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Viaje al corazón de Rusia

La fotógrafa belga Bieke Depoorter subió al Transiberiano con la intención de explorar la vida familiar de las pequeñas ciudades que atraviesa.

Publicado: 2014-03-28

La fotógrafa belga Bieke Depoorter no habla ruso. Por ello, tuvo que pedir a un amigo que le escribiera en un pequeño papel un texto para su viaje: "Estoy buscando un sitio donde pasar la noche. ¿Conoces alguien que tenga una cama o sofá? No necesito nada en particular y tengo un saco de dormir. Preferiría no quedarme en un hotel porque no tengo mucho dinero y porque quiero ver la manera en la que se vive en Rusia. ¿Puedo quedarme en tu casa? Muchas gracias por su ayuda!"

Con esta ayuda y una cámara, Depoorter subió a bordo del Transiberiano, el servicio ferroviario más largo del mundo, con la intención de explorar la vida familiar de las pequeñas ciudades que atraviesa el tren a lo largo de la mayor parte de la que fue la Asia soviética. Recorriendo siete husos horarios entre Moscú y la costa rusa del océano Pacífico, la fotógrafa bajó en las pequeñas estaciones de la ruta, esperando que gente desconocida le dejara pasar la noche en su hogar. Así, se convirtió en un miembro más de las familias con las que convivía.

"En realidad no podíamos hablar, pero podíamos comunicarnos de otras maneras. Es curioso lo rápido que no me veían como un extraño más" , señala en Fader. Sus fotos retratan el mundo en el que viven personas que probablemente no verá nunca más. El resultado: imágenes sin flash y con una iluminación tenue que sumergen a uno al lado más íntimo de la población rusa.  

"Esta no es una historia sobre cómo vive la gente. Se trata de la intimidad y la relación entre ellos y yo. A veces, realmente empiezas a querer a esa gente, lo que hace difícil seguir el viaje. Aunque parece que una noche no es mucho tiempo, si se utiliza bien realmente sí lo es", indica la joven.

Acogida por el calor de las familias, Depoorter explica cómo estableció un contacto íntimo con los habitantes rusos. "En la sala, duermen, comen, beben, lloran... Allí todo sucede", explica. "Por un breve momento , yo era parte de eso. Su sofá se convirtió en mi cama por una noche. De esta manera, experimenté  un transitorio pero muy potente momento compartido", sentencia la artista gráfica.

Aquí les dejo alguna de sus imágenes:

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Escrito por

Tamara Lasheras

Politóloga, amante de la música y el buen vino. Buscando formas distintas pero posibles de hacer las cosas.


Publicado en

Redacción mulera

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