Marita Ibañez es una joven artista peruana que viene exponiendo su trabajo exitosamente en diversas ciudades de Latinoamérica y Europa. Con piezas gráficas en forma de rompecabezas, trabaja las técnicas de collage, ensamblaje y fotografía para llegar a resultados que se encuentran a medio camino entre lo figurativo y la abstracción, y que gravitan en torno a la apropiación —lúdica, amorosa, desenfrenada— de un paisaje urbano caótico y multicultural que a menudo se identifica no solo con la realidad urbana de nuestro país, sino también con la de muchos otros países de Latinoamérica.
En su obra, la artista descompone la ciudad y la vuelve a armar yuxtaponiendo una multiplicidad de puntos de vista con suma libertad formal, a la vez que explora temas clásicos de la vida limeña como las grandes oleadas migratorias y el desorden demográfico. Fascinada por los paisajes híbridos, la arquitectura enrevesada y las coloridas fachadas de las viviendas de los distritos con mayor influencia migratoria, Ibañez nos propone una imagen juguetona de la ciudad que se arma y desarma con el paso del tiempo, a la vez que exalta los valores de la observación y del diálogo abierto en vista del análisis y el auto reconocimiento de los ciudadanos dentro del espacio que compartimos.
foto: difusión
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Hace poco, la artista fue invitada por Luis Stephenberg, el director de la Bienal de Arte Latinoamericano del Bronx, a ser parte de este estimulante encuentro que tiene como objetivo promover el trabajo de los artistas de América Latina en Nueva York. Aprovechando la ocasión, LaMula.pe se puso en contacto con ella y le formuló una cuantas preguntas a propósito de su proceso creativo y el significado de su producción.
- Tu producción artística está íntimamente ligada al explosivo crecimiento de Lima en las últimas décadas: incluso cuando algunos de tus collages están cerca de la abstracción, siempre se mantienen perceptiblemente anclados en una imaginería urbana local. ¿Cómo se inicia esta singular exploración creativa de la ciudad?
Creo que las ciudades son más que las edificaciones; creo que lo genera la personalidad de una ciudad es la gente, y es precisamente por eso que mi interés arranca de dos maneras y al mismo tiempo:
1. Los recorridos que realizaba desde mi adolescencia por la ciudad. Vivía en Pueblo Libre y estudiaba en La Molina, luego, vivía en Chaclacayo y estudiaba en San Miguel. Si bien estos no son los recorridos más dramáticos, fueron suficiente para tenerme pegada a la ventana cual pantalla de televisión. Me parecía fascinante como en cuestión de horas la ciudad podía transformarse tanto, cambiar de maneras muy drásticas. Esto hacía que yo imaginara las historias, construyera mapas en mi cabeza y observara las características y diferencias de cada parte de Lima.
2. Identificarme como limeña. Soy la primera generación nacida en Lima de toda mi familia. Mi familia paterna es arequipeña y la materna de La Libertad. Mis padres llegaron a Lima de pequeños y crecieron "entre aquí y allá", y yo crecí de la misma manera. Naciendo en Lima pero con tradiciones de todas partes. Mi caso no es particular, la mayoría de limeños somos eso, una amalgama de visiones del mundo, de tradiciones y de historias. Y es ese colectivo lo creo que habla de Lima y lo que genera mi interés por ver y escuchar más.
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- Tu proceso creativo incluye a menudo el uso de software para manipular y editar imágenes. ¿Cómo describirías tu relación con estas herramientas? ¿Qué es lo que le han aportado a tu producción y cuáles son los límites que te plantean?
Mi proceso de trabajo siempre ha sido muy lúdico; comencé a trabajar con lo digital porque quería ver todas las posibilidades que tenía una historia/paisaje. Nunca he dejado la parte "analógica", siempre dibujo y casi siempre mis trabajos tienen algo de eso. Considero que el principal aporte que estas herramientas han generado en mi trabajo es el de poder experimentar todo lo que yo quiera y trabajar a una velocidad que me permite generar proyectos grandes en un tiempo menor. Un ejemplo de eso son los lasers con los que corto mis piezas: antes eran cortadas a mano, el proceso era muy lento y no llegaba a la calidad y/o pulcritud que yo esperaba; con el laser en cambio puedo tener todo cortado en una tarde. Por supuesto, esto ha hecho que planifique mucho más lo que voy a generar ya que la velocidad de estos procesos industriales no me permite hacer muchas variaciones en el proceso. Ahora que estoy haciendo experimentaciones volumétricas o en mis proyectos escenográficos, sí regreso a las maquetas porque la pantalla no me deja tan tranquila, necesito ver y tocar.
- Has tenido la oportunidad de exponer tu trabajo en numerosas galerías de América Latina, Estados Unidos y Europa. ¿De qué forma consideras que ha impactado en ti este contacto permanente con la producción y la mirada de artistas de otras partes del mundo?
Creo que lo principal es y ha sido la retroalimentación. Si bien la mayoría de mi trabajo está basado en Lima, sí he podido trabajar con referencias de otras ciudades y es muy interesante poder hablar de la idiosincrasia de nuevos lugares tomando mis imágenes como punto de partida. Me interesa mucho un tipo de imagen que genere diálogo porque abre nuevos puntos de vista y conclusiones a los que probablemente no hubiera llegado ni llegaré sola. Desde temas técnicos hasta de discurso, encontrar las similitudes y diferencias entre espacios, ciudades, lugares, abre todo un nuevo panorama para mi. Poder ver y escuchar como otros entienden la ciudad o mi ciudad es siempre enriquecedor.
(Foto de portada: Illariy Ortiz)
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