- A partir de los contenidos de los correos del ex primer ministro René Cornejo que se han hecho públicos, ¿se puede determinar si se ha cometido algún delito?
Ahora mismo, no. Sin embargo, –y esta es una opinión personal– algunos de estos correos sí revelan ciertas conductas antiéticas, por lo menos. Y en algunos casos, podrían demandar la necesidad de abrir algún tipo de investigación penal, porque hay información indiciaria. Es decir, que una persona solicite a una autoridad que tome una decisión respecto de algo que la va a favorecer, y esta autoridad toma esa decisión en función a ese pedido, podría revelar la comisión de un delito de patrocinio ilegal.
Esos correos merecen que se abra una investigación para ver si tienen o no contenido penal
- ¿Cómo demostrar que una conducta es antitética, en este caso particular?
Hay una conducta antitética cuando alguien sostiene o piensa equivocadamente que un privado puede tomar decisiones que atañen al interés público. Allí hay una equivocación severa que quiebra el límite entre lo público y lo privado. Los correos que se han revelado hasta ahora muestran por lo menos a un funcionario con esa confusión bastante arraigada en su pensamiento sobre la administración pública.
- ¿En qué momento podría comprobarse que hay un delito? ¿Cuando se contesta el correo?
Si es que se logra demostrar que hay una relación causal entre la acción que toma el funcionario respecto del pedido del particular, y hay un interés indebido de esta persona para favorecerlo. Eso supondría que no exista un informe técnico, y que la decisión obedezca exclusivamente a un patrocinio ilegal. Si es que hubiese algún tipo de contenido de otro ilícito, por ejemplo, tráfico de influencias, un sujeto tendría que jactarse de tener influencia sobre algún funcionario con capacidad de decisión. Pero ese sujeto tiene que recibir del funcionario algo a cambio, una contraprestación, sino el tipo penal no se perfecciona. En el caso de los correos de Cornejo no hay suficientes elementos de certeza para comprobar que ese sujeto recibió algún tipo de contraprestación.
- El Centro Liber ha pedido que el ministro Castilla haga públicos sus correos. ¿Hay algún sustento legal que lo obligue a publicar esos correos? ¿Cómo se podría controlar que comparte todos los correos y no se guarda los más delicados?
- En principio lo que estamos pidiendo es información pública sobre la base de la Ley de Transparencia. No estamos pidiendo la difusión de correos personales, ni de contenido íntimo o doméstico. Estamos pidiendo la revelación de correos que están incluidos en una cuenta oficial y tienen necesariamente contenidos de interés público. No podemos tener dominio de qué se guarda el señor Castilla, pero eventualmente esperaríamos que el Ministerio de Economía, o cualquier otro, revelase información de carácter público a raíz del pedido.
- ¿Y qué pasa si esos correos no están en una cuenta oficial, sino en una cuenta personal, como la de Cornejo?
- Es verdad, pero entiendo que hay una admisión de que esa cuenta de gmail es un backup de la cuenta oficial de la PCM. Y hay una presunción, por lo tanto, de que el contenido de los correos electrónicos es público.
- Martín Tanaka escribió que las personas que trabajan en puestos clave en el Estado, que toman decisiones dentro de él, generalmente han acudido a las mismas universidades, en algunos casos han ido a los mismos colegios, son socios de los mismos clubes. Hay relaciones personales previas a la función pública. A su vez, esto se vincula con la exclusión de una parte de la ciudadanía de las funciones del Estado.
La existencia de una carrera pública podría relevar a los funcionarios de esta endogamia. Su inexistencia, por otra parte, tiene el efecto de excluir a cierta gente de la comunicación con el cogollo de personas que toman decisiones. Se tiene que apostar por ellas. Desde hace mucho tiempo hay una serie de debates en el parlamento sin que se llegue a ninguna conclusión contundente. Sin embargo, las carreras públicas no solucionan todo, y no excluyen que determinadas comunicaciones, documentos y relaciones entre funcionarios y entre funcionarios y privados, sean publicados. Hacia el futuro, [la publicación de estas comunicaciones] marcaría un espacio en el que el ciudadano pueda conocer de qué manera se toman decisiones y cuáles son los parámetros con los que se hacen políticas públicas.
Hemos avanzado respecto de algunas barreras en torno a la transparencia de la información pública. Algunas administraciones ya tienen registros de visitas, publican las agendas de los funcionarios de alto nivel en sus páginas web y en portales de transparencia. No se trata de algo nuevo, es una discusión bastante vieja. En Estados Unidos, por ejemplo, el presidente Obama tiene abierto el buzón de su correo oficial. Correos enviados y correos recibidos. Cualquier ciudadano puede acceder a él. Eso es lo que reclamamos. Si no hacemos públicas las comunicaciones que tienen los ministros a través del correo electrónico, se deja aquel espacio a las personas que no quieren ser registradas en los cuadernos de visitas. Y no estamos hablando sobre los correos electrónicos en general. Nuevamente, hablamos sobre los correos electrónicos que tengan contenido público. Hacia eso apuntamos.
- En principio que representantes de empresas privadas se reúnan con funcionarios públicos, no es ilegal, y a veces incluso deben reunirse. Pero lo deseable es que esas reuniones y sus agendas sean abiertas.
- Así es. Que se sepa con quiénes se reunió ese funcionario, despeja dudas, transparenta la actividad pública y, por cierto, reduce la comisión de actos de corrupción.
- Pienso en la cena que se sostuvo cuando se negociaba la exportación del gas de Camisea, entre Ray Hunt, presidente de Hunt Oil, Jaime Quijandría, entonces ministro de energía y minas, Pedro Pablo Kuczynski, ministro de economía, y el presidente Toledo. ¿Cómo puede controlarse eso? Muchos negocios se hacen de esa manera.
- Son los resquicios por los que se puede colar el interés privado para capturar decisiones públicas. Pero nuestra pretensión es cerrar esos espacios en la medida de lo posible, partiendo de un principio de máxima transparencia, se pueden acotar esos espacios.
- Los lobbies que intentan influir en el Estado en función de intereses determinados no son ilegales. Hay lobbistas profesionales
Y también hay una ley de lobbies, que lamentablemente no se respeta. Una de sus condiciones es que exista un registro de lobbistas. Hasta hace muy poco no había ni cinco inscritos. Imagínate la cantidad de empresas que tienen a empleados presentes en los plenos del Congreso. Yo lo he visto cuando era asesor del parlamento, y el pleno, en los días de sesión, estaba lleno de gente que no tenía nada que ver ni con las bancadas ni con los congresistas. ¿Quiénes eran? Eran representantes de empresas privadas que estaban atendiendo a las decisiones que en ese momento se estaban tomando. Pero, ¿acaso esas personas están registradas públicamente, en un registro al que pueda tener acceso cualquier ciudadano? No. Ese es el límite entre una gestión de intereses legal y la captura del Estado.
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Escrito por
Gabriel Arriarán
Periodista.Interesado en temas de trata de personas, corrupción del Estado y minería informal.También en literatura y arte. @gabrielarriaran
Publicado en
Redacción mulera
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