Faltan seis meses para el 10 abril, día de las elecciones generales en el Perú para elegir al sucesor del presidente Ollanta Humala. Hay, al menos, tres lecturas que se pueden hacer a partir de las encuestas de intención de voto de cara a esa primera vuelta presidencial.
1. Insatisfacción y descontento
Los diversos sondeos que se han difundido hasta el momento revelan que, en promedio, hay un fuerte porcentaje de electores insatisfechos e indecisos con la oferta electoral de quienes lideran las encuestas: Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuczysnki y Alan García, en ese orden.
El analista político Luis Benavente sostiene que, a estas alturas hay un 75% de votos no decididos. En las encuestas, anota, la gente responde por inercia, por posicionamiento o por imagen, pero no por convicción.
“Hay un vacío que se está generando, un agujero negro, que va a crecer; de los cuatro (candidatos ) que están arriba, dos o tres van a bajar, y de los que están abajo, dos o tres van a subir”, dijo a Andina.
Además, diversos estudios coinciden que el elector peruano promedio suele decidir su voto en la mima semana de la elección e incluso un porcentaje nada desdeñable lo hace al momento del sufragio.
2. El candidato que aún no aparece
La última encuesta de GFK trae un dato revelador, que va en línea con el punto de la insatisfacción electoral: 37% de los electores están dispuestos a votar por un candidato que sea capaz de cumplir lo que Ollanta Humala planteó en su campaña electoral de 2011 y que no cumplió.
Dicho de otro modo, un tercio del electorado -los votos necesarios para pasar a segunda vuelta- espera algo distinto de lo que ofrece el, hasta ahora, elenco estable del menú electoral. Esta demanda llega incluso al 45% en Lima, la plaza más importante por el número de votos, según GFK.
¿Qué quiere decir esto? Que ni Keiko Fujimori -puntera cómoda en todos los sondeos- ni PPK ni Alan García han logrado capitalizar ese descontento del electorado. Así las cosas, hay un espacio político que puede ser aprovechado por las llamadas candidaturas 'chicas'.
3. El elenco estable
Dicho lo anterior, queda ver en los próximos meses cómo se van ubicando -y desubicando, según sea el caso- los llamadas candidaturas 'grandes'. Keiko Fujimori está bien consolidada en el primer lugar, gracias a la intención de voto de un tercio del electorado (30% en promedio).
Por ahora está por verse si el giro de su discurso en Harvard le sirve para ganar nuevas adhesiones, pero tiene dos obstáculos que superar en el corto plazo para ello: el déficit de credibilidad de sus anuncios y la eventual rebelión del fujimorismo más rancio, porque es evidente que la presencia de varios de sus representantes es incompatible con el 'nuevo rostro' que busca ofrecer ‘Cambio 2016’.
Pedro Pablo Kuczynski es quizá hasta ahora el 'mejor mal menor' de cara al 2016, es decir, podría ser el que mejor canalice el antivoto -que en Keiko y Alan es muy alto-, pero el respaldo que acaba de recibir de Mario Vargas Llosa quizá no sea lo mejor que le pueda pasar, porque se puede asociar con el apoyo que el Nobel le dio a Ollanta Humala, cuya desaprobación ahora es muy alta (80% según Datum).
Alan García atraviesa su momento más crítico. Su proyeccción electoral está muy afectada por escándalos como los narcoindultos. Es percibido como el político más corrupto del país, y tiene una fuerte desconexión con los jóvenes. Pero con el líder aprista nunca se sabe. Es un político muy hábil y un candidato de polendas que ya ha demostrado capacidad de recuperación y una gran fuerza en el tramo final de la campaña.
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