Un yuppie corporativo dedicado a las finanzas que haya pasado cuatro o cinco años en una escuela de economía no necesariamente debería llamarse ‘economista’ o científico social. Las crisis globales del 2008 y 2012 en Estados Unidos y Europa respectivamente, demostraron que existe una masa crítica de economistas que no se encuentran alineados desde su formación en pre grado o post grado con los grandes conflictos socioeconómicos o fenómenos sociales de mercado, dándole preferencia a la especulación, la paupérrima subcultura corporativa y desdeñando los verdaderos problemas sociales en un mundo donde el lucro fagocitario en desmedro de las masas populares y a favor de grupos de poder, ha campeado a propósito de las crisis financieras mundiales y a costa de una formación académica que apueste por un abanico más amplio de posibilidades en el campo de la práctica, estudio e investigación económica, donde no todo sean matemáticas, estadísticas y números. 

Nuevas crisis, nueva educación económica

Las escuelas de economía a nivel mundial –de momento- no estarían planteando mallas curriculares sólidas y con una potente diversidad de temas, sobre todo en el tramo social de los mencionados fenómenos de mercado y su incidencia sobre la sociedad en los derroteros de pobreza, desnutrición, desigualdad, redistribución de riqueza, salarios, mercado de trabajo, inclusión económica, ecología, proyectos sociales, ciudadanía, calidad de vida de las masas menos favorecidas, impulso del emprendimiento, inteligencia de negocios para pequeñas empresas, fortalecimiento de la institucionalidad, lucha contra la banca especulativa, antropología, sociología, historia, comportamiento humano, neuroeconomía, entre otros tópicos.

La Iniciativa Internacional de Estudiantes para el Pluralismo en Economía (Isipe en sus siglas en inglés), plantea que “No es sólo la economía mundial la que está en crisis. La enseñanza de la economía está en crisis también, y esta crisis tiene consecuencias que van más allá de los muros universitarios. ¿Lo qué se enseña, forma las mentes de la próxima generación de los políticos, y por lo tanto da forma a las sociedades en que vivimos? Nosotros, más de 65 asociaciones de estudiantes de economía de más de 30 países diferentes, creemos que es el momento de reconsiderar la forma cómo la economía se enseña. No estamos satisfechos con la dramática reducción del plan de estudios que se ha producido en el último par de décadas. Esta falta de diversidad intelectual no sólo perjudica la educación y la investigación. Limita nuestra capacidad para lidiar con los desafíos multidimensionales del siglo 21, de la estabilidad financiera, la seguridad alimentaria y el cambio climático. El mundo real debe ser traído de vuelta a las aulas, así como el debate y el pluralismo de teorías y métodos. Este cambio ayudará a renovar la disciplina y en última instancia, crear un espacio en el que las soluciones a los problemas de la sociedad se pueden generar”.

La decisión de darle un mayor empuje a la economía como práctica social que forme verdaderos científicos sociales y no yuppies de saco y corbata, ya se encuentra planteada y difundida por Isipe en 21 países, cinco de ellos de habla hispana.

Es hora de que los estudiantes peruanos de economía se cuelguen a esta plataforma.

Aquí el enlace:

Isipe.net

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