El cajón quedó en silencio
Rafael Santa Cruz toca eternidad
Rafael ha conseguido nuevamente algo inédito, como las cosas que se trazaba y alcanzaba a lograr, hacer que el cajón guarde silencio por él, un silencio solo por hoy porque desde mañana repiquetearán en su honor; la continuidad de su obra está en nuestra manos, el sonido de un país, el nuestro, no se puede detener.
La presencia de Rafael
Hoy se ha ido Rafael Santa Cruz y, era tan vital, que cuesta distinguir entre lo que hizo, entre lo que hacía y no daba a conocer aún y lo que estaba por hacer; aceptar su muerte no es fácil de procesar, no es cosa de encontrarse con la noticia en un titular en un noticiero de TV –como me pasó- y pasar al siguiente, conocer cabalmente su trayectoria como músico y como uno de los principales difusores de nuestra música es una labor que recién empieza ahora, ahora apenas intentaremos esbozarla.
“Recién me fijé en un cajón y cómo lo tocaban cuando estaba en la pubertad” me comentó una vez. “Yo tocaba la percusión en la iglesia del barrio; allí una vez nos pagaron por tocar en una boda”, declaró alguna vez.
Rafael nació siendo histórico pues procedía de la tradicional familia Santa Cruz, importante familia afroperuana dedicada a cultivar diversas manifestaciones artísticas. A los 14 años grabó para el álbum “Socavón” de su tío Nicomedes Santa Cruz. A los 15, aun colegial, forma sus primeros grupos musicales. Luego, participa como acompañante musical de los talleres que Victoria Santa Cruz dicta en países de América y Europa. De regreso a Lima realizó la dirección musical de “Sueño de una noche de verano”, que puso en escena Gian Piero Solari. Funda y dirige Hermanos Santa Cruz & Afroperú. Con ellos, plasmó un primer casete donde podemos empezar a conocer su obra musical.
Su hoja de vida es extensa, citaremos algunos aspectos destacados: dictó clínicas de percusión, clases maestras, recitales didácticos y efectuó presentaciones en Inglaterra, Italiaz, República Dominicana, EE.UU., Brasil, Ecuador, España, Puerto Rico; fue músico invitado en grabaciones de Eva Ayllón, Carmina Cannavino, Miki Gonzáles, NSQ-NSC, Victoria Santa Cruz, Patricia Saravia, Tierra Sur, entre otros; condujo programas especiales de televisión y radio, el último lo hizo el pasado sábado en Filarmonía; escribió y publicó el Libro y disco “El Cajón Afroperuano”; alentó y prologó los libros de método para tocar nuestro cajón; su labor docente ha sembrado en espíritus inquietos y esperemos ver pronto frutos de una nueva generación de investigadores y difusores de nuestra música.
Desarrolló su carrera como actor incursionando en teatro en obras como "Amor de mis amores", "Otelo", “Tetralenón de Pacificilina”; en telenovelas: Natacha, La rica Vicky, Amor serrano, Milagros, Qué buena raza; y en cine: 800 leguas de viaje en el Amazonas, Reportaje a la muerte.
Lo que nos deja Rafael
Creo que Rafael Santa Cruz en dos décadas de labor cultural ha hecho mucho más que algunas instituciones, que el Estado mismo hizo en 100 años como ha manifestado un estudioso de nuestra música; considero dos sus principales aportes, los cuales seguramente tendrán continuidad pues son tareas colectivas.
El primero, el cual indudablemente ha recibido el reconocimiento internacional, el Festival Internacional del Cajón Peruano, del cual se han realizado siete ediciones, en cada una se han presentado diversas actividades –no sólo conciertos- que ha permitido comprender la riqueza del instrumento antes considerado, humilde.
“Todo el tiempo busco como mejorar el proyecto del festival de cajón y agrandar su expansión…” fue lo último que me dijo, hace unas semanas, cuando lo entrevisté a raíz de la convocatoria de Ibermúsicas, y queriendo saber si el festival se iba a exportar este año a Brasil.
La otra tarea que nos deja este inmenso hermano –no sólo lo digo por su alta estatura física- es lo que inauguró este año, el ciclo de conversas: “Hablando de música. Diálogos en torno a músicas del Perú”, ciclo que condujo en el Centro Cultural de España.
Su experiencia como expositor, en diversas ocasiones, en actividades relacionadas a música, cultura y comunicaciones, le fue otorgando experiencia y desenvoltura para reunir en el mencionado ciclo a músicos, estudiosos y productores que no habían compartido mesa o evento antes, en una iniciativa que contribuyó a hacer comprender que existe una variedad de propuestas musicales, tradicionales y contemporáneas, consideradas, por igual, peruanas.
Esa fue una lección del maestro Santa Cruz, acercarnos musicalmente. Trazar líneas de contacto en un país tan diverso, para conocernos, para comprendernos, para disfrutar nuestras variadas propuestas musicales que encarnan tanto pasado como presente, pues qué es la cultura, sino espíritu vivo, Rafael estará vivo en cada conversa sobre nuestra música, sobre nuestra cultura, en cada escenario donde celebremos nuestra música bendita. Rafael ha pasado a ser nosotros, tenemos que redoblar esfuerzos para estar a su altura.
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Escrito por
Wili Jiménez Torres de Lima (Perú) es Comunicador Social, dedicado a la música y +
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