.

Más de 500 años de arte se vinieron abajo y terminaron convertidos en una veintena de fragmentos de mármol dispersos como si de cualquier material más se tratara. Un enorme reto se presentaba para los restauradores de uno de los museos más icónicos de la nación norteamericana. Fue así que con paciencia recuperaron los 28 bloques en que se dividió la escultura, así como cada uno de los fragmentos en que se deshizo el desvencijado cuerpo de Adán. 

Se propusieron recuperar la belleza presente en sus proporciones. 

Parecía algo de nunca acabar. Pero gracias al estudio y aplicación de modernas tecnologías lo consiguieron. Solo les tomó doce años hacerlo.

En el siguiente video, compartido en la página web del Museo, sintetiza en unos minutos la esforzada labor que sus restauradores llevaron a cabo: ahora Adán ha vuelto a ocupar el lugar que le correspondía.


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