En una colección de lienzos que integra cualidades de artes tan distintas y complementarias como la fotografía y la pintura, el artista danés Johan Rosenmunthe presenta en Off II —título de la serie— a diversos individuos cuyas figuras aparecen completamente pixeleadas, todo lo contrario de los lugares en los que ellos se encuentran, representados con mayor precisión.
Rosenmunthe ha señalado que para la composición de sus cuadros utilizó imágenes de amigos suyos, a quienes conoció por Internet. Luego de distorsionar sus imágenes, las situó en contextos distintos a los que pertenecían originalmente. Sin duda, el hecho de que las personas luzcan de esa manera—irreconocibles, convertidos en segmentos de cuadritos desenfocados— resulta el rasgo más llamativo de estos lienzos, pero no el único.
Si nos detenemos en los escenarios que los albergan, notaremos que se tratan de rincones desolados, que si bien son utilizados recurrentemente, nunca son espacios para quedarse en ellos, son zonas de tránsito. De modo que en Off II las playas de estacionamiento o las partes posteriores de los edificios —e incluso en lugares aún más inhóspitos— ocupan una posición relevante.
En palabras del artista, "El proyecto mira directamente a la dicotomía de los procesos digitales y analógicas, yuxtaponiendo uno contra el otro, y desafía a los espectadores a dar sentido a lo que parece una imagen fracturada". Por lo que la suma de aquellas personas con aquellos espacios nos ofrece una imagen precisa del tiempo que vivimos, donde nuestros semejantes —en aparente cercanía— no son más que bloques de información digital, y los lugares en los que ellos —y nosotros— nos encontramos son zonas de paso, de un tránsito sin fin, y sin destino fijo.
Además, la serie de Rosenmunthe es una crítica directa al tipo de vida que tenemos hoy, en el que se privilegia —y nos conformamos con— las imágenes que nos llegan por una pantalla, lo que nos lleva a ignorar cada vez más aquella dimensión que alguna vez conocimos como la 'realidad'.
A continuación, una selección de la serie de Rosenmunthe: