El rostro de los ciudadanos de la capital de Brasil hoy, es uno: el del hartazgo ante los actos de corrupción develados. Alrededor de 150 mil personas tomaron Brasilia. Hasta el momento son ocho detenidos, 49 heridos y siete edificios ministeriales dañados luego de que la marcha pacífica contra el gobierno de turno se transformara en un violento enfrentamiento entre policías federales y los protestantes que exigen la renuncia del presidente Michel Temer por sus vínculos con exautoridades inmersas en actos irregulares como el caso Lava Jato.  

Ante el caos, Temer firmó un decreto con el que autorizó a tropas del Ejército a desplazarse por el centro de la capital, decisión que generó críticas tanto en la oposición como en diputados acordes al Ejecutivo. Dentro de la Cámara de Diputados, en el hemiciclo, los parlamentarios afines y en contra de esta gestión, en medio de un acalorado tumulto, llegaron a gritarse, golpearse y empujarse entre ellos. Acto que forzó la suspensión de los debates. Hoy, jueves 25, el presidente revocó la medida de fuerza.

Los ciudadanos protestaron contra las reformas liberales del Gobierno y cansados de las sospechas de delitos de corrupción del mandatario, Temer. Este es uno de los mayores despliegues de los últimos años en la capital del país, alrededor de la explanada de los ministerios. 

El diario O Globo ha difundido un video en el que se ve a varios policías disparando con armas de fuego contra los ciudadanos. Las columnas de humo negro, balas de goma y piedras cayendo en dirección contraria por los aires, entre el sonido de las detonaciones de fusiles de los militares son parte del paisaje que hubo en Brasilia.

Miembros de los Black Block, que durante los últimos meses ya han provocado graves incidentes en ciudades como Río de Janeiro, habrían sido quienes prendieron fuego en las sedes de los ministerios. En el Ministerio de Agricultura, las llamas consumieron un auditorio y los manifestantes han destrozado la planta baja.

Acorralado por las acusaciones de corrupción, Temer cuenta cada vez con menos apoyo de sus propios aliados políticos. Es por esa razón que habría activado la ley que le permite decretar una alerta especial y movilizar el Ejército en defensa del orden público para “enfrentar” esta situación. Esa ley ya fue usada para reforzar el despliegue de seguridad en los Juegos Olímpicos y garantizan el orden en recientes huelgas de la policía en estados como Río de Janeiro y en Espírito Santo.

La violencia estalló también en Río, donde empleados públicos furiosos por los recortes aplicados por el Gobierno estatal -en situación de quiebra- salieron a las calles en donde vienen enfrentándose a la policía.

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