La Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP) acaba de darle la estocada final a la defensa de Alan García en torno al pago de US$100 mil que el expresidente peruano recibió por una conferencia dictada el 25 de mayo del 2012 en Brasil.
"En función de su política interna, [la FIESP] no remunera a oradores e invitados y no cobra ingreso a los cientos de eventos que hace anualmente", le dijo el gremio empresarial brasileño a IDL-Reporteros. "La FIESP rutinariamente recibe jefes de Estado y personalidades políticas y fue en esa condición que Alan García estuvo presente en eventos en la Federación", agregó. Y el exlíder aprista debía saberlo, porque anteriormente había participado en cinco eventos organizados por la FIESP.
Con ello se cierra el último eslabón de una cadena de contradicciones y versiones que han dado tanto García Pérez como su defensa legal sobre este pago, por lo que las certezas ahora son más que las dudas en torno a la conferencia que dio el aprista el 25 de mayo de 2012 en Sao Paulo.
La historia, que comenzó cuando el mismo Marcelo Odebrecht, en noviembre del 2017, confirmó que García Pérez fue conferencista de su empresa, tuvo diversos momentos, pero dio un giro de 180 grados luego de que IDL-Reporteros reveló en noviembre pasado cómo se disfrazó el pago al expresidente por el evento en Sao Paulo de la FIESP, que las recientes confesiones de exejecutivos y operadores de la constructora brasileña ─que participaron directamente en la operación simulada─ confirmaron con pelos y detalles.
El 14 de noviembre del 2017, Alan García, luego del destape periodístico, confirmó haber realizado una conferencia para la FIESP, pero no mencionó a Odebrecht. De hecho, seguía negando haber recibido dinero de esta constructora. "Di más de 30 conferencias en 10 países, una en Brasil para la Federación Industrial de Sao Paulo (no Odebrecht). Todos los contratos, honorarios e impuestos pagados están publicados y han sido investigados por el Congreso y la fiscalía", escribió entonces en su Twitter.
Pero habían correos electrónicos en que el exencargado de la Caja 2 de Odebrecht, Marco Grillo, coordina con el abogado Américo Spinola, el pago de García a través de su estudio de abogados. Para ello, Odebrecht simuló un escenario para que la fuente de pago de los 100 mil dólares permanezca en las sombras.
El mismo Spinola, que fue solo el intermediario y que cobró una comisión de 15 mil dólares por prestarse a la operación de encubrimiento, lo confirmó ante los fiscales peruanos en febrero último en las diligencias de Curitba. Ya antes había hecho lo mismo el propio Grillo.
Acorralados por las evidencias, que el equipo especial Lava Jato considera sólidas, el expresidente aprista y su abogado, Erasmo Reyna, pasaron de la negación inicial a la aceptación parcial de algunos hechos. En el trámite, García intentó asilarse en la residencia de la embajada de Uruguay, pero su solicitud fue rechazada.
En principio, Reyna, negó que Odebrecht hubiera intervenido en la organización de la conferencia. "Alan García no ha sido jamás contratado por Odebrecht en ninguna de las conferencias", dijo, al afirmar que quien contrató los servicios de su cliente fue la federación de empresarios de Sao Paulo que agrupa a cerca de 130 mil industriales. "Odebrecht no ha tenido nada que ver en la organización, ni en la firma del contrato", insistía.
Pero ese alegato de defensa quedó sin puiso el 15 de noviembre de 2018, cuando IDL-Reporteros reveló cómo Odebrecht disfrazó el pago de 100 mil dólares a Alan García para ocultar su rastro, respaldada con abundante documentación interna de la oficina de Operaciones Estructuradas (la Caja 2) que ya tiene la fiscalía y que fue confirmada por su colaboradores eficaces.
Alan García seguía negando que Odebrecht estaba detrás de la conferencia en Sao Paulo, al alegar que lo contrató "la Agencia Spinola" (ya no la FIESP como aseguró primero), cuyo jefe era un headhunter "que les pone un conferencista". Pero poco después, el exmandatario fue desmentido por Ricardo Pinedo, su secretario.
"A través mío se coordinaban todas las agendas para las entrevistas. Nosotros no tuvimos agencias de speakers. Primero fue la conferencia, luego nos ponemos de acuerdo en los términos del contrato y luego ponemos la fecha anterior (…) No hay nada ilícito en regularizar un contrato entre privados", dijo Pinedo en una entrevista del 27 de noviembre en Canal N.
Pinedo tuvo que reconocer que el contrato fue simulado ante las evidencias. Ya con su primera coartada desbaratada, García cambió de versión el 14 de febrero pasado, cuando le envió un oficio al fiscal José Domingo Pérez Gómez en el que reconoció que en abril de 2012 se reunió con Jorge Barata, su amigo y el hombre que tiene todos los detalles y secretos de las coimas de Odebrecht en Perú.
Según dijo García en el escrito, Barata le solicitó el encuentro para informarle la invitación de la FIESP para dar una conferencia.
"El papel de Odebrecht y su gerente Jorge Barata se limitó a retransmitir el interés de FIESP en la conferencia, en tanto principal empresa con actuación en el Perú asociada a FIESP. En tal condición es que trasladó, vía correo electrónico, los documentos de FIESP e informó de que se regularizaría el contrato y el pago correspondiente posterior a la fecha de la conferencia. Esto queda corroborado con el correo que me envía el Sr. Pinedo – que se anexa al presente documento – dándome cuenta que el 28 de junio, es decir a un mes de ofrecida la conferencia, se había comunicado con el señor Barata quien a su retorno de Brasil nos traería el contrato correspondiente para ser firmado y proceder al pago por conceptos de honorarios".
Es decir, ahora el intermediario era Barata y no un headhunter o Sipinola. El cambio de versión de Alan era para curarse en salud de lo que estaba por venir por esos días: los interrogatorios a Grillo y al propio Spinola, ambos a cargo del fiscal Pérez. El exmandatario adjuntó varios correos electrónicos entre Pinedo y Jorge Barata, así como con la asistente de este, María Luisa Ballón.
Los testimonios y la evidencia documental confirmaban que Alan García había mentido en sus declaraciones anteriores.
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