Afectación. Con la muerte de alguien, muchas personas sienten la necesidad imperiosa de decir y decir, como una suerte de horror al vacío, y otros escriben lo primero que sus dedos le permiten -quien escribe esta nota está en el mismo saco-. Sin duda, nadie ha institucionalizado un protocolo para el que contempla la muerte de alguien que merece tu memoria y sentimiento. No obstante, se puede visualizar una retórica, un género de pésames mezclados con odas, que, venido de funcionarios y adultos especializados en sonoros melindres, sitúan la creatividad, la memoria y los sentimientos por el piso.

Vamos a ver qué escribieron algunos peruanos sobre la muerte del escritor colombiano, Gabriel García Marquez.

Alan García ostentando sus dotes como "maestro de la prosa". ¿Médium de nuestra alma? Quizá está tratando de entender la experiencia literaria en términos de la parapsicología, quizá. "El sello de América Latina en la Historia Universal", en vez de sello mejor hubiese dicho escarapela, estampilla o banderita.

"Descansa en paz allá en Macondo". Señor presidente, él no se va a descansar a un mundo ficticio. ¿Por qué esa necesidad de meterle el referente literario a como dé lugar? Ante todo, respeto al mandatario de nuestro país.

¿Él no fue el que dijo que quienes lo conocían sabían que no leía ni escribía? No entiendo, pero no se juega con la problemática del país, que está vinculada con el analfabetismo. ¿Habrá leído a García Márquez realmente? Debe ser un misterio de esos que se resuelven en el mismo capítulo. "Ruta de cambios" = política.

Estamos seguros que no tenemos nada en contra de los periodistas deportivos, pero este caso es un relámpago en la cara. 1) "Rey de las letras", claro, la monarquía de la literatura, la aristocracia, la nobleza, el ducado y las marcas. ¿No ha pensado en que hay peruanos, y en general de varias partes del mundo que han conocido de cerca a GGM, y que hablar de un absurdo destronamiento es una falta de respeto? 2) "Ha valorarlo" = mucho deporte por los ojos. Para esta situación, recordemos a Mario Vargas Llosa cuando lloró en el discurso del Nobel.

Yo creo que la foto del perfil del presidente regional de Cajamarca y su "vivió para contarla" hasta parece que se ríe de la muerte. Buen modo de enfrentar la vida.

 Todos estos casos se merecen el amor y las promesas de Florentino Ariza.

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