foto de cabecera: roberto young
Un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH) del año 2009 declaró responsable al Estado peruano por la desaparición del joven estudiante Kenneth Anzualdo en 1993, ordenando que se indemnicen a sus familiares y se coloque una placa en su memoria a modo de desagravio.
En marzo de este año, más de cinco años después, llegaría finalmente la materialización de dicha placa con la presencia de dos ministros de Estado -en 2013 ya habían pedido disculpas públicas en un acto encabezado por el ministro de Justicia-, sin embargo hasta hoy a nivel judicial no existe una sentencia que condene a los sindicados como responsables del secuestro, tortura, asesinato y desaparición de Keneth, su amigo y compañero de estudios Martín Javier Roca Casas y el ex catedrático Justiniano Najarro Rúa en 1993.
Una justicia que llegó finalmente este martes con la condena de 22 años de cárcel para Vladimiro Montesinos Torres, el ex comandante general del Ejército, Nicolás Hermoza Ríos, Enrique Nadal Paiva y Enrique Oliveros Pérez al ser declarados autores mediatos de la desaparición forzada de estos ciudadanos producto de la política 'antisubversiva' durante el régimen de Alberto Fujimori. La Fiscalía había solicitado una condena de 35 años de prisión para cada uno.
El reconocimiento de responsabilidad del Estado determinado por la Corte IDH en el caso de Kenneth ha sido crucial y se sumó a la evidencia encontrada durante las investigaciones contra Fujimori en el año 2002, cuando una Comisión Investigadora del Congreso encontró y decomisó en la sede del Servicio de Inteligencia del Ejército dos cuadernos de registro de detenidos y uno de novedades, que daban cuenta de la entrada de personas civiles capturadas por los agentes de inteligencia.
Además de ello, el hallazgo en junio de 2004 de un hueso humano (perteneciente al dedo índice de una mano) en uno de los hornos de los sótanos del Pentagonito, terminaría por cerrar el conjunto de pruebas para enfrentar a los presuntos responsables, los mismos que negaron todas las acusaciones alegando que los calabozos eran utilizados solo para recluir a militares sancionados con arresto domiciliario y los hornos para quemar papeles. Sin embargo, el peritaje realizado ese mismo año estableció que estos llegaron a soportar temperaturas de hasta mil grados centígrados, algo excesivo para la desaparición de papeles pero que tendría coherencia con la cremación de restos humanos, puesto que para esto último se necesita una temperatura mínima de 800 grados.
"Las pruebas son claras y esperamos que se dicte una sentencia condenatoria, en un juicio que se ha alargado mucho por acción de los acusados. Una vez ya se quebró. Los jueces están tratando de llevar a buen término el proceso, pero los acusados buscan dilatarlos. Esperamos que en un mes más se dicte el veredicto", señaló la abogada Gloria Cano en representación de las víctimas al periodista Césaro Romero de La República en enero de este año, como parte de un informe que daba cuenta de las claves del proceso.
Al mismo medio Marly Anzualdo, heramana de Kenneth, mostró también su incomodidad por las maniobras de los acusados para retrasar la sentencia final. "Lamentablemente terminamos el año sin una sentencia, se han demorado un montón de tiempo para hacerle un examen psiquiátrico a Hermoza Ríos y Montesinos siempre dice que se le sube la presión y que no puede estar más de seis horas en las audiencias".
Los testimonios
El archivo del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social, conserva los testimonios de los familiares de los desaparecidos, los mismos que permiten conocer más el caso.
Testimonio de Félix Vicente Anzualdo Vicuña sobre la desaparición de su hijo Keneth Anzualdo
Keneth Anzualdo Castro estudiante de economía en la universidad del Callao, había participado junto a la familia de Martín Roca en la denuncia e investigación sobre su desaparición. El 16 de diciembre de 1993, en horas de la noche cuando se dirigía de la universidad a su domicilio fue interceptado el ómnibus por un carro celeste siendo detenido por efectivos militares. Hasta hoy se encuentra en calidad de desaparecido.
Testimonio del Sr. Javier Roca Obregón y la Sra. Reynalda Andagua sobre la desaparición de su hijo Martín Roca Casas ocurrido el 5 de octubre de 1993
Martin Roca Casas era estudiante de la universidad del Callao y secretario de prensa y propaganda del Centro Federado. El 17 de agosto de 1993 participó en una marcha de protesta, en la que los estudiantes encontraron a dos personas filmándolos. Inmediatamente procedieron a quitarles las cintas y destruirlas. En horas de la noche ingresaron a su casa efectivos de la marina, torturaron a Martín, allanaron la casa pero no encontraron nada. Luego de ese hecho la casa de Martín fue constantemente vigilada. El 5 de octubre de 1993 salió de su domicilio y nunca más regresó.
Testimonio de Yesenia Felicitas Najarro Saenz sobre la desaparición de su padre Justiniano Najarro Rua el 06 de Julio de 1993
Justiniano Najarro se desempeñó en Huamanga como profesor catedrático. Pero la familia tuvo que trasladarse a Lima por razones de salud, ya que tenía una infección a las amígdalas. La intención de la familia no era quedarse en Lima pero como el negocio de panadería que instalaron les iba bien, decidieron quedarse. El dueño del local alquilado para la panadería acusó a Justiniano por terrorismo, lo que según Yesenia desató una discusión por cuestiones del contrato. Fue detenido por tres años pero luego fue absuelto. Luego de ellos se trasladó junto a su familia a San Juan de Miraflores en donde instaló su panadería. Un día encuentran a un vecino suyo (ex agente de seguridad) muerto con una bolsa de pan en la mano. El 14 de junio de 1993 militares intervinieron su vivienda pero no encontraron nada. Un mes después, el 6 de julio, Justiniano fue interceptado por 2 individuos armados que se identificaron como efectivos policiales, los cuales le introdujeron en un auto y se fueron con rumbo desconocido.
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