En un hecho sin precedentes, más de 300 periódicos de EEUU unieron esfuerzos y publicaron este jueves sendas editoriales en defensa de la libertad de prensa ante la ofensiva del presidente Donald Trump contra los medios de comunicación, a los que llama "enemigos del pueblo".

Con diferentes tonos y matices,  las publicaciones acordaron decirle a sus lectores, a la sociedad y al inquilino de la Casa Blanca que no son enemigos de nadie, pero fiel a su estilo incontinente, Trump optó por redoblar sus ataques, en Twitter.

"Los medios de comunicación falsos son el partido de la oposición. Es muy malo para nuestro gran país. ¡Pero estamos ganando!".

Pero en su mismo partido le han dado la espalda en esta cruzada. El Senado, de mayoría republicana, aprobó por unanimidad una dura resolución en defensa de la prensa, a la que Trump constantemente ataca.  Sin citarlo, el texto dice "que la prensa no es el enemigo del pueblo", "reafirma el papel vital e indispensable de la prensa libre" y "condena los ataques a las instituciones de la prensa libre".

"No hay nada que quisiera más para nuestro país que una verdadera libertad de prensa. Es un hecho que la prensa es libre de escribir y decir lo quiera, pero mucho de lo que dice son noticias falsas, impulsando una agenda política o simplemente tratando de dañar a la gente. ¡La honestidad gana!", insistió el magnate.

Luego, en otro mensaje, arremetió directamente contra The Boston Globe, medio que convocó a todos los periódicos de EEUU para que editorializaran a favor de la defensa de la prensa. Trump se burló de sus problemas financieros del pasado y de embarcarse en una "colusión con otros periódicos por una prensa libre".

"Reemplazar a los medios libres por medios gestionados por el Estado ha sido siempre la primera orden de cualquier régimen corrupto que toma un país", escribió el Globe en su editorial del jueves, al advertir que Trump "envía la señal alarmante a los déspotas, desde Ankara hasta Moscú, Pekín o Bagdad, de que los periodistas pueden ser tratados como un enemigo interior".

En un país donde la libertad de expresión es un principio consagrado y blindado en la ley, y la prensa es un contrapeso para evitar los abusos de poder, la ofensiva de Trump disparó las alarmas sobre la posibilidad de que acabe desatando violencia contra los medios. De hecho, ya periodistas que cubren sus actividades soportan acoso y gritos por parte de sus seguidores y la Casa Blanca vetó a una periodista de CNN.

Trump acusa a los medios de minimizar intencionadamente sus logros, pero lo cierto es que la prensa estadounidense, no solo está dispuesta a indagar a fondo un sinfín de asuntos, sino que ha puesto en evidencia la peligrosa tendencia que tiene Trump a mentir: dice en promedio 16 falsedades o medias verdades cada día, según un registro de The Washington Post. Bajo su mandato se terminó de instalar lo que se bautizó como la era de la posverdad, al punto que ha torcido el concepto de “noticias falsas” para referirse a cualquier información desfavorable para él.

Y los medios realmente son un dolor de cabeza para Trump. Por ejemplo, fue la prensa la que destapó una grabación de Trump en 2005 en la que despreciaba a mujeres; reveló las reuniones secretas entre el entorno del republicano y con rusos durante la campaña, que son claves en la investigación a la injerencia electoral de Moscú; la prensa también destapó las irregularidades en la Fundación Trump, entre otros hechos que han puesto contra las cuerdas al mandatario.

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