El archipiélago de las Maldivas, ubicado en medio del océano Índico, es uno de los rincones más buscados por los amantes de las playas y el mar. Arenas blancas y aguas cristalinas son parte del paisaje de esta minúscula nación conformada por una veintena de atolones, la cual solo en 2013, según el portal Minivan News Maldives, recibió un millón de visitantes.


Por supuesto, tal flujo de turistas ha traído consecuencias no necesariamente positivas para este delicado ecosistema. Una de las medidas tomadas para la gestión de residuos —objetos de plástico buena parte de ellos— fue la creación de la isla artificial de Thilafushi (aquí un reportaje de la BBC sobre ella), para albergar un enorme vertedero de basura que anualmente recibe cerca de 400 toneladas, en su mayoría provenientes de los centros turísticos.
Testigos excepcionales de esta situación, puesto que se trata de un lugar prohibido para los turistas, la cineasta y activista ambiental de origen hawaiano Alison Teal (aquí su cuenta en Instagram), junto con los fotógrafos Mark Tipple y Sarah Lee, han reunido un conjunto de imágenes que revelan las terribles condiciones a las que ha sido sometido el hasta hace poco paradisíaco archipiélago. 

Teal, además, produjo un documental sobre este tema y, asimismo, integró un grupo de voluntarios para limpiar de desperdicios algunas de las playas de Maldivas afectadas por la contaminación.


A continuación, una selección de las imágenes (difundidas por el portal Weather) que nos permitirán ver la realidad detrás de la publicidad turística, tanto para bien como para mal:
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