"Algunos niños no quieren consolas, quieren un libro y un bolígrafo para ir al colegio", dijo Malala Yousafzai, considerada un símbolo de lucha por los derechos de la mujer, al recoger hoy su premio Sájarov .

Ataviada con un sari color salmón, ‘flor del maíz’ -seudónimo bajo el que contó sus vivencia en un blog de la BBC titulado Diario de una escolar pakistaní-, aprovechó para reclamar la atención de la Unión Europea para los millones de menores en el mundo que no tienen acceso a la educación.

Durante su discurso la joven lamentó que en su país las niñas "sufran a menudo acoso sexual y no las dejen ir más allá del perímetro de su casa". 

"Hay que cambiar de mentalidad. Un país no es más fuerte por el número de soldados que tiene, sino por su índice de alfabetismo", señaló.

La joven paquistaní hace solo un año se debatió entre la vida y la muerte al ser tiroteada en la cabeza por los talibanes por defender la educación femenina en su país. En octubre de 2012 comenzó a hacerse famosa mientras los cirujanos intentaban salvar su vida. 

Malala, que después de recibir tratamiento médico en Londres sigue allí su educación, quiso recordar una cita del filósofo Voltaire en su alocución. "No estoy de acuerdo con lo que decís, pero defenderé hasta la muerte vuestro derecho de decirlo", recordó.

La activista dedicó su premio a la Libertad de Conciencia "a los héroes sin nombre de Pakistán y a todos los que luchan por los derechos y las libertades".

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