La Fundación Euroidiomas, en colaboración con Mondo Galería de Madrid, presentan "Man Ray: Vistas del espíritu", muestra que sintetiza la trayectoria de uno de los más grandes fotógrafos de todos los tiempos.
Comisariada por Pierre-Yves Butzbach (Francia, 1955) y Horacio Basilicus (Italia, 1963) esta exposición fue presentada inicialmente en Madrid en mayo y junio de 2014 como parte del Festival OFF Photoespaña. Ahora, llega a Lima para ser acogida del 8 al 28 de agosto por el Espacio de Arte de la Fundación Euroidiomas.
Man Ray: “Vistas del espíritu” plantea un recorrido a través de la multifacética obra de Emmanuel Radnitzky (nombre original de Man Ray) a través de 55 fotografías y dibujos emblemáticos de diferentes técnicas y temas que ayudan a crear una imagen global del universo poético de este artista.
Aprovechando la ocasión, conversamos con Diego Alonso, el director de Mondo Galería, sobre la sorprendente vida y obra de un artista en el que confluyeron, muchas veces de manera accidental, algunas de las innovaciones clave que marcaron el desarrollo del arte hasta el día de hoy.
- Hay muchas formas de acercarse a la obra multifacética de Man Ray. ¿Cuál es la idea detrás de esta muestra?
La idea es presentar a Man Ray no solo como fotógrafo sino también como un personaje fundamental del arte del siglo XX e incluso del arte contemporáneo. Al ver las obras incluidas en esta exposición uno podrá apreciar su influencia en todos los fotógrafos que han venido después: podremos ver cosas relacionadas con los fotógrafos más conceptuales, cosas que se asemejan a Mapplethorpe, cosas que se asemejan al trabajo de fotógrafos españoles como Chema Madoz, y podremos ver también cómo su obra ha influenciado muchos otros ámbitos del arte contemporáneo. Man Ray y Marcel Duchamp son realmente la cuna de donde sale todo el arte conceptual, más allá de que luego se fueran hacia el surrealismo. Estos dos personajes son los que marcan las pautas para una serie de desarrollos posteriores, y eso es lo que a nosotros, como galeristas, nos ha interesado mostrar en esta exposición.
Man Ray es además el iniciador de la fotografía como arte. Antes de él la fotografía era más que nada un medio de documentación; él es el primero en insertarla dentro los circuitos artísticos. Cuando llega a París en 1921, una de las primeras cosas que hace, antes de presentar su primera exposición, es crear una carpeta de 12 fotografías, 12 “rayogramas” que realiza en el baño de su hotel (porque no tenía dinero, todo el dinero que había ahorrado en su vida en Nueva York lo había gastado en el viaje para llegar a París). Es a partir de este trabajo que los surrealistas lo acogen como artista y que empiezan a entender el potencial de la fotografía. Los rayogramas son impresiones fotográficas sin cámara hechas a partir de la proyección de luz sobre un papel a través de un objeto, y lo que queda es como la sombra del objeto. Man Ray le pone de título a esta carpeta Los campos deliciosos [Les Champs délicieux], jugando con la idea de los Campos Elíseos [Les Champs Élysées], y hace una edición de 40 ejemplares numerados, firmados y que incluyen una introducción de Tristan Tzara. Esto va dentro de una caja. Con esa edición limitada la fotografía entra por primera vez en la categoría de las artes.
- Man Ray es también el primer fotógrafo en usar artísticamente la técnica de la solarización, si no me equivoco. En realidad es increíble la cantidad de innovaciones que uno puede rastrear en su carrera…
Sí. De hecho la solarización la empieza a explorar junto a su mujer de ese momento, que era la fotógrafa Lee Miller. Ella es un personaje bien interesante. Era norteamericana, mucho más joven que Man Ray y su sueño era viajar a París para conocerlo y trabajar con él. En ese entonces Man Ray ya llevaba unos 10 años establecido en París y tenía el estudio fotográfico más importante del mundo. En los años 30 se decía que si uno vivía en Europa y no había sido fotografiado por Man Ray, no era nadie. Cuando Lee Miller llega a París para conocerlo él la toma como asistenta, se enamoran y acaban teniendo una historia pasional muy intensa que dura unos tres- cuatro años, hasta que ella lo deja y él entra en una depresión que le impide trabajar por completo durante cerca de un año. Él tuvo muchas amantes a lo largo de su vida pero Lee Miller es una que lo marca. Descubren juntos la solarización -aunque hay un debate histórico de si fue realmente él o ella-, o mejor dicho le dan un uso artístico, pues la solarización ya existía desde mucho antes. De repente se encuentran con este accidente y lo que hacen es perfeccionarlo y utilizarlo como una técnica. Lo redescubren, de alguna forma.
Hoy en día muchas personas se sorprenden, muchos fotógrafos, porque la solarización es una de las primeras cosas que le enseñan a uno cuando estudia fotografía, y es como entretenida. Pero siempre te enseñan a hacerlo sobre el papel. Man Ray aplicaba la solarización directamente sobre el negativo. A lo lejos parece como una cosa espontánea pero cada solarizado que él hace implica una cantidad considerable de trabajo y muchos pasos intermedios. No es simplemente un momento, un truco en el laboratorio, y eso algo muy interesante, y un poco lo que muestra su grandeza: que todo lo que hace Man Ray parece accidental a pesar de que él, técnicamente, es perfecto.
Él parte de un negativo perfectamente realizado a partir del cual produce por contacto una serie de internegativos que va modificando con la solarización hasta que llega a un resultado que le interesa. Ese es el negativo que se guarda como la obra alcanzada de la que se pueden sacar la cantidad de copias que uno quiera. De hecho, las fotos que vamos a presentar ahora en Lima son copias hechas en la actualidad a partir de esos negativos originales. En Madrid fue la primera vez que se hace una exposición de este tipo.
- ¿Ah sí? ¿Normalmente cómo funcionan estas muestras?
- Normalmente las exposiciones se hacen en base a obras cedidas por museos o colecciones privadas, o a partir del acervo de obras que tiene la Man Ray Trust, que es la organización que cuida sus derechos. Pero hay que tomar en cuenta que Man Ray no era de los artistas más acomodados, no era un heredero como algunos de sus colegas; él vivió toda su vida de la fotografía y realmente no se puede saber cuántas copias hacía porque, por ejemplo, él iba a un sitio, se quedaba 10 días en un hotel y acababa pagando con una foto. Tenía esa trayectoria de artista bohemio, aunque se codeaba con gente de la alta sociedad, lo que se puede ver por ejemplo en las películas que vamos a proyectar; dos de ellas son encargos de gente con mucho dinero.
- Hablemos de esas películas. Son obras magníficas, súper experimentales...
Su primera película, Retorno a la Razón, es mágica. Dura solo tres minutos, pero en esos tres minutos hay una intensidad de experimentación… Claro, uno la ve ahora y puede que ya no resulte tan sorprendente, pero en su momento había muchas cosas que eran la primera vez en la historia del cine que se hacían. Es curioso, porque Man Ray no quería ser cineasta, pero acaba siendo una influencia para todo el cine mundial. Retorno a la Razón está construida sobre una serie de asociaciones, tiene una cierta temática, si uno quiere, pero sale completamente por accidente. Él está en su estudio y llega un día Tristán Tzara y le dice: “Vamos a tener en el teatro una presentación surrealista de todo el grupo y mira, este es el afiche”. El fotógrafo lo ve y nota que hay una mención a una "película de Man Ray”, a lo que él responde: “Pero cómo, si yo no hago películas”. La cosa es que Tzara le insiste y Man Ray termina aceptando. Se pasa una semana metido en el cuarto oscuro, experimentando. Empieza cortando trozos de película y los coloca debajo de la ampliadora, como si fuese papel fotográfico, y empieza a jugar con eso. Pone granos de sal y los imprime sobre la película; luego pone clavos, chinchetas, toda clase de objetos, crea una serie y luego une todos estos trozos con un par de trozos más de pequeños rodajes que había hecho en París por la noche. Pega todo y crea una bobina que él no llega a ver hasta el momento del estreno porque no tenía ni si quiera un proyector para trabajar. Tú ves pasar esas imágenes y son una locura, hasta hoy es como una obra muy actual. Están esos clavos que pasan a toda velocidad creando unos efectos que son estupendos… Él siempre trabajaba con cosas que tenía al alcance de la mano: trozos de película, cables, e iba experimentando.
Como parte de la exposición vamos a presentar esa película, que es de 1923, además de Emak Bakia [1926], y Estrella de mar [L'Etoile de mer, 1928].- Me dices que Man Ray no había querido ser cineasta, pero tengo entendido que inicialmente tampoco era la fotografía lo que interesaba más. Él habría querido ser pintor en el fondo, ¿no es así?
- Sí, él toda su vida quiso ser pintor... siempre hablaba de su frustración por no haber sido reconocido por su obra pictórica. De hecho, cuando llega a París se dedica principalmente a la pintura y la fotografía es para él, inicialmente, solo un modo de ganarse vida. Pero es interesante porque a pesar de esta frustración acaba siendo el fotógrafo más influyente de toda la historia.
- Ahora, no es que haya sido totalmente rechazado como pintor... De hecho tiene una obra famosa híbrida con fotografía y pintura que muestra unos labios flotantes...
- Así es, se trata de La hora del observatorio (los amantes), que es una obra que hemos incluido también en la exposición. Si te das cuenta él a menudo ha intentado incluir su faceta pictórica dentro de su obra fotográfica. De hecho, también vamos a exponer varios dibujos suyos que hace a partir de fotografías. Hay un libro que él hace en los años 30 con Paul Éluard, un poemario que se llama Las Manos libres, que tiene poemas de Éluard y dibujos de Man Ray. La mayoría de sus dibujos son hechos a partir de fotografías. Lo que estamos mostrando es un poco ese contrapunto, la idea de que para formar su obra Man Ray nunca se limitó a un medio; no está pensando en un medio, sino en ideas, probablemente. Es por eso que pasa tan libremente de una foto a un dibujo, de un dibujo a un libro, del libro al cine, etc. En La hora del Observatorio podemos ver por ejemplo una foto de una chica desnuda recostada sobre un diván y a su lado hay un tablero de ajedrez que fue fabricado por Man Ray. Durante toda su vida él hizo veintitantos tableros de ajedrez...
- Esa es una obsesión que comparte con Duchamp, ¿verdad?
Sí, Duchamp fue un excelente ajedrecista, pero Man Ray se dio el trabajo de crear sus propios tableros, de fabricar cada una de las piezas. Y es interesante cómo luego, en las películas, en Emak Bakia, me parece, hay una escena en la que hace una animación a partir de esas piezas de ajedrez diseñadas por él. Con Duchamp siempre compartió eso, el ajedrez, la amistad… Luego hubo también una pequeña rivalidad entre ellos porque Man Ray siempre busca llevarle la contra de alguna forma... Cuando Duchamp dice, por ejemplo: “hay que abandonar la pintura”, él vuelve a pintar. Eran amigos pero siempre buscaban como pincharse uno a otro.
Man Ray descubre la obra de Duchamp en Estados Unidos a través de un cuadro muy famoso, el Desnudo bajando una escalera, que lo impresiona muchísimo. Un año más tarde lo conoce personalmente en la Galería 291 que tenía Stieglitz en la Quinta Avenida de Nueva York. En su momento esa galería era verdaderamente el foco de la vanguardia en los Estados Unidos; todos los artistas europeos que llegaban a Nueva York pasaban por ahí. Imagínate, hoy en día no es tan común tener una galería de fotografía, pero esto es hace casi cien años, en 1917. Ahí es donde Man Ray conoce a Duchamp y se empieza a gestar su anhelo por viajar a Europa. Duchamp es básicamente quien se lo lleva a París y lo introduce al círculo de los surrealistas. Pero incluso antes de que Man Ray viajara a Europa ambos ya estaban colaborando artísticamente. De hecho, una de las primeras fotografías de Man Ray es una fotografía de El gran vidrio de Duchamp. Y esa es también una foto que vamos a incluir en la exposición; es una obra estupenda que a mí me parece muy especial traerla a Lima porque tiene esta conexión con las Líneas de Nazca... Parece como si fuera una vista aérea de la Líneas de Nazca aunque realmente es un detalle de esa famosa obra de Duchamp. Curiosamente, Man Ray compra su primera cámara básicamente para reproducir su obra pictórica y para reproducir la obra de otros artistas. Es más, él no compra su cámara con la intención de crear arte con ella.
- El tema de lo accidental va entonces mucho más lejos en su obra de lo que uno se podría imaginar...
- Totalmente, y yo creo que el accidente está en la base del surrealismo. Pero el accidente también hay que saberlo coger… Uno puede tener un accidente e ignorarlo simplemente, desecharlo. Otra cosa es ver el accidente y aprender de él, crear algo más allá del accidente. Aceptar el accidente como tal y convertirlo en el punto de partida de la creatividad. Eso creo que es lo más importante, y es un aporte del surrealismo, no solo de Man Ray. El azar, el accidente, el encuentro casual, lo inconsciente, son las bases del surrealismo.
- Ahora, mencionabas que en esa época, en los años 30, no eras nadie si no te fotografiaba Man Ray. ¿Qué personajes famosos vamos a ver retratados en esta exposición?
- Bueno, hay retratos de muchos artistas y personalidades famosas de esa época, desde Jean Cocteau, que empieza siendo muy influyente en el surrealismo y al final lo acaban odiando todos. Lo acusan de estafador, de imitador, de fantasma, de todo un poco; pero Cocteau crea una amistad muy fuerte con Man Ray y es realmente quien le abre las puertas a la alta sociedad parisina. También tenemos un retrato de Coco Chanel, que es quien lo introduce en el mundo de la moda. Hay fotos de algunas de sus amantes, como Kiki de Montparnasse y Adrienne Fidelin. Luego está Nancy Cunard, una actriz y bailarina de la época... Entre los más conocidos, hay fotografías de Joan Miró, de Picasso, de Dalí y Gala, de André Breton. Y luego hay una fotografía emblemática, muy interesante, que se llama Tablero de ajedrez surrealista, que consiste en un tablero de ajedrez hecho con los retratos de todo el grupo surrealista.
- Imagino que debe haberles causado una nostalgia tremenda armar la muestra... Es como una ventana a otra época, a toda esta explosión de creatividad que hay en esos años.
Sí, aunque también es interesante notar que es una época que deja una sensación de contemporaneidad total. Uno ve algunas de estas cosas y no parecen de otra época, parecen muy actuales, de alguna forma. De hecho, la exposición nace un poco de esa idea. Cuando le propusimos a la Man Ray Trust hacer esta exposición en base a copias actuales hechas a partir de negativos originales fue para ellos una sorpresa, no solo porque normalmente estas cosas se hacen con copias destinadas a museos, sino porque no suelen tener propuestas de galerías comerciales… Están acostumbrados a hacer exposiciones en museos o fundaciones, con salas de 200 metros. Nosotros hicimos esta propuesta desde Madrid, que no es el centro del universo, y somos una galería pequeña, relativamente nueva. Sin embargo, al cabo de dos meses me llaman un día y me dicen: “Lo hemos estado pensando y nos parece muy interesante la propuesta porque es una forma de acercarse al espíritu de Man Ray, a lo que era realmente su intención como artista”. De hecho hay un pequeño texto en el que él se refiere justo a eso, es un texto que él puso en la entrada en su primera exposición en París: “Esta exposición es presentada por una persona a una sola otra persona, a usted que está aquí.” [“Cette exposition est offerte par une personne a une seule autre personne, a vous qui êtes la.”]. O sea que cada obra está pensada para tener un diálogo con una sola persona, no es una obra masiva. Es algo más cercano. Y yo creo que eso sí que lo logramos, tener como una síntesis de su obra en la que se abarcan varias temáticas, y todo presentado en un espacio pequeño. Yo creo que eso es lo que tiene de particular la exposición. Vamos a poner 55 obras en total y la idea es sintetizar el recorrido y ver el proceso creativo, cómo hay ideas que aparecen y desaparecen. Por ejemplo, ya que hablábamos hace un rato de los labios flotantes en La hora del observatorio, tenemos toda una sección en la que se combinan todas las obras relacionadas con el tema de los besos y los labios. Puedes ver cómo estos labios aparecen en una pintura y luego en una foto, y luego la misma composición la aplica en un encargo para una revista de modas…
- Como obsesiones que atraviesan su obra... o fetiches, incluso.
- Sin duda. Son obsesiones muy eróticas, a menudo. Marcel Duchamp dice de Man Ray en el prefacio del libro Autorretrato de Man Ray que su nombre es sinónimo de alegría, diversión, goce [“MAN RAY: nom propre, synonyme de joie, jouer, jouir”]. Es un juego de palabras que tiene una lectura muy sexual; la palabra jouir significa gozar, estar alegre, pero es también correrse.
- Quería preguntarte, finalmente, ¿cómo se animaron a venir al Perú?
Yo vine a Perú hace 20 años, más o menos. Estuve en Cuzco, pasé por Lima un par de días y me gustó mucho. Al final fue un viaje muy importante en mi vida y siempre he deseado volver. Muchos años después conocí a unos chicos del colectivo fotográfico Supay de Lima y ahí fue que me empezó a interesar la idea de armar una muestra aquí. Ellos me comentaron que hay mucho interés por la fotografía en el Perú y que es algo que viene creciendo últimamente. Luego, en el contexto de una exposición que tuvimos en Madrid sobre Marilyn Monroe con fotos de Lawrence Schiller, conocí a la fotógrafa peruana Pilar Pedraza y ella me puso en contacto con Issela Ccoyllo, la curadora de la Fundación Euroidiomas. Le dije que no queríamos venir simplemente a una feria, porque son pocos días en los que todo el mundo está muy agitado, todos están queriendo recuperar su inversión, y no te puedes ocupar de la conexión personal, de conocer gente. La opción de este espacio en Euroidiomas nos pareció mucho más interesante: traer una exposición, estar un período un poco más largo y tener la posibilidad de contactar a fotógrafos de aquí. La muestra dura 20 días y yo creo que en ese lapso tendremos la posibilidad de conocer mucho más de lo que es el movimiento que hay en Lima. Nosotros representamos a muchos fotógrafos jóvenes en España y sería interesante que vengan a exponer cosas aquí, lo mismo que llevar fotógrafos jóvenes peruanos a exponer en nuestra galería en Madrid. Realmente el mundo del arte se beneficia de crear lazos un poco más duraderos.
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