#ElPerúQueQueremos

SFgate.com

¿Vuelve el sindicalismo?

En respuesta a malas condiciones laborales y bajos salarios, los trabajadores del sector servicios de los Estados Unidos escalan sus protestas. ¿Sucederá también en el Perú?

Publicado: 2013-12-07

Esta semana, como informó oportunamente La Mula, los trabajadores de Ripley anunciaron la realización de un paro nacional el 14 al 16 de diciembre, tras el fracaso de negociaciones con la gerencia de la compañía. El impasse entre los trabajadores y la empresa, en el contexto de una disputa que ya lleva varias semanas en el candelero, aún tiene posibilidades de ser resuelto. Ripley ha hecho sus descargos y explicado su posición, que considera realista. Por ejemplo, en este video.

Más allá de este conflicto específico y de su resultado final, lo cierto es que confrontaciones de este tipo en sectores como retail y las ventas de comida rápida se están convirtiendo en una brasa encendida de las relaciones laborales en la economía globalizada. Y no se trata únicamente de un problema propio de las zonas relativamente marginales, tercerizadas o emergentes del mundo, como el Perú, sino de uno que viene en crecimiento en las zonas centrales.

Esta semana también, por ejemplo, trabajadores del sector fast food de los Estados Unidos realizaron una serie de paros y protestas en 100 ciudades de ese país, expandiendo la escala de acciones similares llevadas a cabo el año pasado y a lo largo de este, en protesta por los bajos salarios, las malas condiciones laborales y la inseguridad en el empleo a los que se enfrentan. 

Se trata de la movilización más fuerte en la historia de la industria. Y ha contado con el apoyo decidido de algunos de los sindicatos más grandes del país, que en el pasado rehuían la tarea de organizar a los trabajadores de este sector.

Y estas protestas se sumaron a las que vimos durante la temporada de ventas del día de Acción de Gracias, cuando trabajadores de la cadena de tiendas de descuento Walmart —el mayor empleador privado de los EE.UU. y una fuerza casi sin parangón en la economía mundial— demandaron a su vez mejoras en esos mismos términos.

El propio presidente norteamericano, Barack Obama, lanzó este miércoles (en vísperas de las protestas de los trabajadores de fast food) un importante discurso sobre la economía de su país y sus expectativas para lo que le queda de periodo presidencial, a aprovechó la oportunidad para salirse del acostumbrado marco financiero y macroeconómico con el que usualmente se refieren los políticos a esos temas, y lanzar en su lugar una suerte de populismo reivindicacionista que recuerda el tono de su primera campaña.

“La desigualdad”, dijo Obama, “es el desafío definitivo de nuestra era”, y reiteró, como parte de su plan para enfrentarlo, la promesa de incrementar el salario mínimo para los trabajadores menos favorecidos, recordando a su audiencia que en la actualidad el salario mínimo federal en los Estados Unidos “está por debajo de los niveles que tenía cuando Truman ocupaba la presidencia”.

No es coincidencia que esa, un alza del salario mínimo, sea la demanda central de los trabajadores en los sectores retail y fast food de los Estados Unidos, que tan agitados estuvieron en los últimos días. Se trata del sector más deprimido de la fuerza laboral en el país, y también de uno que está en rápido crecimiento. Un estudio del National Enployment Law Center, realizado este año, reveló que los puestos de trabajo de nivel salarial bajo constituyen más de la mitad del crecimiento del empleo en el proceso de recuperación de la economía norteamericana, desde la Gran recesión de 2008, y que en particular los empleos en los sectores de retail y fast food suman el 43 por ciento de la nueva oferta laboral.

Por su parte, el Bureau of Labor Statistics, agencia oficial, ha indicado que las tres principales ocupaciones en los Estados Unidos son, hoy, vendedor de tienda, cajero y empleado en la industria de comida rápida.

Una característica común de los trabajadores en estos empleos es su carencia de títulos académicos avanzados, que algunos observadores identifican como la causa de sus bajos ingresos. Sin embargo, de acuerdo con un informe emitido en 2012 por el Center for Economic and Policy Research, no hay una correlación entre ese hecho y el declive de las condiciones laborales. Según ese informe, en número de trabajadores con títulos avanzados en los Estados Unidos se duplicó entre 1979 y 2010, el porcentaje del total de trabajadores cuyo empleo ofrece salarios decentes, seguro médico y fondos de jubilación declinó durante ese mismo periodo.

De acuerdo con los autores de este último estudio, la causa de este declive no hay que buscarla en el status académico de los trabajadores o en sus habilidades adquiridas, sino en “la pérdida de su poder de negociación”.

La propuesta de Barack Obama de elevar el salario mínimo en los Estados Unidos enfrentará sin duda numerosos escollos en un congreso radicalizado y dominado, en su ala derecha, por el Tea Party, que no quiere saber nada del asunto. Pero ya se han empezado a alzar voces incluso en ese sector de la arena política que favorecen la medida. Y su argumento es impecablemente neoliberal: los míseros salarios que se pagan en el sector conducen a esos trabajadores a buscar ayuda por parte del gobierno federal y de gobiernos locales, pues no pueden ni siquiera alimentar a sus familias con lo que ganan en un empleo a tiempo completo. Esto significa un enorme costo para los contribuyentes y un incremento en las funciones del estado como proveedor de bienestar, dos anatemas para quienes comulgan con posturas libertarias.

(No hace mucho, la propia cadena McDonald’s se encargó de enfatizar este punto, recomendando a sus trabajadores el uso de cupones de asistencia alimentaria provistos por el gobierno para suplementar sus ingresos, además de buscarse un segundo empleo luego de sus jornadas de tiempo completo con la compañía).

Este pequeño y apretado recuento de uno de los conflictos laborales más significativos en el centro de la economía global ha tenido por objetivo darle un poco de contexto a las protestas y demandas de los trabajadores del sector de retail peruano. Es verdad que las circunstancias son muy distintas, pero, en sus lineamientos más generales, los procesos tienen puntos en común. O, en todo caso, se ubican en un mismo marco de referencia.

Las últimas décadas han visto una transformación del empleo en la economía mundial, a la par de un aumento casi inédito de la desigualdad en los ingresos y una pérdida de capacidad de negociación de los trabajadores. Esta situación no ha hecho otra cosa que afiatarse y crecer en el contexto de la reciente crisis financiera, y es parte consustancial del modelo bajo el que operan las economías neoliberales.

Así, conflictos cada vez más agudos —como lo que están en desarrollo en los Estados Unidos— son de esperarse en estos sectores que concentran grandes números de trabajadores y los emplean en condiciones sub-estándar o percibidas como tales. Y es de esperarse también que (como históricamente ha sucedido con las políticas laborales y las prácticas de empresa) empiecen a aparecer con similar intensidad en zonas periféricas y emergentes en los que el modelo busca enraizarse.


Noticias relacionadas en La Mula

Trabajadores de Ripley anuncian nueva huelga

En "Viernes Negro", trabajadores de Walmart protestan por mejores sueldos




Escrito por

Jorge Frisancho

Escrito al margen


Publicado en

Redacción mulera

Aquí se publican las noticias del equipo de redacción de @lamula, que también se encarga de difundir las mejores notas de la comunidad.