La desaprobación ciudadana de los líderes políticos en general ha subido en el Perú, según la última encuesta de Ipsos Perú, síntoma probablemente de la actual coyuntura crispada por la corrupción institucionalizada en el país, pero hay dos que concentran el mayor rechazo y la menor aprobación: Keiko Fujimori y Alan García, que son, dicho se de paso, los dos más ligados a la imagen del político tradicional.
La jefa de Fuerza Popular registra 82% de rechazo y 13% de aprobación, frente al 90% que tiene el expresidente aprista de rechazo y el 7% de aprobación. La imagen de ambos está desgastada y devaluada, aunque atraviesan momentos diferentes, revela el estudio que publica este sábado El Comercio.
Keiko Fujimori, quien cae en las encuestas de forma sostenida, entró en colisión directa con el gobierno de Martín Vizcarra y su partido, que controla el Congreso gracias a la mayoría parlamentaria que tiene, es percibido como obstruccionista y prepotente, tónica en que se ha manejado los últimos dos años, marcados por la confrontación con el Ejecutivo, primero de PPK y ahora de Vizcarra.
Además, la dos veces candidata presidencial ha optado por blindar a personajes cuestionados no solo de su bancada, sino también al fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, por ejemplo, acusado de ser parte de una trama corrupta en el sistema de justicia, y al suspendido juez supremo César Hinostroza, cabecilla de la mafia 'Los cuellos blancos del puerto', según la fiscalía.
Keiko Fujimori es la única de los seis políticos evaluados por Ipsos para el sondeo cuya aprobación cayó. Su errático proceder le que costado incluso perde el apoyo incluso de una porción de su núcleo duro que la había respaldado hasta ahora. "En la primera vuelta del 2011, obtuvo 23%; y en la del 2016, 39%. Entonces, hay gente que habiendo votado por ella ahora está en contra. Veo posible que siga cayendo", sostiene el politólogo Arturo Maldonado, citado por el decano.
García por su lado está alejado de la política activa desde que dejó Palacio. Usa su cuenta de Twitter para emitir esporádicos mensajes políticos, pero casi siempre le recuerdan su pasado marcado por la sombra de la corrupción. Hace poco anunció que volvía a la política activa, con la supuesta intención de salvar del ostracismo al Apra, pero en el partido de la estrella, el anuncio no fue bien recibido y un grupo de militantes le pidió que siga alejado de Alfonso Ugarte, porque su presencia le hace mucho daño a la organización que fundara Haya de la Torre.
"En el caso de Alan García veo una saturación ligada a la impunidad. Hay un gran sector que se pregunta: ‘¿Por qué nunca le pasa nada?’. Y el otro factor que lo golpea es que se lo ha vinculado a escándalos de corrupción", dice Maldonado.
En la otra orilla
Aunque su nivel de desaprobación también subió, según el sondeo Julio Guzmán y Verónika Mendoza se posicionan como las figuras nuevas que ofrecen renovación en la política. El primero tiene 23% de apoyo y 53% de rechazo; la segunda con 21% de respaldo y 67% de desaprobación.
"Verónika y Guzmán son vistos [y] transmiten una imagen de renovación, pero con diferencias claras. Ella tiene un discurso muy relacionado con el ‘anti’, lo cual le asegura también un rechazo duro, mientras que él no tiene una ideología tan definida y, a la vez, un rechazo menor", señala el analista político César Campos.
En el medio están Alfredo Barnechea, con 14% de respaldo y 61% de rechazo, y César Acuña, con 14% de aprobación y 74% de desaprobación, también dos ex candidatos presidenciales sin gran exposición mediática en los últimos meses.
Sea como fuere, ninguno de los principales líderes políticos del país alcanza el 25% de respaldo. Eso sí, todos superan el 50% de desaprobación, lo cual es sintomático de la crisis de los sistemas político y de justicia. El deterioro de las figuras de casi todo el espectro político del país es evidente y el rechazo general a los políticos es creciente.
Lee también
Alan García omitió información sobre presuntos aportes de Camargo Correa a su campaña 2006
Lava Jato: Técnicos hallaron responsabilidad penal en Alan García, pero Rosa Bartra lo limpió