De acuerdo al medio Economía y Finanzas, son tres los puntos más destacables del referéndum que convertiría a Escocia en una nación independiente del Reino Unido. En estos tres tópicos, se detecta un tufillo de ‘compro’ o ‘pago por ver’ a propósito de la independencia escocesa.
LA ‘GUERRA’ DE LA MONEDA
Para el ala independentista escocesa, el uso de la libra esterlina británica es clave para explicar las futuras cuentas nacionales de la que sería la novel república. Pero, los legisladores ingleses ya le han bajado el dedo a la iniciativa de la región céltica. El mensaje es ‘no deseo diferir mi moneda contigo, highlander’.
Sin embargo, ¿cuál es el problema de una moneda común? Sobre todo si 28 países de la Unión Europea vienen compartiendo al euro, como medida de valor y de intercambio con regularidad desde 1995. En primer lugar, con la difusión de la libra allende las tierras altas escocesas, la política económica inglesa, en su tramo monetario, sería más expansiva. En segundo término, la masa y oferta monetarias se harían más robustas y con este hecho, los cambios presupuestarios que se esperan a futuro serían más sólidos en una economía como la inglesa que le está costando salir del estancamiento, de historia reciente por cierto. En suma, más trabajo para el Banco de Inglaterra, el ente emisor albión, pero también un incremento de la renta en la isla que –pese al posible efecto inflacionario- no caería mal para una economía muy sustentada en el consumo y demanda agregada.
No obstante la negativa de los representantes ante el parlamento inglés respecto al uso de ‘su’ moneda, los escoceses separatistas insisten en tomar a la libra como reserva de valor y uso corriente en la economía de los highlander. Así, el medio citado nos explica que “El líder nacionalista escocés, Alex Salmond, se ha negado a esbozar un plan B, aunque ha insinuado que Escocia seguiría usando la libra sin permiso de Gran Bretaña. Otra opción sería la creación de una nueva moneda, algo que está por verse, e incluso la entrada de Escocia en el euro, algo que se antoja tal vez más complicado”.
DESECUENTO DE DEUDA A LA ESCOCESA
Escocia, de independizarse, debe pagar £130 mil millones a Inglaterra-igualmente- en amague de diferir un pasivo que Inglaterra puede rentabilizar. Aunque la cifra, de acuerdo a Economía y Finanzas, representa un magro 10% de la deuda inglesa, no es nada despreciable de cara a deshacerse de pasivos. “Si Escocia decide independizarse, tendría que pagar a Gran Bretaña una deuda de 130.000 millones de libras, lo que equivale aproximadamente al 10% del total de la deuda pública del Reino Unido. Los partidarios de la independencia aseguran que están dispuestos a pagar y confían en que Escocia pueda manejar su deuda con más facilidad una vez que se asienten en su nueva condición independiente”.
CUESTIÓN DE PETRÓLEO Y GAS
En Europa, Gran Bretaña junto a las economías nórdicas producen mucho del hidrocarburo comercializado en Europa. Así, el petróleo y el gas son pilares de la economía de Reino Unido. Sin embargo, el 90% de estos productos provienen de Escocia. Siendo así, los gaélicos de nuevo tienen un poder de negociación importante con Inglaterra porque nuevamente la oferta incluiría efectuar sinergias con la economía albión.
“Gran Bretaña es el mayor productor de petróleo de la Unión Europea, y cerca del 90% de este petróleo proviene de las áreas que quieren una Escocia independiente. Es posible que Reino Unido solicite una parte de la producción y las reservas actuales, lo que ha traído consigo grandes divisiones, ya que el crudo es uno de los pilares fundamentales del futuro de la economía escocesa”, explica el medio citado.
Aquí, el resumen ejecutivo de un debate donde justamente Alex Salmond, el líder separatista, sustenta -a través de fundamentos muy sólidos y lúcidos- los tres puntos donde Escocia esboza su 'modelo' particular de independencia.
Así las cosas, la separación escocesa de Inglaterra –pese a los fortísimos nacionalismos celtas actuales- más se nos antoja una ‘compra agresiva’ entre corporaciones (de las que habían en los años 90), a una romántica independencia con William Wallace y Rob Roy incluidos.