En la sala José María Arguedas de la FIL de Lima, el lunes 28 de julio, se presentó Todos los cuentos, un volumen que recoge la narrativa breve de Augusto Higa, uno de los narradores peruanos más destacados de la segunda mitad del siglo XX. 


Partícipe de la histórica revista Narración en los setenta, Higa ha cultivado una obra en la que el lenguaje es el factor que refleja la vitalidad de lo popular. Los personajes de Higa son individuos que pertenecen a la clase media y que viven en barrios tradicionales de Lima como La Victoria, el Rímac o Barrios Altos.  
distintas etapas, un solo autor

La iniciativa de la editorial Campo Letrado merece ser destacada pues pese a la relevancia de Higa en la narrativa local, sus libros de cuentos se han convertido con el paso del tiempo en prácticamente inhallables.

Para Antonio Moretti, representante de la editorial, la publicación de Todos los cuentos es un verdadero rescate cultural y significa el inicio de una serie de lanzamientos de obras de autores que “idolatran”. Esa admiración, apunta, es la única condición.

En la presentación  particpó el profesor sanmarquino y crítico literario Jorge Valenzuela, quien planteó la posición de Higa en el canon local, así como la revisión de las principales directrices que han sostenido la producción cuentística del autor, relacionando cada título con una etapa distinta.

Con tan solo tres libros de relatos (Que te coma el tigre, 1978; La casa de Albaceleste, 1987, y Okinawa existe, 2013), en Higa —afirmó Valenzuela— es posible reconocer el uso de un lenguaje que apela al lector directamente y que tiene en el “horizonte de la experiencia cercana o de la vida misma” una marca inherente en su primer libro. Los giros populares hacen posible identificar la condición social, la ideología y la forma de ser de los personajes.

Estos personajes serán primero grupos juveniles,chicos de barrio. Para el siguiente libro, crecen, maduran y se adaptan a la sociedad que espera por ellos. Las instantáneas del día a día pintan esa realidad, en la que los personajes deben encontrarle un sentido a sus vidas. Es aquí cuando el narrador establece una distancia —si bien no enorme, pero sí evidente— con sus protagonistas.

En la tercera etapa, por último, se advierte la presencia de la herencia japonesa con mayor contundencia. En comparación con las dos anteriores, donde no existía siquiera un 'guiño' a lo oriental, aquí hay una exploración de la identidad a partir de la ascendencia japonesa. En palabras de Valenzuela, el autor se sabe “condenado inevitablemente a ser peruano”, aunque poseedor de una sensibilidad nipona.

valenzuela, higa y moretii la tarde de la presentación de "todos los cuentos" en la fil

El propio Higa tomó la palabra al final de la presentación. Afirmó que en sus cuentos, que no son más de veinte, es difícil encontrar alguna sustancia o poética única. Desde su punto de vista, su obra se halla estrechamente vinculada a dos mundos: el criollo (por el contexto y el entorno en el que vivió) y el japonés (por la crianza que tuvo dentro de su casa). Y apuntó que entre ambos no existe una separación tajante, sino una coexistencia simultánea.

Respecto a su participación en la revista Narración, Higa dijo que le parecía que existía una “mitología” imposible de deshacer, por más aclaraciones que haga: la idea de que existió un grupo Narración, cuando no fue más que un conjunto de escritores que formaron parte de una publicación.

Sin duda alguna, este volumen ayudará a conocer a uno de nuestros mejores cuentistas. 

El libro, editado por Campo Letrado puede adquirirse en el stand 75-76, que aloja a varios editores independientes peruanos.


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