La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el mayor banco central del mundo, acordó aplazar la subida de los tipos de interés y pospone así el regreso a la normalidad monetaria unos meses.
Mediante un comunicado, la Fed inidcó que será apropiado subir los tipos de interés “cuando se haya visto una mejora más solida en el mercado laboral y cuando esté razonablemente convencido de que la inflación volverá a su objetivo del 2% en el medio plazo”.
De hecho, las señales que alertaban de que aún era pronto para volver a la normalidad monetaria se multiplicaron en las últimas semanas.
La Reserva Federal estimó que “aunque el empleo y la inflación están muy cerca de los objetivos las condiciones económicas pueden aconsejar durante algún tiempo mantener los tipos de interés por debajo de lo que el comité considera normal en el largo plazo”.
La decisión, adoptada por mayoría con un único voto en contra, provocó una reacción inmediata en Wall Street: las bolsas estadounidenses ampliaron las ganancias obtenidas durante la sesión, y el dólar se deprecia frente a otras monedas como el euro.
Las razones de fondo que pesaron en esta decisión son las turbulencias globales, con la economía china en franca desaceleración —Pekín devaluó el yuan ante la incertidumbre sobre su PBI—, que se suma a la inestabilidad en los países emergentes y a las flaquezas en el crecimiento de la economía estadounidense.
El Banco Mundial alertó esta misma semana de los riesgos derivados de la volatilidad del mercado que provocaría una subida de tipos a pesar de que se espera desde hace tiempo.
Sin embargo, el sentir en la mayoría de los inversores es que la situación se revertirá más pronto que tarde. Y apuntan a a la próxima cita de la Fed en diciembre.
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