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foto: www.independent.co.uk

¿El humor siempre se opone al odio o también puede vivir de él?

La máxima instancia judicial de Francia ha obligado a un comediante a suspender su más reciente show, acusado de instigar el antisemitismo. ¿Se trata de una medida prudente o de un ataque a la libertad de expresión?

Publicado: 2014-01-11

Es 28 de diciembre en Inglaterra. Anelka, delantero francés del West Bromwich Albion, corre para celebrar el gol que acaba de concretar. Algunos de sus compañeros lo persiguen para abrazarlo. Ellos sonríen. Por una fracción de segundos la escena se asemeja a las que en otros tantos partidos se ha visto. 

Sin embargo, el gesto de Anelka resulta algo desconcertante. Extiende hacia abajo su brazo derecho y cruza el izquierdo por sobre su pecho para terminar posando su mano cerca de la axila. ¿De qué se trata? ¿Qué significa?  

Está haciendo una 'quenelle'.

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Pese a que el partido correspondía a una fecha más de la Premier League, el gesto generó una enorme polémica en Francia. Y es que la 'quenelle' es un gesto creado por el humorista francés Dieudonné y que el Gobierno de su país pretende eliminar por interpretarlo como antisemita. 

El propio presidente de Francia, Francois Hollande, pese a que no lo nombraba directamente, se refirió a Dieudonné y su corrosivo humor: "Ante el antisemitismo, ante los problemas de orden público por sus provocaciones inútiles, ante las humillaciones que representan las discriminaciones, pido a los representantes del Estado que permanezcan vigilantes e inflexibles"

No es un asunto tan sencillo. Si bien la disposición de las extremidades no es idéntica a la que utilizaban los nazis —aquí se alzaba el brazo derecho y se extendía los dedos hacia adelante—, el gesto resultante es tomado como una afrenta porque, según la lectura que se ha hecho de él, quiere expresar un rechazo total a los grupos judíos y al Estado de Israel. Por lo que —concluyen sus detractores— se estarían reemplazando las formas, pero el mensaje seguiría siendo el mismo: odio. 

Anelka declaró que efectuó dicho gesto como señal de solidaridad con Dieudonne, a quien consideró como su amigo. 


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Dieudonné M’Bala M’Bala, un popular y controversial comediante franco-camerunés, se ha convertido en las últimas semanas en protagonista de una historia que ha trascendido las fronteras de Francia y de Europa. 

Alrededor de su figura se ha generado una verdadera tormenta mediática y judicial. 

Él ha catalogado a su humor de "antisistema", aunque para el gobierno viene a ser, en verdad, "antisemita". Dieudonné, debido a sus bromas, ya ha sido condenado en más de una oportunidad por negar el holocausto, lo cual es un delito en Francia y en otros estados de la Unión Europea.  

Los principales objetivos de sus bromas son la comunidad judía y los Estados Unidos. Aunque otras comunidades afectadas también son los musulmanes y los chinos.

En los primeros días de enero, los alcaldes de siete ciudades distintas, siguiendo las recomendaciones realizadas por Manuel Valls, el ministro del Interior, quien a su vez tenía en cuenta las palabras de Hollande, impidieron que el espectáculo pudiera ser presentado, porque su humor afectaba "al respeto de la dignidad de las personas".

En Nantes, no fue la excepción. Sin embargo, el 9 de enero, el Tribunal Administrativo de dicha ciudad desautorizó la orden de la prefectura "en honor a la libertad de expresión". Se creyó que esta era una derrota del Ejecutivo socialista, pero horas después, ese mismo día, el Consejo Constitucional francés se manifestó y reafirmó la solicitud inicial contra Dieudonné.

Hasta entonces la defensa del comediante había invitado a ver la rutina para que se constatara que no tenía nada de racista

Como el comediante cuenta con miles de seguidores a nivel nacional, hubo una manifestación masiva a favor de él, a las afueras del teatro en Nantes donde iba a presentarse "La Mur", el espectáculo que fuera obligado a cancelarse.

Dieudonné pidió a los manifestantes, través de su cuenta en Facebook, que se retiraran pacíficamente, que no se enfrentaran a la policía y que, mientras lo hicieran, cantasen el himno de Francia, "La Marsellesa".

Hoy, 11 de enero, se pronunció nuevamente a través de dicha red social y afirmó que no continuaría con el montaje de su espectáculo: "Hay que plegarse a la ley y a las reglas que gobiernan esta democracia", no sin dejar de agregar que: "la injerencia es patente". 

¿Impedir su espectáculo ha sido la mejor decisión?


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¿Qué representa Dieudonné?

La respuesta de esa pregunta se ve afectada por otra pregunta: ¿para quién?

Para unos es alguien que dice las "verdades que molestan a las élites". 

Para otros, y entre ellos el gobierno francés, es un "pequeño empresario del odio". 

Los que están en contra de él afirman que sus espectáculos no son más que un panfleto de terrorismo intelectual. 

Los que están a su favor, en cambio, consideran que esta situación ha sido manipulada por el gobierno para desviar la atención de otros problemas centrales.

Dieudonné, en sus rutinas, es capaz de 'lamentarse' por el cese del exterminio de judíos. Ha declarado, también, que se considera 'neutral' frente al tema del holocausto de la Segunda Guerra Mundial, pues "no sabe a quién creerle", si a los nazis o a los judíos, ya que tampoco sabe "quién le provocó a quién", "quién le robó a quién". Pero Dieudonné, también en sus rutinas, defiende la visión de los 'condenados', de los 'apestados', como sucede con los palestinos.

Este caso ha servido para evidenciar el alto grado de sensibilidad que presenta la sociedad francesa frente a las posiciones radicales, pero también frente a la necesidad de defender la libertad de expresión y de pensamiento.

Desde cierta perspectiva, podría creerse que la situación se entramparía entre una y otra alternativa: entre el deber del Estado por intervenir y detener focos de racismo y violencia, como fue que consideraron los espectáculos de Dieudonné; y la posibilidad de manifestar un punto de vista, aunque divergente y corrosivo, como también se ha considerado a las bromas del franco-camerunés.

Una consigna que ha estado circulando, desde la izquierda radical francesa, ha sido la siguiente: "Contra Dieudonné, pero sin Valls".

Es decir, enfrentar el racismo que encuentran en las presentaciones del comediante, pero sin tener que recurrir a intervenciones provenientes de cualquier de los poderes estatales.

La que, en teoría, podría ser la mejor, pues plantea que el caso se resuelva de forma natural, no a través de una imposición, mucho menos de un gobierno, sino a través de un debate, de una deliberación, de los propios ciudadanos.

Para lograr este último estado sería necesario que todos los ciudadanos estuvieran debidamente calificados —tanto en mente como en actitud— para participar en la controversia y proponer una alternativa.

Pero eso es, siquiera por ahora, una utopía. 

En todo caso, la historia de Dieudonné nos muestra que la agresión proveniente de cualquier extremo nunca es la mejor solución, por más 'justificada' que se le pretenda.

A continuación unos videos con subtítulos en inglés de las presentaciones de Dieudonné.


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Escrito por

Paulo César Peña

Literatura. Historia. Arte. Lima. Y también dibujo ciudades en mis ratos libres. @dinamodelima


Publicado en

Redacción mulera

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