Juan Manuel Santos va a lo seguro esta vez. El presidente de Colombia anunció que el nuevo acuerdo de paz del Gobierno con las FARC, que se acordó el 12 de noviembre, será firmado este jueves en el emblemático Teatro Colón de Bogotá a las 11:00 horas, en un acto que no tendrá la pompa del que se celebró el pasado 26 de septiembre en Cartagena, pero que no deja de tener el mismo simbolismo. Además, confirmó que el texto final con los ajustes pactados con la guerrilla será refrendado e implementado en el Congreso, donde el oficialismo tiene mayoría, y ya no a través de un plebiscito, como exigían los partidarios del 'No' liderados por el senador y exmandatario Álvaro Uribe.
Este anuncio llegó en momentos en que el proceso de paz parecía tambalear, en medio del repunte del paramilitarismo y el asesinato de varios líderes sociales que evidencian la fragilidad del cese al fuego que rige hasta fin de año, así como el rechazo del uribismo al nuevo pacto, al señalar que es "apenas un retoque del acuerdo rechazado por los ciudadanos" el pasado 2 de octubre en la consulta popular.
"La inmensa mayoría de los sectores de la sociedad civil, los jóvenes, la iglesia y sectores políticos han señalado su preocupación frente a un nuevo plebiscito. Una nueva campaña polarizaría de manera peligrosa al país y este es el momento de la unión y no la división", subrayó el presidente Santos en un mensaje televisado.
En un comunicado, el Centro Democrático, el partido de Uribe, dijo que el hecho de que el Gobierno no aceptara "modificar temas fundamentales para la democracia" en el primer acuerdo de paz llevó a sus partidarios a "no aceptar" el nuevo pacto, no obstante han reconocido que en "otras materias hubo avances".
Entre los temas del texto final en donde no se lograron modificaciones el uribismo mencionó que "elevar los acuerdos al nivel constitucional, con alcance de Bloque de Constitucionalidad; total impunidad o penas simbólicas, que significan lo mismo, para delitos de lesa humanidad, y crear una justicia paralela a la medida de los intereses de la FARC".
Desde la victoria del 'No' en el plebiscito, el equipo negociador del Gobierno y la oposición se reunieron hasta en 10 ocasiones. Luego de estos encuentros, el Ejecutivo llevó a La Habana, sede de las negociaciones con la guerrilla durante cuatro años, un documento con 400 propuestas de los detractores del proceso de paz, muchas de las cuales fueron incorporadas en el texto final que anunció el 12 de noviembre.
"Desgraciadamente, algunos de los sectores más radicales del 'No' o se siguen oponiendo al nuevo acuerdo, a pesar de sus claros e importantes cambios y ajustes. Lamento de veras esa posición", dijo Santos al comentar la postura que asumió el uribismo.
Uribe ha insistido en que se tienen que modificar asuntos referidos a las sanciones a los guerrilleros, aunque no precisa en qué términos, así como "la no elegibilidad mientras se cumplen penas" y "eliminar el narcotráfico como conexo al delito político", entre otros aspectos. "El Gobierno nos ha dicho que estos temas no son revisables; sin estas reformas, el acuerdo es apenas un retoque del rechazado por los ciudadanos", dijo el martes el senador y exmandatario.
"Los colombianos no pueden seguir viviendo en la incertidumbre", fue la respuesta que le dio a Uribe el jefe del equipo negociador del gobierno, Humberto de la Calle, quien fustigó la actitud de los promotores del 'No', al subrayar que el repunte del paramilitarismo y el asesinato de varios líderes sociales, así como la muerte de dos guerrilleros en un enfrentamiento con el Ejército, evidencian la "fragilidad del cese al fuego y un agravamiento de la violencia". "Implementar este nuevo acuerdo a la mayor brevedad posible es fundamental para cumplir con la obligación que tengo", agregó.
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