¿De qué es culpable la descentralización?
Especialistas responden a las acusaciones que señalan a este proceso como causa de los problemas con las autoridades locales.
El suspendido presidente regional de Áncash, César Álvarez, se encuentra actualmente preso en Piedras Gordas acusado de homicidio calificado por el asesinato del exconsejero regional Ezequiel Nolasco. Este caso de corrupción y sicariato puso el tema de los gobiernos regionales y la descentralización en la agenda política. Algunos afirman que la descentralización es la culpable.
Para responder a este cuestionamiento, compartimos las opiniones de Paula Muñoz Chirinos, profesora del Departamento Académico de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad del Pacífico; Raúl Molina Martínez, exsecretario de Descentralización de la Presidencia del Consejo de Ministros; y Carlos Monge Salgado, investigador asociado de DESCO. Ellos estuvieron en el programa La Hora N, conducido por Jaime de Althaus.
Sobre la propuesta del presidente Ollanta Humala de debatir la no-reelección de presidentes regionales en el Congreso.
Muñoz: Prohibir la reelección no es la solución, es una medida efectista que realmente no soluciona el problema de fondo, que tiene que ver con el temor por la concentración de recursos y en el manejo de ellos. No toma en cuenta que los políticos peruanos, sobre todo en el ámbito local, no se reeligen mucho en la práctica. En realidad, esto sería quitarles la posibilidad de ir a un segundo mandato y culminar sus proyectos a políticos que podrían ser buenos gestores.
Yo estaría de acuerdo que si la preocupación es la concentración excesiva de poder, se elimine la segunda reelección inmediata. Pero no creo que esto solucione los problemas.
Molina: La cualidad principesca a la que alude el Presidente no se debe a la reelección. Esto se debe a que se trata de personajes que no están soportados en partidos o movimientos políticos efectivos. Todo nuestro sistema institucional es presidencialista y esto contribuye a esa condición principesca, pero esto no se resuelve impidiendo la reelección. Lo que está definiendo la corrupción es que la institución es débil. Esta condición no se debe a la descentralización.
Monge: En dos períodos de Álvarez, la Contraloría no controló, la Fiscalía no fiscalizó, el Poder Judicial dejó ir a los sicarios acusados del primer intento de asesinato, la Policía estaba a su servicio y el Congreso bloqueó los pedidos de investigación. Ninguna de estas instituciones depende de la descentralización. Echarle la culpa a la descentralización es errar en la puntería.
El otro tema de fondo es el fracaso de la Ley de Partidos en la apuesta por reconstruir la institucionalidad política para que sea un aparato de representación. Lo que ha quedado son organizaciones locales que se constituyen en torno a un caudillo para una elección y luego desaparecen. No hemos logrado crear las condiciones para reconstruir un sistema de partidos que se viene desmoronando desde los ochentas.
Sobre las mafias de construcción civil
Carlos Monge explicó que estas se formaron en torno al sector privado y al amparo de la CTP aprista (Confederación de Trabajadores del Perú).
Molina: Esto es más fuerte en ciudades como Chimbote con una base económica y una historia de gran crecimiento de población, mucho contingente joven con empleo de baja calidad y una economía que no los podía incorporar. Por ejemplo, la base electoral de César Álvarez para su primer gobierno fue construcción civil. El señor Nolasco perdió el primer sindicato del cual él era secretario general y creó uno nuevo. Esta nueva alianza no funcionó para el segundo mandato de Álvarez y esto tiene que ver con el origen de las enemistad entre ellos.
Sobre la Oficina Nacional de Gobierno Interior (ONAGI)
Muñoz: La oficina de la que dependen los gobernadores ha sido usada indistintamente por los diferentes gobiernos. Esto se ve acrecentado por la falta de partidos políticos. Yo no los eliminaría porque es una institución importante porque logra conectar al Estado con las zonas más alejadas. De otra forma, el Estado central tiene poca llegada en el territorio.
Molina: Yo preferiría que sean representantes de la administración central. Debemos transparentar el hecho de que el gobierno central necesita coordinación en los departamentos, que tenga una oficina de administración pública más que de política del partido de gobierno.
Althaus pregunta: ¿Se deben re-centralizar algunas funciones?
Monge: En esta transferencia de competencias, quedaron dos vacíos: un primero, que Alan García trató de llenar mal, es la indefinición respecto al rol de los gobiernos locales en la educación y la salud. Se regionalizaron, pero con los municipios quedó en el aire. Este gobierno paró eso porque estaba mal armado. En segundo lugar, lo que es la fuente conflictos y colaboraciones impensadas, es que no se transfirió nada sobre la gran minería. Por ejemplo, el Gobierno Regional de Cajamarca que se opone a Conga no tenía forma de expresar su rechazo y tuvo que ir a las calles. Por otro lado, el Gobierno Regional de Moquegua que quiere sacar adelante Quellaveco, y sin ninguna competencia ni función formal, logró hacerlo. Ahí hay dos vacíos. Sobre lo demás, todo fue transferido pero bajo la fórmula de “competencia compartida”. Esto es muy ambiguo y confuso y sigue siendo fuente de conflictos.
Muñoz: El estatus de las municipalidades no quedó claro en esa reforma. La Constitución del fujimorismo les quitó competencias y poder a los distritos. En este nuevo proceso, no se ha revisado esto. Todos tenemos un nivel de gobierno intermedio. Además, somos el único país de América Latina con un sistema dual de municipalidades. En la práctica, no hay un sistema de coordinación que permita que las provinciales puedan planificar el desarrollo de la zona.
Molina: Habría que preguntar cuál es la función de cada uno. Si descentralizamos no es puro gusto, sino porque de esa manera es más fácil y eficaz llevar los servicios a los ciudadanos en comparación a un sistema centralizado. El criterio lo vieron muy fácil: todo lo grande para el central, todo lo chico para los locales. Lo chiquito en general es más numeroso y más complicado. Es más complicado gestionar pesca artesanal que gran pesca, minería artesanal que gran minería, pequeños negocios turísticos que los grandes. El supuesto fue que lo chiquito es más fácil y esto es mentira. Y se han creado caos como en Madre de Dios.
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Escrito por
Periodista con especialización en Gobierno y Políticas de Salud (PUCP), miembro de la Red Labora y especializado en temas de cannabis.
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