La reciente elección de Evo Morales para un nuevo mandato al frente de la presidencia de Bolivia trajo una nueva sorpresa: por primera vez en la historia de dicho país un hombre abiertamente homosexual fue elegido diputado. ¿Qué nos dice este hecho de un país que hasta hace unos años tenía un presidente que culpaba de la homosexualidad a los pollos?
En realidad ya muchos han olvidado las desafortunadas declaraciones que el mandatario boliviano diera en abril de 2010, asegurando que el consumo de hormonas femeninas a través de los pollos eran las causantes de 'desviaciones' en los hombres. Y lo han olvidado porque el mismo Morales pidió disculpas por sus palabras y porque desde que se iniciara su primera gestión en 2006 el tema de diversidad ha sido una prioridad para su gobierno.
Algo de lo que da cuenta la periodista Dolores Curia en la publicación argentina Página12. "(...) un Estado que acusa recibo de la diversidad que lo compone, por lo menos desde la forma en la que se ha empezado a nombrar desde que lo conduce Evo Morales, o sea, como plurinacional".
Y es que en materia de diversidad sexual, el cambio es también significativo. La nueva Constitución proclamada en 2009 sanciona todo tipo de discriminación incluyendo de manera explícita la orientación sexual y la diversidad de género. Pasos importantes que sin embargo no pueden dejar de ser vistos como victorias a medias si tenemos en cuenta que aún no se promueve un proyecto de ley que legalice las uniones entre personas del mismo sexo, ni se consigue una Ley de Identitad de Género.
Pero el balance es positivo y da cuenta, al fin y al cabo, de un gran avance. Sobre todo si se echa un vistazo a la historia de la lucha de la población LGTB en Bolivia desde hace décadas. Una historia condensada en el libro "Memorias Colectivas", elaborado por los activistas David Aruquipa, Paula Estenssoro y Pablo Vargas.
Página 12 lo reseña así: "Memorias Colectivas marca una línea de tiempo de la diversidad, ilustrada y comentada, que va desde los ’50 hasta el presente: con imágenes encontradas de bizarras fiestas de disfraces que lucen hoy un efecto Instagram involuntario; las voces y las maneras de los primeros cantantes reconocidos de Sucre y La Paz que encontraban vía de escape a la heterosexualidad en el sopor de las chicherías; la presencia estelar en las fiestas populares de las travestis, inspiradas en las mallas y los pelucones batidos de las vedettes argentinas de los ’70; el gaycentrismo neoliberal y los concursos de reinas que hartas de la clandestinidad del sótano salieron a conquistar escenarios oficiales y tapas de revistas".
Y es que la publicación resulta valiosa en el contexto de cambio que se ha dado en Bolivia en menos de una década. Tiempo en el que se ha conseguido algo que en en el contexto de lucha de otras naciones continúa siendo solo una aspiración: que los olvidados, los discriminados, pasen al frente y tengan voz. La población LGTB sin duda se encuentra dentro de dicho grupo.
"60 años de historia condensados en 350 páginas no pueden no dejar de todo afuera. Por momentos se rescatan testimonios imperdibles de Chunchunas de barrio protectoras del joven vecinito sensible, alcaldes que osan encabezar marchas del orgullo y juramentos de amor eterno entre cholas, y por momentos gana un discurso más militante y enumerativo que ATP. Parte de estos contrastes parecen hablar de la relación algo esquizo entre el proyecto de Evo y los avances de los derechos lgbt, que cuenta entre sus primeros gestos amables a la Cumbre Social de 2006. En ella, además de presidentes latinoamericanos, por primera vez se integró a movimientos indígenas, de mujeres, agricultores, artistas y agrupaciones lgbt, y donde flameó bien a la vista la bandera de los siete colores, aplaudida por las masas que la confundieron con la whipala".
¿Por qué países que en el imaginario colectivo de la región son vistos como los más conservadores como Chile (producto de la dictadura de Pinochet) y Bolivia, avanzan hoy más rápido en términos de visibilización que el Perú? Porque es precisamente el hacerse visibles lo que lleva a conseguir leyes a favor de quienes por años han sido discriminados. El problema está en que por estos lares, muchos quieren leyes sin salir a luchar por ellas. Quizá y la falta de reconstrucción de una 'Memoria Colectiva' sea lo que nos debemos.
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