El 9 de Noviembre es el día elegido por el gobierno catalán, liderado por su presidente, Artur Mas, para sacar las urnas a la calle. Su intención es hacer dos preguntas. La primera: “¿Quiere usted que Cataluña se convierta en un Estado?”. A continuación, si la respuesta es afirmativa, se deberá contestar a una segunda interrogante: “¿Quiere usted que este Estado sea independiente?”.   

La consulta ha sido convocada de manera unilateral por el gobierno regional catalán, ya que el gobierno de España se opone a cualquier tipo de consulta, sea o no vinculante, basándose en que la constitución española de 1978 -vigente hasta ahora sin apenas cambios- instaura el Estado de las Autonomías y la indisoluble unidad de la nación. Por ello, el gobierno de España afirma que no hay margen para la consulta, y la tacha de antidemocrática.

foto: the independent

En el lado opuesto se encuentra el gobierno catalán, que mantiene que ninguna constitución democrática puede prohibir que la gente exprese, mediante su voto, sus opiniones e inquietudes. Para las autoridades catalanas, el objetivo de la consulta es simplemente que el pueblo pueda tener voz en este proceso soberanista, para permitirle a su al gobierno actuar de una u otra manera en las futuras decisiones políticas.

Las elecciones anticipadas que se celebraron en 2012 afianzaron el independentismo en el panorama electoral. CiU, comprometida ya para entonces con el independentismo y con la promesa de celebrar el referéndum, fue reelegida como la primera fuerza política. ERC, partido históricamente independentista, registró un aumento espectacular: pasó de los 10 escaños que obtuvo en 2010 a 21, confirmándose como tercera fuerza política en número de votos.

En las últimas semanas el independentismo ha sufrido dos contratiempos. El Tribunal Constitucional, institución que no es famosa precisamente por su celeridad en las resoluciones, tardó menos de 6 horas en suspender por unanimidad la consulta soberanista, por lo que si esta se llega a producir, se hará de forma ilegal. Por otra parte, Jordi Puyol, ex presidente de la autonomía catalana durante 23 años y símbolo de la libertad, democracia, y el independentismo, ha reconocido que ocultó su fortuna en bancos de Suiza y Andorra durante 34 años. Hoy, Puyol se encuentra involucrado, junto a varios de sus hijos, en una investigación judicial que podría resultar en su condena a prisión (la cual no cumpliría debido a su avanzada edad).

Parece casi imposible que el presidente de España, Mariano Rajoy, y el de Cataluña, Artur Mas, lleguen a un acuerdo dentro de lo que se ha denominado “la tercera vía”, que consistiría básicamente en llegar a un acuerdo fiscal con Cataluña y otorgarle algunas competencias extras en temas de educación, lengua, cultura y justicia. Esto le permitiría continuar siendo parte del estado español, pero manteniendo cierta independencia frente al resto de España.

artur mas, presidente de cataluña. Foto: the independent

Esta “tercera vía” presenta también algunos problemas. Significaría beneficiar a una comunidad frente a otras, que reclamarían el mismo tratamiento. En especial, podría ser una oportunidad para el País Vasco, donde el independentismo tiene considerable peso.

No parece que ninguno de los dos bandos vaya a ceder a estas alturas de la confrontación. Sus posiciones se han distanciado cada vez más y se han consolidado en extremos opuestos. Llegados a esta situación, cualquier paso atrás sería visto como una debilidad y podría destruir la carrera política de quien ceda en este desafío.

Quien más tiene que perder en Artur Más: podría terminar contemplando una condena a 15 años de cárcel por delitos de prevaricación, desobediencia y sedición (alzamiento colectivo y violento contra la autoridad). Oriol Junqueras, presidente de ERC y líder político destacado del independentismo catalán, ha asegurado que “estamos convencidos de que nadie en España irá a la cárcel por votar”, y en relación a la suspensión de la consulta por el Tribunal Constitucional, ha hecho un llamamiento a la desobediencia civil. Ha llegado el momento de saltarse la legalidad española”, han sido sus palabras.

foto: tha independent

¿Por qué Cataluña quiere ser independiente?

El sentimiento soberanista ha existido en Cataluña desde el siglo XIX. Este sentimiento se ha acrecentado en las épocas en que su cultura, idioma, o competencia han sido prohibidas o denostadas.

Las políticas centralizadas del gobierno del PP, que le ha quitado competencias a las comunidades autónomas, sumadas a la grave crisis económica que ha sufrido España (una crisis especialmente dura con Cataluña), han resultado en un importante crecimiento del independentismo en los últimos años.

Artur Mas ha declarado en diferentes ocasiones que la intención de Cataluña es entrar en la Unión Europea, pero desde Bruselas se ha negado categóricamente esa posibilidad. Al independizarse de España, Cataluña quedaría automáticamente excluida de la UE, y la última palabra para aceptarla como estado miembro la tendría España, que no parece dispuesta a ponerle las cosas fáciles. Este tema lleva a otro: ¿Cómo quedarían las relaciones entre España y Cataluña?

Es una cuestión compleja, ya que aunque por parte de Cataluña apuestan por una relación cordial y de alianzas, la herida causada por la ruptura de la nación tal cual existe hoy en día no sería fácil de subsanar. El gobierno español puede ponerle a una Cataluña independiente serias trabas económicas, políticas y diplomáticas, azuzando el conflicto entre las dos partes.

Muchas empresas multinacionales ubicadas en Cataluña ya han anunciado que en caso de proclamarse la independencia, trasladarían sus sedes centrales a España. La cifra de estas empresas que migrarían de Cataluña podría llegar a las 6.000, según fuentes del gobierno español.

Otra cuestión polémica es la del deporte, en especial el fútbol. ¿Tendrá el F.C. Barcelona que abandonar la liga española? ¿Aceptarán los futbolistas dejar la selección española para jugar con la selección catalana? 

Gerard piqué y pep guardiola

El entrenador catalán Pep Guardiola, ex DT del Barcelona y ex capitán de la selección española, ha manifestado en múltipes ocasiones su preferencia independentista, y esta misma semana se publicó en The Independent el manifiesto “Darle a Cataluña su libertad”, impulsado por Guardiola y otras personalidades de la sociedad y la cultura catalanas. En el manifiesto, explican sus exigencias: “Nosotros los catalanes, junto con nuestro gobierno y las instituciones democráticas, queremos votar para que podamos decidir qué tipo de relación queremos establecer con España en el futuro”

Por su parte, Gerard Piqué, futbolista del F.C. Barcelona y de la selección española, asistió hace unas semanas a una manifestación el día de la Diada catalana, defendiendo la consulta soberanista. Esta actitud ofendió a muchos seguidores de la selección española, que incluso llegaron a pedir a su entrenador, Vicente del Bosque, que no lo volviera a convocar. Del Bosque hizo caso omiso a esta petición y defendió a Piqué afirmando que “no hablo con los jugadores de política. Veo a todos por igual y no distingo entre catalanes, vascos o madrileños”.

¿Hay una mayoría independiente?

Las encuestas no son claras en este sentido, y arrojan resultados significativamente diferentes. Según la última encuesta de Metroscopia, un 45 % de los catalanes están a favor de que se acate el fallo del Tribunal Constitucional, mientras que el 23 % cree que debería celebrarse la consulta, a pesar de la prohibición. Un 42 % de los encuestados aceptaría la “tercera vía” y tan sólo un 19 % apuesta por que las cosas sigan como están.

Otra encuesta, del diario La Razón, afirma que el 55,3 % no apoyaría una consulta ilegal y que un 62,5 % no apoyaría el independentismo, si eso deja a Cataluña fuera de la UE.

En contraposición, una encuesta ómnibus encargada por el Gobierno de Cataluña señala que el 60 % está a favor de la independencia, y el 74 % creen que debería realizarse la consulta.

El futuro de Cataluña es incierto. ¿Finalmente se atreverá Artur Mas a convocar la consulta? En el caso de que así sea, ¿está dispuesto el gobierno español a impedirla por la fuerza? Algunas de estas cuestiones se resolverán el 9 de noviembre. Pero pase lo que pase ese día, probablemente todavía queda un largo camino para que se encuentre una solución que satisfaga a todos. Si es que algún día se alcanza.

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