Todo parece indicar que respecto al Perú, la nueva presidenta chilena continuará cumpliendo con la agenda del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) del 27 de enero. Analistas y expertos consultados por el diario Cambio21 de Chile, no esperan que la porfía del triángulo de tierra formado por los hitos adyacentes a la costa sea parte de la estrategia de la nueva administración a corto plazo.

“…considerando la propuesta programática que hace Michelle Bachelet, yo esperaría que se va a establecer un diálogo bastante dinámico, especialmente con Perú, ya que se da por superada la demanda de La Haya, su resultado y, por tanto, su implementación y donde el tema del triángulo terrestre probablemente va a quedar en un nivel de status quo mientras se avanza en una relación diplomática que proporcione una solución políticamente efectiva en este tema” declaró a ese diario Guillermo Holzmann, analista en política internacional.

Otro tanto añade Ricardo Israel, abogado y comentarista internacional: “…no hay una política definida en cuanto a Relaciones Exteriores, ya que Chile no tiene claridad de cuáles son sus cualidades en este tema. Creo que lo primero es participar en un gran debate para definirlas, ya que las ideas que surgen tienen mucho o poco sentido dependiendo de las prioridades, como por ejemplo, el retirarnos del pacto de Bogotá”.

Existiría entonces cierto continuismo en cuanto a las Relaciones Exteriores del vecino país del sur. Una señal de ello es que Bachelet haya mantenido como agente ante la CIJ a Felipe Bulnes, quien vino de la administración anterior. La pregunta en todo caso sería: ¿esto es parte de una política de Estado o se seguiría con la ‘escuela’ de Piñera en cuanto a objetar la sentencia de la CIJ vía la porfía del triángulo terrestre?

De momento, la cancillería peruana no ha tocado el 'pendiente triangular' ni ha manifestado propuesta alguna por considerar que el tema, que Chile considera irresuelto, ya ha sido judicializado por la CIJ. 

Los trabajos de implementación del fallo siguen adelante según la línea iniciada en febrero pasado, y se programaría una reunión adicional 2+2 para fines del presente mes.

Bolivia insiste

Cierta flexibilidad y allanamiento al diálogo ha mostrado Michelle Bachelet con Bolivia, a pesar que el asunto marítimo con el país altoandino está zanjado para Chile.

Durante una rueda de prensa realizada ayer con la prensa extranjera en el local de su comando partidario (Pacto Nueva Mayoría), la mandataria se refirió a la demanda de Bolivia planteada ante la CIJ como “…un error, pues con la política del diálogo se podía avanzar de manera importante” refirió a CNN Chile. Sin embargo, Bachelet ya tiene un borrador trazado respecto a Bolivia: “Nosotros establecimos con el Presidente Morales y con el Gobierno de Bolivia, una política de diálogo y también convencidos que la relación con Bolivia no podía ser exclusivamente en un punto y establecimos una agenda de 18 o 15 puntos”, señaló la mandataria.

Puntos que tienen que ver con las relaciones diplomáticas y comerciales rotas desde 1979, manteniéndose tan sólo una oficina consular por ambas naciones. La agenda de poco más de una docena de ítems estaría enmarcada en este aspecto, no contemplándose una ansiada salida al mar que en opinión del presidente de Bolivia Evo Morales, citado por CNN Chile “…no es una aspiración (la salida al mar) ni de Evo ni del pueblo boliviano, es un derecho…”

Más allá de Perú y Bolivia

Para analistas y prensa chilenos, aún es precipitado adelantar la implementación de una estrategia internacional desde el Palacio de La Moneda respecto a Perú y Bolivia. Hay señales de una calmada continuidad. Ésta podría ser consecuencia de un esquema que priorice lo ‘urgente’ antes que lo ‘importante’.

Para BBC Mundo, Michelle Bachelet una médico de 62 años y que regresa para tomar desde una izquierda moderna la posta a un gobierno de derecha, priorizar tres tópicos serían lo ‘urgente’ en los primeros meses de su gestión: educación pública y el pasivo social que conlleva este tema; reforma tributaria, que alimente con nuevos flujos fiscales al sector mencionado; y una nueva constitución heredada de la dictadura militar que gobernó el país entre 1973 y 1990.

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