El turismo sexual ha desbordado los límites en América Latina. No solo se subastan mujeres, sino que ahora involucra a menores de edad. El turismo sexual infantil se ha convertido en el mercado negro favorito en varias ciudades de la región latinoamericana, especialmente en sectores en los que se vive en situación de pobreza extrema.
Una de esas ciudades es Medellín (Colombia). Según informa la revista Vice, en los últimos años, han proliferado bandas callejeras organizadas que reclutan niñas vírgenes, menores de 10 años para venderlas al mejor postor, quienes son, en su mayoría, turistas adinerados.
¿Cuáles serían los 'anzuelos'? Dinero, ropa y comida. En algunos casos el negocio simplemente se hace directamente con la familia: las bandas ofrecen comprarles la virginidad de sus niñas a un precio alto. Sin embargo, una vez dentro del negocio, la situación infernal no acaba nunca: luego de ser vendidas, quedan atrapadas en el tráfico sexual el resto de sus vidas, indica la periodista Grace Wyler.
Cuando son vendidas a bandas, estas las ofrecen por medio de catálogos a potenciales clientes que pagan precios de hasta 2,600 dólares. Luego de ser compradas, las niñas pasan de uno a otro vendedor. Es así como el negocio alcanza dimensiones internacionales: podrían salir de Medellín para venderse en el extranjero.
Este caso no es exclusivo de Colombia. Perú es también un foco de venta de niñas vírgenes en el mercado negro sexual. Existen algunas similitudes que saltan a la vista entre ambos países. La más grande tiene que ver con los niveles de pobreza.
Por ejemplo, en el Perú los focos más grandes de prostitución infantil están ahí donde la ley y la presencia del Estado son casi nulas: un caso significativo es la selva peruana, especialmente, Puerto Maldonado (Madre de Dios).
Guillermo Galdós, un reportero especializado en la trata de menores de edad, realizó un reportaje para la Channel 4 News, en el que muestra que el negocio sucio de la explotación sexual infantil en el Perú surge como consecuencia de las mineras ilegales, que estimulan la aparición de estos lugares improvisados que atraen a menores de edad para ofrecerlas no solo a los mineros, sino también a los turistas que llegan a pasar “un buen rato”. El anzuelo en este caso no es ropa ni comida, sino trabajo. Las menores llegan porque necesitan empleo y acaban siendo vilmente prostituidas.
Galdós realizó también un reportaje en Medellín, que muestra algo muy similar a lo que ocurre en Perú. El reportero considera que Medellín es "el burdel más grande del mundo". A continuación el testimonio del investigador en el siguiente video:
Pese a que Medellín es reconocida como una gran metrópoli, por su nivel de desarrollo turístico y número de habitantes, lamentablemente aún se ubica como una de las ciudades más desiguales en Colombia, donde 31% de sus habitantes viven en extrema pobreza. Es decir, sigue siendo la ciudad fortín del famoso narcotraficante Pablo Escobar, que hizo del lugar tierra de narcos. En ese sentido, la trata de niñas se desarrolla a la par con la venta de drogas a turistas que ven esa urbe como tierra de nadie. Como indica Vice, “el reciente incremento en el número de turistas extranjeros en Medellín ha constituido un repunte en la economía ilegal de la ciudad y ha convertido este destino en una atracción para el turismo de sexo y drogas.”
Pobreza y desigualdad son las causas principales de este mal que mantiene a muchas ciudades de América Latina en situación de marginalidad, apartadas de cualquier posibilidad de crecimiento económico y social sostenible.
- noticias relacionadas en lamula.pe
Madre de Dios: de la frontera a la excepción
En tiempos de prostitución globalizada