De espaldas a la realidad. Para el presidente Kuzcynski, el nuevo proceso de vacancia en su contra que se alista en el Congreso, por sus vínculos con Odebrecht a través de sus empresas de asesoría financiera, los cuales no ha sabido explicar de manera consistente hasta ahora, no es más que un complot de lo que llama "la extrema izquierda".
PPK aludía así a las bancadas de Nuevo Perú y Frente Amplio, que esta semana presentaron, por separado, dos nuevas mociones de vacancia presidencial, por incapacidad moral, acicateadas por nuevas evidencias sobre operaciones financieras vinculadas con millonarios proyectos de Odebrecht, la constructora brasileña que fue asesorada por Westfield Capital, de la que el mandatario es dueño; es decir, por el mismo caso por el que casi es destituido en diciembre pasado.
"Aquí lo que hay un esfuerzo de hacer una revolución de extrema izquierda. Eso está pasando", insistió en RPP, al ser consultado sobre la constante crisis en la que vive en Palacio.
Pero lo cierto es que otras bancadas que no son de izquierda, sino todo lo contrario, empezando por Fuerza Popular, han anunciado que se sumarían a los pedidos de destitución en su contra, y no precisamente por una mera cuestión de ideologías o porque no les guste su cara como cree PPK, sino porque existe información que evidencia —y en algunos caso confirma— que PPK no dijo toda la verdad la primera vez que enfrentó un proceso de vacancia, cuando varias ofreció disculpas por no haber sido prolijo para explicar la diferencia entre sus actividades públicas y privadas.
Pero el jefe de Estado desaprovechó una vez más la oportunidad de aclarar por qué sus intereses privados parecen mezclarse con extrema facilidad con su función pública. En cambio, optó por repetir una y otra vez la frase "extrema izquierda" para justificar la situación en la que está. En buena cuenta, para PPK todo se reduce a un intento de estos grupos de destituirlo porque no digieren el indulto que le otorgó a Alberto Fujimori, el cual volvió a defender en todos sus extremos, a pesar de las graves irregularidades e inconsistencias detectadas en el trámite y proceso de los beneficios.
Sobre el informe que el Banco de Crédito del Perú (BCP) le entregó el 10 de enero pasado a la comisión Lava Jato, sobre las operaciones financieras en las que participaron su empresa Westfield Capital y First Capital, de la que es dueño su socio y amigo, el chileno Gerardo Sepúlveda, PPK alegó que es un "refrito", porque esa información la entregó a la Comisión Pari "hace tres o cuatro años" y está explicada y sustentada.
"Todo esto está clarísimo, esto es un refrito por una sencillísima razón: hay un grupo de extrema izquierda que no está reconciliado con este indulto [a Fujimori], eso es lo que pasa. Una cosa es no estar de acuerdo o sentirse incómodo con el indulto, otra es plantear una moción de vacancia que no tiene sustento".
Pero valgan verdades, no todo está "clarísimo" como sostiene el jefe de Estado. El reporte del BCP contiene información que no era pública hasta ahora que los medios la han empezado a revelar, y pone en evidencia no solo la sorprendente capacidad de PPK de pasar de lo público a lo privado y viceversa sin mayores remilgos, sino también alienta las sospechas en torno a presuntos actos irregulares.
Por ejemplo, cuando Gerardo Sepúlveda, en su calidad de representante de Westfield Capital (la firma de PPK), suscribió un contrato con la compañía Transportadora de Gas del Perú (TGP) en julio de 2003 para estructurar un programa de bonos corporativos junto con el BCP y Apoyo Consultoría. Al momento de la cerrar la asesoría, Kuczynski había salido del Ministerio de Economía, pero volvería a ese despacho 11 meses después. El mandato de TGP a Sepúlveda siguió vigente cuando PPK era parte del MEF.
Algo similar pasó en marzo del 2004, cuando Odebrecht firmó con Gerardo Sepúlveda un contrato para la asesoría en la reestructuración y colocación de instrumentos de renta fija y renta variable para el financiamiento de la obra de Trasvase del Proyecto Olmos. Y el 16 de febrero de ese año, PPK había asumido por segunda vez el MEF.
La defensa legal de Kuczynski alega que cuando fue funcionario público, nunca trabajó para alguna empresa privada; si lo hizo, fue cuando estaba fuera del Estado. Pero en marzo del 2005, cuando PPK era ministro de Economía, Odebrecht volvió a firmar un contrato con Sepúlveda, como representante de Westfield Capital, para la evaluación financiera de la concesión para la construcción, operación y mantenimiento del Eje Vial Amazonas Norte-IIRSA Norte, proyecto que se adjudicó a la brasileña.
En abril del 2005, cuando Kuczynski seguía en el gobierno de Toledo, su amigo Sepúlveda firma otro contrato de asesoría con Odebrecht para la evaluación financiera de la concesión para la construcción, operación y mantenimiento del Eje Vial Amazonas Sur-IIRSA Sur.
Ahora, las investigaciones que se hagan a partir de estos datos, tanto en el Congreso como en el Ministerio Público, deberán determinar si hubo algún tipo de ilegalidad, como se sospecha. Pero no parece haber en todo esto un complot ideológico detrás, como insiste en creer PPK.
"Debemos ver qué está motivando esto. Es un grupo de izquierda, no de repente los que tiene dudas, sino gente extrema que se ha subido a los problemas que tienen los paperos […] son los mismos que bloquean la Carretera Central", dijo, en alusión al paro agrario, con lo que, de paso, terminó por mezclar papas con camotes.
"Seamos optimistas, creo que todo esto se va a arreglar. Debemos vivir en un país de tolerancia", concluyó PPK, que parece estar en un estado de gracia que no le permite ponderar la magnitud del problema que enfrenta.
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