Fue el dictador de la hoy desaparecida República Federativa Socialista de Yugoslavia, Josip Tito, quien encargó los spomeniks ('monumentos' en serbio) que a continuación mostraremos. El propósito: conmemorar las batallas que, durante la Segunda Guerra Mundial, tuvieron lugar en suelo yugoslavo.

Si bien la producción de este tipo debía responder a las necesidades propagandísticas de la república socialista, la abstracción y el simbolismo no se quedaron de lado. No hubo una apuesta figurativa, ni literal en estos homenajes.

En varios sitios web, la serie de fotos tomadas por Jan Kempenaers (visita su sitio aquí), se presentan resaltando su apariencia 'alienígena', refiriéndose a sus volúmenes, motivos y grandes dimensiones.

Es interesante cómo se repite la idea de lo "alienígena" para dirigir la atención hacia un arte que hace memoria sobre personas que resistieron durante años a la invasión alemana. 

Cuatro décadas después de construirse los últimos monumentos, ubicadas en entornos abiertos, ahora son estructuras abandonadas, olvidadas, pintadas con grafiti, destruidas, erosionadas, y que han quedado en los actuales territorios croatas. 

Gracias a Kempenaers, quien en su juventud descubriera estos 'spomeniks' en una enciclopedia de arte en la biblioteca del Jan Van Eyck Academy, la memoria queda asegurada en el registro fotográfico con el que decidió explorar y recuperar los paisajes surrealistas de 26 de ellos.

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