La decencia es un activo casi en extinción en política. El legislador José Luna Gálvez, de Solidaridad Nacional, habló sobre los tres servidores fantasmas que laboraban en su despacho del Congreso (a los que ya 'despidió') y, en buena cuenta, lo que pretendió hacer es mostrarse como la víctima en todo este chanchullo.
Incluso se mostró desafiante cuando fue consultado por periodistas en el Congreso, donde reapareció tras permanecer un día en silencio.
"A mí nadie me va a ni chantajear ni presionar ni tratar de manipularme. Esto está dirigido".
En su intento de defenderse alegó que el dinero a él le sobra, que ni siquiera cobra el sueldo que el Congreso le paga y encima acusó a las tres personas que figuraban como asesores de su despacho, con sueldos de entre S/.9 mil y S/.11 mil, de escaparse para ir a trabajar a Telesup, la universidad que es de su propiedad.
“No necesito aprovecharme, no necesito de nada. Ni siquiera cobro sueldo. Estoy indignado de esta situación, de estos trabajadores, por haberse aprovechado de la confianza y haberse escapado”.
¿Y cómo explica Luna Gálvez que las personas acusadas de ser servidores fantasmas también figuren en la planilla de su universidad? Fácil: dijo que en horario de oficina (de 8 am a 5 pm) fungían como asesores congresales y por la noche (de 6 pm a 9 pm) trabajaban en Telesup.
¿O Luna Gálvez era tan bueno con estas personas como para contratarlas en dos lados, o estas personas eran profesionales indispensables e incansables como para cumplir las dos labores? Lo concreto es que la investigación de Panorama reveló que ni lo uno ni lo otro.
Y como para que no quedan dudas, el congresista solidario agregó:
“Ese personal recibe sueldo de la universidad y trabaja de noche. Debía trabajar normal su turno, pero yo no lo controlo. Por eso, estoy bastante fastidiado. No es que yo me haya aprovechado de algo”.
El colofón: Luna Gálvez no tiene la más mínima intención de renunciar a la Presidencia de Acusaciones Constitucionales, pese a que su caso podría llegar a esta instancia, si es que antes no lo 'blindan' en la Comisión de Ética.
"De ninguna manera [voy a renunciar]. Les doy la garantía de que no me van a presionar. A mí no me van a comprar. Yo no me voy a dejar presionar ni a dejar manosear".
Y como para no perder la costumbre, su jefe político, Luis Castañeda Lossio, por la mañana dijo, al ser consultado, que no puede “juzgarlo hasta que no lo escuchemos“.