¿Funcionan las políticas públicas de combate contra la pobreza en Perú y Bolivia? ¿Ecuador es realmente una suerte de 'milagro económico'?
Reflexionaremos sobre la posibilidad de que los avances en redistribución de riqueza y cierre de la brecha de pobreza, dados a través de políticas públicas en los últimos 12 a 14 años tanto en el Perú como en Bolivia, relativicen –al menos en términos estadísticos- los debates en torno a si determinado modelo económico es más o menos eficiente que otro.
Por su parte, la economía de Ecuador, habida cuenta de la aceleración en gasto público en infraestructura, también dará qué hablar en el corto plazo, pero ¿será razonable este gasto?
De momento, las economías de Bolivia y Ecuador crecerán el presente 2014 –de acuerdo al último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)- en 5.5% y 5% respectivamente. El Perú, entre tanto, también registrará un incremento en el PBI, aunque más ralentizado que sus pares andinos y en el orden de entre 4% a 4.8%, según la Cepal.
Entonces, ¿Se puede afirmar que los modelos aplicados en las tres economías andinas funcionaron? Aquí una aproximación, a través de los índices de pobreza, a propósito de las tres hipótesis que propone el economista y antropólogo George Gray, investigador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PENUD).
PERÚ, BOLIVIA Y LA BRECHA DE POBREZA
De acuerdo con Gray, entre el 2000 y el 2012, tanto Perú como Bolivia han encabezado la tasa de reducción de los índices de pobreza: en ese período, Perú redujo el indicador en 26 puntos porcentuales y Bolivia lo hizo en 32.
“Los datos ponen a prueba las lecturas más ideológicas sobre política social y económica. Esbozo acá algunas hipótesis para explicar cómo dos economías tan distintas en orientación de mercado, integración comercial, niveles de inversión, penetración financiera y vertebración física, tienen resultados sociales casi idénticos en los últimos 14 años”, explica Gray.
A continuación, las conjeturas de Gray a propósito de la similitud de ambas economías en cuanto al combate de la pobreza:
Hipótesis de los ‘falsos positivos’:
Gray es enfático en decir que no es cuestión de ‘modelo político’ o ‘económico’, porque las cifras pueden ser engañosas, sean estas o no positivas. Así, en cuanto a pobreza, el analista afirma: “Es más fácil pasar de un 60% de nivel de pobreza a 30%, que pasar de 30% a 0%”. El mensaje: no dejarlo todo a los números que miden la pobreza. Antes bien, el resultado del examen es técnico, de estrategia e iniciativa de Gobierno, lo que enlaza largo plazo.
“Es poco probable que el ‘modelo económico’ de cada país explique la trayectoria observada. Sería francamente incongruente”, dice Gray, porque “el modelo peruano –de libre mercado, abierto a la inversión privada, con una orientación comercial hacia Asia– tendría buenos logros gracias a su política de apertura y liberalización. El modelo boliviano –una economía nacionalizadora, que regula precios y sectores económicos según una estrategia alter-globalizadora– tendría buenos logros gracias a la alta participación del Estado en la economía”.
De esta manera, los números que reflejan esta batalla contra el desarrollo y la pobreza deberían ser revisados y sobre todo contrastados en el largo plazo, como una política de Estado de gran aliento.
Hipótesis del boom y la 'fiscalidad':
Para el economista, el efecto de la farra en precios internacionales de cinco años atrás, aunado a una política fiscal expansiva, decantó en un código de transferencias de recursos hacia sectores de la sociedad menos favorecidos. Este diálogo se hizo más sólido en Bolivia. Por ejemplo, “…el boom externo (en Bolivia) también generó excedentes fiscales –y políticas fiscales expansivas– que fueron re-invertidos en los dos países, con un efecto sobre el stock de infraestructura física. Este es particularmente importante para Bolivia, que tuvo un windfall fiscal (bonanza) de la renta del gas natural –con un crecimiento de la recaudación fiscal del 36% entre 2005-2012”.
En la abstracción del pensador del PENUD, ambos países, en este matrimonio ‘feliz’ entre una coyuntura de precios internacionales al alza (2005 – 2007) y tramos fiscales expansivos se aupó el modelo (técnico por cierto), traduciéndose éste en la reducción en la brecha de pobreza en los años consignados vía mayor gasto social.
Sin embargo, la pregunta que queda es si este combate contra la exclusión, analfabestismo, desnutrición y otros males que trae la pobreza endémica en regiones alejadas de los centros de influencia de las economías mencionadas, podrá mantenerse frente a los años de enfriamiento venideros.
Hipótesis de la transferencia:
Según Gray, no obstante a esta dinámica de traslado de gasto, la eficacia en los programas sociales de transferencia y redistribución en estas naciones andinas, no ha sido tan eficiente como en economías como la brasilera o chilena. Este es un tema estructural en estos países. En la lectura de Gray, la distribución del gasto social, aunque avanzó en institucionalidad vía iniciativas de Gobierno tanto en Perú como en Bolivia, no han ido acompañadas de una dinámica recurrente de expendio, alcance y llegada a zonas de sensible pobreza en ambas naciones. Pese a esto, las instituciones, ministerios y oficinas encargadas del apoyo social ya han sido creadas y están trabajando. Es un avance.
De momento, en el tramo educación Bolivia también ‘hizo la tarea’ al ser declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Estado libre de analfabetismo, certificando la tasa de 3.8% de iletrados.
ECUADOR: ¿DÉFICIT PARA DUMMIES?
El país del norte ha consignado crecimientos sostenidos en los últimos ocho años de 4.2% en promedio. Nada mal para una economía cuyos códigos políticos e ideológicos distan mucho a los del Perú, pero que se encuentran –sin embargo- más cercanos a Bolivia.
Sí, Ecuador crece y fuerte. Digamos que colabora Rafael Correa, quien ejerce un rol clave en la nación ecuatoriana. Así, en una entrevista para la revista Poder, el investigador Julio Cotler en un diálogo con el politólogo Alberto Vergara, cita al primer mandatario del país norteño diciendo “(un) Correa, la ‘monta’ en el Perú” en alusión a la solidez en ‘decires’ y ‘haceres’ del ecuatoriano gobernante respecto a las reformas, toma de decisiones políticas e institucionales en materia política y económica. Reformas que le he están rentabilizando un crecimiento muy por encima del promedio regional estimado por Cepal de 2.2% para el 2014.
De momento, en el tramo educación Bolivia también ‘hizo la tarea’ al ser declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Estado libre de analfabetismo, certificando la tasa de 3.8% de iletrados. Con este porcentaje, la Unesco le dio luz verde al país altiplánico para presentarse como nación libre de analfabetismo.
Sólido gasto público en infraestructura y educación, aunado a un liderazgo aglutinador y carisma como el de Rafael Correa, que no sólo sabe hablar (bien) sino que registra un simpático INRI: es el único presidente del continente americano con un grado de doctorado (en economía, por la Universidad de Illinois); bien, son estos tópicos los que provocan preguntar si en esta economía ¿El modelo funcionó? ¿Realmente existe el milagro ecuatoriano?
Pues, de acuerdo a analistas consultados, no del todo.
Según The Economist, frente a un panorama de inmaculadas obras de infraestructura que incluyen un capítulo educativo importante, se erige un elevado déficit fiscal, una economía concentrada en un recurso como el petróleo, un sector privado con dudas respecto al modelo, medios de prensa estresados por éste, códigos ambientales y sindicales que suenan más a pasivos sociales que a logros inmediatos, y –por último- problemas de competitividad internacional con China y otros mercados importantes. Así las cosas, Ecuador ha crecido, pero apoyándose en el gasto público, dejando de lado el impulso y estímulo al sector privado vía la inversión e iniciativas comerciales poderosas con el resto del mundo.
Empresarios y analistas ecuatorianos consultados no ven con optimismo esta distribución desigual en términos de PBI, donde éste -repetimos- descansa en el tramo gasto y no dinamiza del todo variables como inversión, consumo y balanza comercial (exportaciones versus importaciones). El peligro para este segmento del sector privado está –con razón- en el hecho de que si existe un retraso o desaceleración del gasto público, esto puede ser muy riesgoso pues el crecimiento de la economía del país norteño cedería en sus avances históricos y lo dicho, con la carga de un déficit fiscal potencialmente fortísima a cuestas. “…te has llenado de carreteras que no se han llenado de camiones transportando productos ecuatorianos”, es el mensaje del economista del país del norte Vicente Albornoz.
Otro sector del empresariado norteño, ve el medio vaso respecto a la economía ecuatoriana al asumir que la primera tarea ya está hecha: dejar la infraestructura y base social educativa como plataforma de lanzamiento -a largo plazo- de un verdadero milagro a la ecuatoriana.