Conocido como 'el chico Polaroid', puesto que con ese modelo comenzó su incursión en la fotografía, Mike Brodie (Arizona, 1985) dedicó cuatro años de su vida, entre 2004 y 2008, a extraviarse por el territorio de Estados Unidos y recoger en imágenes un estilo de vida compartido por centenares de jóvenes desde décadas atrás: escapar de las comodidades y enfrentarse al destino antes de tener que regresar a la cotidianidad y establecerse definitivamente, con estudios, un trabajo, una familia.

Genuina representación de la fotografía de viaje, las imágenes de Brodie no pretenden juzgar ni pontificar sobre las condiciones en las que sus protagonistas se desenvuelven; son, en todo caso, una evocación de esos pocos instantes en los que uno —sin importar el género del que se sea— puede tener la oportunidad de desembarazarse de todo y simplemente entregarse al azar y a la aventura. 

Con más de 80 mil kilómetros recorridos, a través de 46 estados norteamericanos, por los que anduvo siempre con su cámara, Brodie nos permite contemplar algo más que solo rostros exhaustos, prendas andrajosas o mugre sobre las pieles, nos permite conocer un estado cercano a la libertad, aunque todos no estén preparados o de acuerdo con ello. 

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