El matrimonio homosexual, la legalización del aborto y la despenalización de la marihuana son tres temas que las principales candidatas a la presidencia de Brasil –Dilma Rousseff y Marina Silva– trataron de evitar en los debates. Y tal vez no se hubieran referido al primero si no es porque el candidato del Partido Renovador Laborista Brasileño, Levy Fidelix, se manifestó en contra del matrimonio igualitario en términos reprochables. Luego de las críticas recibidas en redes sociales y medios de comunicación, tuvieron que condenar el discurso homofóbico, seguras de que ello no les quitaría votos de cara a las elecciones de este domingo 5 de octubre.

Matrimonio homosexual

Aunque el matrimonio entre personas del mismo sexo en Brasil fue aprobado en mayo del año pasado por el Supremo Tribunal Federal, los grupos de derechos homosexuales buscan que sea legalizado por el Poder Legislativo (lo que se hizo el miércoles pasado en Argentina, cuando se decidió que el matrimonio gay será parte del nuevo Código Civil aprobado). 

Además, abogan para que el Congreso apruebe una ley contra la homofobia (como sí hizo ayer Cataluña), proyecto que, aunque fue presentado en el 2006 sigue en stand by en el Senado, debido sobre todo a la presión de la bancada evangélica (que cuenta con 77 legisladores entre ambas cámaras).


Marihuana

La actual presidenta y candidata a la reelección es contraria a su legalización y está decidida a aumentar el combate al narcotráfico y la asistencia a adictos. Por su parte, Silva no descarta la despenalización siempre y cuando sea discutido en un referéndum, aunque no cree que el narcotráfico disminuya. 

SI bien ciudadanos y autoridades han visto con simpatía lo ocurrido en Uruguay, el gobierno insistirá en su política antinarcóticos, que no pocos analistas políticos consideran que es un fracaso. En Brasil, el consumo de cocaína y crack ha aumentado considerablemente.  


Aborto

A pesar de que la consideramos desde el exterior como una sociedad de 'mente amplia', la brasileña tiene mucho de conservadurismo, y la legalización del aborto no ha estado presente durante la campaña electoral. El aborto en Brasil sólo está permitido legalmente en tres circunstancias: cuando es consecuencia de una violación, cuando su continuación pone en riesgo la vida de la madre y cuando el feto es anencefálico. 

De acuerdo con indicadores de organizaciones no gubernamentales, en ese país se practican 850,000 abortos clandestinos anualmente. El Ministerio de Salud registra 1,500 legales, y cada año hay más de 250 muertes por intervenciones clandestinas.


La prudencia y conservadora postura de las candidatas no es gratuita. No han querido perder a sus simpatizantes y más bien han querido animar a los que están indecisos. Pero también es comprensible si se toma en cuenta la reciente encuesta que llevó a cabo Ibope: el 79% de los brasileños rechaza la despenalización del consumo de marihuana; el mismo porcentaje está en contra de la legalización del aborto, mientras que el 53% no está de acuerdo con el matrimonio entre homosexuales. 


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