El presidente Pedro Pablo Kuczynski aprovechó la ceremonia de reconocimiento a los comandos que hace 20 años participaron en la operación Chavín de Huántar y rescataron con vida a 72 rehenes secuestrados por el MRTA en la residencia del embajador del Japón en Lima, para enviar un mensaje conciliador a Keiko Fujimori, quien estuvo presente en la ceremonia, a solo una metros del mandatario, aunque siempre se mostró distante.
“Quiero saludar también a la hija de don Alberto Fujimori, que está aquí con nosotros (…)Tenemos que voltear la página, siempre va haber problemas”, dijo el jefe de Estado, quien además calificó de 'eximia' la labor en la lucha contra el terrorismo del expresidente, hoy encarcelado por violaciones a derechos humanos y corrupción, aunque PPK parece olvidar que en el régimen fujimorista se permitió y avaló el accionar de escuadrones de la muerte, como el grupo Júpiter, conocidos también como 'Gallinazos', cuya labor fue eliminar a emerretistas capturados con vida en el rescate de la residencia del embajador japonés.
Keiko Fujimori presenció los actos conmemorativos en el estrado de honor, aunque casi no se inmutó por el pedido de tregua de Kuczynski. La excandidata estaba una fila después que el mandatario, las autoridades del Ejecutivo y los exrehenes.
Los desencuentros entre la hija de Fujimori y el actual jefe de Estado vienen desde la campaña electoral, y se materializaron desde el inicio del presente quinquenio en el Congreso, que es controlado por la bancada de Fuerza Popular, gracias a la mayoría absoluta que le dan los 72 escaños de 130 que posee.
"Tú no has cambiado 'pelona', sigues siendo la misma", le dijo PPK a Keiko, en una de sus frases más recordadas en el último debate que tuvo a ambos candidatos como protagonistas antes de la segunda vuelta.
Ya con Kuczynski en Palacio, la tensión con la lideresa de Fuerza Popular, quien había perdido su segunda elección presidencial consecutiva, se acrecentó, y llegó a su clímax en el Congreso dominado por el fujimorismo, con la arbitraria censura en diciembre pasado de Jaime Saavedra, entonces ministro de Educación.
Keiko, quien a esas alturas no terminaba de asimilar su nueva derrota electoral, no tuvo problemas en utilizar su aplastante mayoría en el Congreso para poner contra las cuerdas al Ejecutivo y ufanarse de ello, como se evidenció en el ya tristemente célebre chat del ‘Mototaxi’.
La historia, aunque con matices, parecía que se iba a repetir con el ministro de Transportes y vicepresidente del país, Martín Vizcarra, quien estuvo al borde de la interpelación -y eventual censura- por el caso Chinchero, pero las emergencias en el país por las lluvias, huaicos y desbordes lo salvaron.
Es en este contexto que ahora PPK lanzó el guante a Keiko, pero ella no fue la que lo recogió sino su propio padre, quien en su cuenta de Twitter se mostró a favor de "voltear" la página como lo planteó el mandatario, lo cual pone en una disyuntiva a la bancada fujimorista, donde es sabido, hay dos corrientes: albertistas y keikistas. Hasta hora, los segundos parecen llevar la delantera y los primeros, encabezados por Kenji, el menor de los Fujimori, están replegados.
¿Obstruir o concertar?
Las primeras reacciones a la postura expresada por Alberto Fujimori en Fuerza Popular llegaron de la legisladora Úrsula Letona, uno de los rostros nuevos del fujimorismo en este quinquenio.
"Desde luego compartimos la visión del ex presidente Fujimori de trabajar en forma conjunta y siempre, por supuesto, con la independencia de poderes, porque somos un Congreso proactivo, colaborativo y lo estamos demostrando en el día a día".
Letona agregó los fujimoristas "no nos quedamos en los odios y vamos más allá", pero en política, como se suele decir, del dicho al hecho hay mucho trecho.
"La campaña terminó hace muchos meses y lo que hicimos desde el primer día que entramos en funciones, es trabajar, liderados por Keiko Fujimori".
Keiko no se ha pronunciado sobre la tregua planteada por PPK, y sus principales voceros en el Congreso tampoco. Así, todavía está por verse cuál será el camino por el se decantarán. ¿Continuarán mostrando los dientes al oficialismo y o le bajarán el tono a la confrontación? Se como fuere, es necesario llegar a ciertos consensos para garantizar niveles de gobernabilidad. Y a eso parece apuntar el presidente, con sus palabras, según le dijo el analista Aldo Panfichi a La República:
"Ha sido un mensaje para que Keiko Fujimori o los dirigentes de su partido político orienten a su combativa bancada a aprobar ciertas leyes o bajar la pistola en otras. Fue un gesto para bajar el antagonismo".
Por lado, la ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Cayetana Aljovín, dijo este viernes que "voltear la página" implica dejar atrás las rivalidades políticas y trabajar juntos por una reconstrucción con cambios. "Es que trabajemos juntos para que haya mayor crecimiento económico y reconstrucción con cambios, que apoyemos todos a que esto se dé", subrayó.
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