Hace unas tres semanas estalló la controversia del 4 Salón Nacional de Fotografía ICPNA 2014, el evento más discutido del ámbito del arte contemporáneo peruano en lo que va del año. El personaje que la suscitó fue el joven fotógrafo Samuel Chambi, cuya enigmática serie de imágenes obtenidas mediante la selección de errores de captura con un scanner se llevó el primer premio del certamen sin tener, a primera vista, ningún punto en común con la idea tradicional que uno se hace de la fotografía, dejando perplejos a periodistas, bloggeros, críticos, amantes de las artes visuales y miembros de la guilda fotográfica por igual.
De más está decir que Lima no es una ciudad en la que el público, o incluso la crítica, suelen tener intercambios apasionados sobre temas de estética, pero, por una vez, eso es precisamente lo que se vivió durante las cerca de dos semanas en las que estuvieron rebotando enfurecidamente comentarios sobre este hecho en las redes sociales de la capital.
La hostilidad frente al trabajo de Chambi se expresó inicialmente con unos cuantos posts virulentos de fotógrafos en la blogósfera y un artículo de tenor similar que publicó en su página web la revista cultural Lima Gris. Lo cierto es que no hubo, en lo sucesivo, intentos serios de articular una crítica bien argumentada que sintonice con el rechazo mayoritario que generó la decisión del jurado (integrado por Juan Mulder, Carlo Trivelli y Alejandro Castellote) pero, de todos modos, no deja de ser digno de atención el hecho de que un evento artístico haya suscitado, en plena Lima del siglo XXI, una respuesta tan acalorada por parte de tantas personas, desembocando además en una serie de discusiones totalmente atípicas entre amigos sobre temas como la naturaleza de la fotografía, la cuota de azar en la creación, o las innumerables perversiones del mercado del arte contemporáneo.
Quizá exagero, pero la impresión que tuve durante unos días fue que términos como “scanner”, "photoshop", “post-fotografía”, “Rothko” e incluso "Fontcuberta" se habían vuelto los trending topics del momento. La polémica alcanzó su punto más álgido cuando fue reportada por el diario El Comercio, en cuyas páginas aparecieron citadas las siguientes declaraciones del fotógrafo Jorge Heredia: "He visto la obra premiada de Samuel Chambi en un concurso reciente y voy a hablar con él cuando lo vea. Está confundido, así de simple. No está seguro de lo que está haciendo. Lo que me causa estupor es que haya habido un jurado que le haya dado el premio. Es solo photoshop, no es fotografía. No hay realidad”.
Que la esencia de la fotografía es algún tipo de descripción visual de la realidad, que el retoque digital desvirtúa por completo el trabajo del fotógrafo, que Chambi es un improvisado, y que el jurado del concurso ha sido incompetente o imparcial, cuando no corrupto, son efectivamente tres de los argumentos que más han sido usados para descalificar el resultado del certamen. Entretanto, son muy pocos hasta ahora los que se han enfrentado a la tarea de pensar más a fondo en el significado del proyecto de este fotógrafo y el por qué de la perplejidad que provocan estas imágenes.
Ahora que el polvo parece haberse asentado finalmente, sospecho que valdría la pena que cada uno de nosotros – los involucrados, pero también los lectores y los espectadores de esta singular controversia – pongamos de lado nuestro orgullo, regresemos poco a poco a la cordura, y pensemos por un momento en lo que ha pasado, en por qué tanta gente se ha sentido indignada de la noche a la mañana por tres fotografías, y en lo que, en última instancia, dicen los términos en los que se ha planteado esta discusión de nosotros, de la esfera del arte local, de la formación del público, de la profesión de la fotografía en el Perú.
Ha llegado sencillamente la hora de tener una conversación de adultos al respecto.
Con el ánimo de iniciar esta segunda ronda de debates de manera serena, LaMula invitó a Carlo Trivelli, miembro del jurado del certamen, y a Jorge Villacorta, curador general de la Bienal de Fotografía de Lima, con quienes conversé largo y tendido sobre los temas de fondo que este Salón de la Fotografía ha contribuido a poner a la luz, más allá de una premiación con la que uno, desde luego, puede estar de acuerdo o no.
- El debate sobre la naturaleza de la fotografía
“No es fotografía. No hay realidad.”
Trivelli: “Las críticas que hablan de si esto es o no es una imagen fotográfica, me parece que no están tomando en cuenta la historia de la fotografía y el contexto actual en el que lo fotográfico está disperso de mil maneras.”
La fotografía siempre ha sido múltiple
Trivelli: “A cualquier persona que le enseñan fotografía, lo primero que le enseñan es a hacer fotogramas – o al menos era así antes de la llegada de lo digital. Era tu papel fotográfico con la luz de la ampliadora y ponías objetos y creabas formas, y eso también es fotografía. De hecho, los primeros experimentos fotográficos no usaban cámara: la cámara es una manera de resolver algunas de las intenciones que tenían los fotógrafos respecto al tipo de imágenes que querían obtener, pero la fotografía también es el fotograma. Y la fotografía es también, en la época de las vanguardias, el fotomontaje, que es cortar fotografías y armarlas como tú quieres. Vemos entonces que la dispersión de posibilidades de la fotografía no es algo tan nuevo, solo que en los años 50-60 se vuelve muy potente esta concepción modernista de la descripción visual, la previsualización y el traslado de la imagen a la copia final. Algo que nos interesa mucho del trabajo de Samuel es que es plenamente consciente de eso. Como ha dicho él mismo, te mandas a un salón de fotografía con estas imágenes y hay dos opciones: que crean que no sabes nada de fotografía, o que entiendan que tu intención es mostrar que el trabajo con scanner también es fotografía. Al final, si nos vamos a la etimología, fotografía es dibujo con luz; lo que se hace con el scanner, por lo tanto, es tan fotográfico como lo que puedo hacer yo con la tradicional Leica.”
La dispersión actual de la fotografía
Trivelli: “Estamos en un punto en que la fotografía ya ha dejado un poco de lado los compromisos estéticos modernistas. Desde que se inventa hay una pugna por saber si se trata de un arte o no, y es una lucha que va hasta principios del siglo XX. Recién con la llegada de las vanguardias, en los años 20, la fotografía irrumpe con fuerza como un arte con legitimidad propia, pero incluso hasta los años 60 siguió habiendo muchas resistencias a concederle ese estatuto frente a la pintura, el grabado u otras disciplinas más tradicionales. En ese contexto resultaba fundamental definir cuáles son los criterios para que una fotografía pueda ser considerada artística, y esos criterios se basaron en un precepto muy modernista, que es el de la esencialidad o la autonomía de los medios. La fotografía es un medio óptico-químico para producir imágenes, así que lo que los modernistas hicieron es derivar la estética fotográfica de esos principios: la fotografía tiene que ser una captación de la realidad, y su descripción visual de las cosas tiene que ser precisa y lo más amplia posible. Así se instala la idea de que la fotografía tiene su propia estética, distinta a la de la pintura, el dibujo o el grabado. (...) “Con el avance del tiempo aparece la fotografía digital, aparece la fotografía en dispositivos electrónicos que todos tenemos a la mano, aparecen otras maneras de captar imágenes, los scanners, se comienza a trabajar de una manera más conceptual (por influencia del arte conceptual de los 60), y es a partir de entonces que esta ética y esta estética puramente fotográfica que existía como la matriz de toda la producción fotográfica en el centro del siglo XX empieza a abrirse hacia un montón de sitios.”
- Un fotógrafo guerrillero
Samuel Chambi y el aletargado medio de la crítica fotográfica
Villacorta: “Como aquí el debate no es teórico, o no es entre teóricos, le ha tocado a un fotógrafo – que es muy bueno – plantear la situación en la que todo se pone en discusión. (...) El trabajo en sí mismo me parece cuestionador y provocador porque nosotros somos un poco ajenos al debate de si aún se puede seguir llamando fotografía a todo aquello que se hace con manipulaciones de carácter digital. Yo creo que es una pregunta pertinente y, entre nosotros, es Samuel Chambi el que, de una manera muy radical, casi guerrillera, la ha introducido en el campo de la discusión.”
Una propuesta coherente
Villacorta: “Hay una unidad de propósito que está evidenciada en las tres piezas que componen la serie. Y, desde luego, no puedo dejar de admitir que eso significa plantearle al público la pregunta de a qué se le puede llamar fotografía hoy en día de una manera extrema, porque es lo más extremo que Chambi pudo haber hecho, él mismo lo dice, es un accidente en el proceso de impresión digital. (...) “A mí me puede gustar o no su propuesta, pero lo que no se puede negar, en todo caso, es que es una exploración que se distingue por tener sentido en tres ámbitos a la vez: es una exploración del error, si quieres, pero es además una exploración del color y una exploración de una estética accidental. Lo que a mí me choca más es que no es una propuesta anti estética.”
Un arte retiniano y no retiniano a la vez
Trivelli: “Esa conciencia nos pareció interesante, hasta valiente, arriesgada; pero además creo que las imágenes son particularmente bellas. Eso es algo que ha escapado totalmente a la discusión. La gente solo ha visto las fotos en su reproducción online, y eso es completamente distinto a la experiencia de verlas en la realidad. Hay una delicadeza de las gradaciones del color que en la pantalla de la computadora no ves, hay una cualidad óptica, estética de las fotos que es muy apreciable cuando las ves en vivo pero que no se aprecia en una fotito reproducida en tu Facebook. Yo creo incluso que puedes no entender el rollo que hay detrás, y aún así considerarlas estéticamente bellas sin ningún problema.”
- El rechazo de la dificultad en el arte
El azar y el error
Trivelli: “Hay otro rollo también, es el asunto de valorar el azar. ¿Cuánto control tiene realmente un fotógrafo sobre lo que fotografía? Y esa es una pregunta que no solo concierne el medio fotográfico sino que atraviesa todo el arte moderno y puede verse reflejada también, por ejemplo, en los debates de los años sesenta sobre el chorreo de Pollock. Pero esta idea del azar controlado, de cómo puedes tú asir el azar y hacer que eso te hable de la realidad, tiene un contenido si quieres de profundidad filosófica que no me parece desdeñable y que es parte de la historia de la fotografía en general. Es decir, muchas de las fotos que estamos acostumbrados a ver hoy, como las que muestran la estela que deja un cuerpo al moverse, fueron consideradas errores en el siglo XIX. Los fotógrafos estaban probando cosas y a lo mejor no sabían manejar la velocidad de la cámara o de la película o del papel, y aparecían estelas. La solarización también salió de un error, las dobles exposiciones, y cuántas otras cosas.”
El arte geométrico
Villacorta: “Esto ocurre además en un contexto en que el arte geométrico no goza de favor popular. Te lo puedo decir porque en el año 2001, cuando trabajaba en la sala Miró Quesada, participé en la organización de una exposición de obras de la pintora geométrica Regina Aprijaskis, probablemente una de las más grandes artistas peruanas del siglo XX, y recuerdo que la reacción del público fue absolutamente hostil. (...) Hay una falta de sintonía con esta tradición que habla, esencialmente, de color y de contrastes. Para la percepción tiene una significación que a veces es muy difícil de definir, pero que tampoco se puede negar de plano.”
Nos dejamos llevar por el bobo
Villacorta: “Es un poco difícil lo que voy a decir, pero la generación que vive su adolescencia durante los años de violencia y que ahora tiene 35-40 años, es una generación que se deja llevar mucho más fuertemente por sus emociones. (...) Nos complacemos en reaccionar ante estímulos fáciles. El problema es que eso no le plantea a las artes visuales o a las artes en general un reto. Si no es por los creadores mismos, aquellos trabajadores culturales que están empeñados en hacer cosas distintas, no va a haber adentramientos o movimientos de avanzada en campos que son realmente valiosos, precisamente porque no los conocemos. Creo que hay una preferencia por andar por el camino ya recorrido. Te mueves un poco y la gente comienza a protestar.”
¿Un tipo de fotografía que solo le puede interesar a los entendidos?
Trivelli: “Yo creo que en parte quienes dicen eso tienen razón, pero no es un demérito. O sea, ¿cuánta gente realmente va a la Iglesia de la Merced, ve los cuadros barrocos y sabe qué santo es, cuál es su historia y por qué está representado con la mano acá o el báculo puesto en tal posición? El arte es complicado y necesitas entrenamiento para entenderlo. ¿Hay arte más hermético que otro? Sí. Pero parte de la gracia del arte es, precisamente, ser complejo, y en una sociedad como la nuestra se tiende a ver eso como si fuera una discriminación.”
- Lo que queda por hacer
La formación de la sensibilidad
Villacorta: “No ha habido una pedagogía del arte adecuada para acercar el arte contemporáneo al público. Es una cuestión de formación de la sensibilidad, no es una cuestión de ausencia de sensibilidad. La gente tiene enfocada su sensibilidad en cosas muy concretas, de manera que ¿por qué tendría que responder o interesarse en el arte conceptual o en cualquier otra situación del arte contemporáneo? (...) Nadie nunca, en ninguna institución museística del exterior, imaginaría un programa de exposiciones sin un programa muy fuerte de pedagogía que lo acompañe. A mí me sorprendió la Bienal de Sao Paulo en 2010 y luego en 2012, los kits pedagógicos que preparan los maestros para jóvenes y niños. Esto es algo que todavía tenemos que aprender en Lima. En la Bienal de Fotografía lo único que tenemos son algunas visitas guiadas y conferencias, pero una Bienal tendría que tener un programa pedagógico al lado.”
La necesidad de abordar los antagonismos latentes en el ambiente de la fotografía
Villacorta: “Para mí la situación tiene que ver con las expectativas de aquellos que practican la fotografía hoy en día en el Perú. Como la fotografía siempre ha sido importante en este país, y de un tiempo a esta parte son importantes las artes visuales nuevamente en esta ciudad – como nunca lo han sido antes, tal vez –, yo creo que un número grande de personas quieren llegar lejos y rápido y tal vez no hay suficientes concursos, tal vez no hay suficientes galerías; no debemos perder de vista ese tipo de insatisfacción también.”
El lado positivo de la polémica
Trivelli: “Este Salón ha suscitado que la gente discuta, que la gente pregunte y que salgan a la luz argumentos para un lado y para el otro, que es, al final, la única manera en que se va a romper esta relación elitista del arte con la sociedad de la que hablamos. Lo importante es que la gente vaya, vea, contraste argumentos y se forme una opinión. Que haya discusión es lo mejor que podría haber, solo que llevémosla como personas civilizadas.”
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