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foto: valentina pérez llosa

La noticia de la semana: ¡Resistir!

Publicado: 2014-12-20

Esta fue una semana de muchas noticias de peso global, desde la finalización de la COP20 con algo parecido a un acuerdo hasta el súbito descongelamiento de la Guerra Fría entre Estados Unidos y Cuba, y varias más entre ambas. Pero de todos las los temas que nos tocó cubrir durante los últimos siete días, dos, de tinte local, me parecen los más importantes: la victoria judicial (aún no definitiva) de Máxima Acuña sobre la minera Yanacocha, y la multitudinaria manifestación contra la "Ley que promueve el acceso de los jóvenes al mercado laboral y la protección social", mejor conocida como la Ley Pulpín.

Y me parecen especialmente significativas por una razón esencial: ambas ponen en alto relieve, como hace ya buen tiempo no ocurría en el Perú, las posibilidades de resistencia al modelo neoliberal imperante. Lo hacen desde dos lugares distintos y se trata de casos muy diferentes entre sí. Pero la esencia, creo, es la misma. Son actos de afirmación contra las realidades del modelo, en particular la forma en que -en aras del "crecimiento", convertido por la propaganda ideológica en el único criterio de evaluación y valoración de lo que sucede con las personas y las comunidades- pisotea siempre a los más vulnerables.

En este caso, de un lado una campesina analfabeta, pobre, infinitamente valiente en la defensa de sus derechos e infinitamente digna en las lecciones que nos está enseñando. Y del otro, literalmente, todos los jóvenes del país, convertidos de un plumazo en ciudadanos de segunda categoría cuya compensación será menor que la recibida por otros por el mismo trabajo, únicamente en función de su edad.

La persistencia de Máxima Acuña, su famlia y sus aliados le está diciendo claramente algo a Yanacocha y al Estado peruano. Y es lo mismo que dicen los jóvenes que salieron masivamente a las calles de Lima y otras ciudades el miércoles por la noche en el #Pulpinazo. Esto: ¡No pasará! El mensaje suena alto y es claro, y en ambos casos hay al menos algunos encumbrados personajes en el poder que lo están escuchando.

Dos cosas son especialmente importantes aquí. En el caso de Máxima Acuña, la reversión de los fallos contra ella que el mismo Poder Judicial ya había dado, contra toda evidencia y justicia, es un logro no "del sistema" ni (con toda su valentía y su ejemplo) suyo únicamente: no es difícil adivinar lo que hubiera sucedido si la lucha de la campesina contra la minera no se hubiera vuelto emblemática y concitado la atención de la sociedad civil y sus organizaciones. Hubiera sucedido lo mismo que sucede siempre, cuando no estamos mirando. En el caso de los jóvenes, lo mismo: es lo masivo de la protesta ciudadana lo que le da consistencia y posibilidades. 

Es verdad que esas posibilidades son por ahora sólo tentativas. En un caso, el proceso legal continúa en otras instancias; en el otro, la Ley no ha sido derogada, y puede que no lo sea. Aún así, la lección es clara.

Y además de eso, esto: pocas veces como ahora eventos de la política y la vida social revelan, con claridad meridiana, la verdadera naturaleza del sistema y lo que se dice cuando se dice "el modelo". Pocas veces, quiero decir, lo que sucede en la práctica, en la vida concreta de las personas, pone de manifiesto tan abiertamente lo que el análisis y la crítica pueden demorarse cientos o miles de páginas en explicar. En particular, lo que hace ya buen tiempo muchos opositores del neoliberalismo han identificado como una de sus características centrales: la "acumulación por desposesión", o su tendencia (necesaria, inevitable, consustancial) a generar "crecimiento" mediante el despojo de individuos, grupos y comunidades de sus propiedades, potenciales y derechos. 

Acumulación por desposesión: no se me ocurren mejores ejemplos de lo que este concepto de la teoría quiere decir que los presentes, el intento de Yanacocha de apropiarse legalmente del terreno en el que la familia Acuña Chaupe basa su subsistencia y el intento del Estado peruano de "formalizar" a miles de trabajadores jóvenes en un régimen laboral que los disminuye y los explota, aún más que a sus mayores, para así "eliminar los sobrecostos" de sus empleadores.

Y no se me ocurre mejor razón para una pequeña veta de esperanza que la resistencia ofrecida por Máxima Acuña y su familia, y por los jóvenes peruanos, esta semana.  


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Escrito por

Jorge Frisancho

Escrito al margen


Publicado en

Redacción mulera

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