El encuentro que este miércoles sostuvieron el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y su más férreo enemigo político, el senador y su antecesor Álvaro Uribe, concitó mucha expectativa. Volvieron a estar frente a frente en el Casa de Narino, sede del Ejecutivo, tras seis años de enfrentamientos para tratar de salvar el acuerdo de paz con las FARC, luego de que los colombianos le dijeran 'No' a lo negociado en La Habana durante cuatro años.

Uribe no se quería quedar fuera de la foto histórica que buscaba ponerle fin a más de 50 años de guerra. Y lo logró, a su estilo, liderando una campaña del miedo y populista que caló y lo llevó otra vez a estar en el centro de los reflectores

Uribe llegó a la casa de narino en medio de una gran expectativa de la prensa. (El Tiempo) 

"Estamos muy cerca de lograr la paz, una paz estable, duradera y con un apoyo ciudadano más amplio", dijo Santos en una declaración tras reunirse con Uribe y un grupo de políticos que promovieron el No en el plebiscito del domingo, como el también expresidente Andrés Pastrana y exprocurador Alejandro Ordóñez.

SANTOS Y URIBE SENTADOS EN LA MISMA MESA. COMO CUANDO ESTABAN DEL MISMO LADO. (PRESIDENCIA DE COLOMBIA)

"Si todos tienen esa voluntad y contribuyen con responsabilidad, realismo y celeridad, lo conseguiremos. Y quiero insistir en el tema de la celeridad. La administración del cese al fuego y hostilidades en las condiciones de incertidumbre actuales, conlleva muchos riesgos", agregó el mandatario.

Uribe por su lado mantuvo sobre la mesa todas sus peticiones y exigencias para modificar el acuerdo de paz con las FARC, referidas básicamente al tema de los castigos, participación política de los guerrilleros involucrados en crímenes de lesa humanidad y a una ley de alivio judicial para los militares que combatieron la subversión. 

"Manifestamos ajustes y proposiciones iniciales que deberán introducirse a los textos de La Habana para buscar un nuevo acuerdo de paz que vincule a la totalidad de los colombianos. El presidente de la República expresó voluntad para lograrlo", afirmó.

Ambos dicen que abogan por la paz. En el fondo parecen estar de acuerdo, en la forma están las diferencias sustanciales. Y en algo más, que el escritor Héctor Abad, en su columna en El País, lo describe así:

"Para que ganara el no, [Uribe] ha dicho muchas mentiras que ni él mismo se cree: que el comunismo tomará el poder, que ya viene el lobo del castrochavismo, que está en contra de la impunidad de los terroristas. Qué va, no es eso. Santos y Uribe quieren lo mismo: ser ellos, cada uno, los protagonistas del acuerdo, y que el protagonista no sea su adversario político. Es un asunto humano, demasiado humano, de pura vanidad. La paz sí, pero si la firmo yo".

¿Qué se acordó en la cita Santos-Uribe?

Las partes aceptaron la creación de varias comisiones para tratar temas que los partidarios del No rechazan del acuerdo de paz y avanzar hacia una solución que ponga fin al conflicto con las FARC. Santos se comprometió a "atender en la medida de lo posible sus observaciones y propuestas de ajuste". Este mismo jueves se reunirán estos grupos para seguir avanzando en las negociaciones en esta nueva fase.

Pero lo cierto es que, en este momento, el proceso de paz sigue en un limbo de incertidumbre jurídica y real. Y más allá de las declaraciones, gran parte de lo que se haga dependerá de la voluntad de las FARC para renegociar algunas de las condiciones ya acordadas, sobre todo en lo referente a los castigos para los guerrilleros por los crímenes que cometieron. Ahí radica la principal dificultad.

El Gobierno ya tiene a sus dos emisarios claves, Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo, en Cuba para tantear el camino con la cúpula de las FARC. Pero ya 'Timochenko', el jefe máximo de la guerrilla, marcó el terreno: que lo pactado, firmado está. Que eso no es negociable

Para las FARC, el núcleo del acuerdo que se suscribió en Cartagena radica en que los guerrilleros recibirían un trato especial de la justicia si confesaban sus delitos, no iban a pagar cárcel, sino una suerte de exilio en zonas especiales del país bajo custodia del Ejército, y eso es lo que la oposición ahora quiere modificar. ¿Cómo los van a convencer?

El pueblo colombiano decidió votar mayoritariamente por el No. Es decir, que no están a favor de lo pactado en la mesa de diálogos en La Habana. Cambiar ese acuerdo es posible jurídicamente, pero en la práctica es muy difícil.

¿Qué buscaría el uribismo?

Según algunos analistas, Uribe busca tener uno o dos asientos en la mesa que se espera reabrir en La Habana para renegociar los acuerdos. El uribismo buscaría que las FARC cedan en el tema de los castigos, para que cumplan una pena, corta aunque sea, de cárcel efectiva, a cambio de una Asamblea Constituyente. Esta es una aspiración que comparten Uribe y la guerrilla. ¿La razón? Porque les conviene: con una nueva Carta Magna producto de un acuerdo entre ambos bandos, Uribe podría volver a tentar la Presidencia (con la Constitución actual no puede), y las FARC podrían ser un nuevo gran partido de la izquierda populista en Colombia

Pero la pregunta de rigor es si Santos estará dispuesto a ceder en este punto y que su rival político no solo le quite el protagonismo, sino que además lo suceda en el cargo. Difícil de imaginar. Pero Colombia ya demostró que es un país donde todo parece posible.

(Foto de cabecera: Presidencia de la República de Colombia)

Lee también:

Ingrid Betancourt y Clara Rojas, víctimas de las FARC, abogan por continuar camino a la paz

Colombia: Actitudes hacia la paz, nuevo consenso y La Habana

Colombia: ¿Qué pasará luego del 31 de octubre?