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En Tacna me caso 'po

El fallo de La Haya no impedirá que miles de ariqueños sigan cruzando el puesto fronterizo Santa Rosa. Almuerzos de fin de semana, tratamientos médicos y compras en los mercados son las actividades preferidas.

Tacneño, paisano, amigo forastero , cuando mires y aprecies la fuente de la eterna estación , tus ojos y tus sueños  siempre en ella hallarán un hondo motivo de inspiración...

Del poema La Fuente, de Luis Calderón Albarracín

Publicado: 2014-01-26

Patricio camina por la Plaza de Armas. Nunca había visto tantos policías ni en Tacna ni en Arica. Cuando el viernes –luego de dictar su clase en la Universidad de Tarapacá, en Arica– enrumbó hacia Tacna para pasar el fin de semana con Claudia, su novia peruana, al cruzar la frontera y ver tanto carabinero chileno recordó lo sugerido por las autoridades ariqueñas: que estos días no vayan al Perú. Pero el amor –dicen– no tiene barreras. 

Camina por la avenida Bolognesi  y piensa que en menos de 24 horas el tema de conversación en la universidad será el fallo de La Haya. Como tantos tacneños y ariqueños sabe que el dictamen no cambiará su vida. Él confía seguir cruzando el puesto fronterizo de Santa Rosa cada fin de semana para estar con Claudia, para hacer algunas compras en Polvos Rosados o en 28 de Julio, para comprar marraquetas, para seguir su tratamiento dental. Son 45 km que lo separan de ella, no es nada.

Mientras busca marraquetas en el mercado Bolognesi recuerda cuando en el 2010, junto a 12 mil chilenos, celebró el día de la Independencia de su país en Tacna. Aquella vez volvía a cruzar la frontera después de 10 años, antes lo había hecho cuando niño. Perú lo deslumbró entonces, pues los chilenos fueron bien recibidos, hasta había empanadas típicas chilenas y camisetas del club de sus amores: Colo-Colo.

Al mes siguiente decidió volver. Era uno más de los 3,000 ariqueños que suelen pasar un fin de semana en Tacna (en fiestas llegan hasta 5,000 y anualmente, poco más de 1 millón). Recuerda que gastó US$120, así de fácil. Y no le pareció mucho (el promedio del gasto anual de los chilenos en esta ciudad supera levemente los US$60 millones). Ese año volvió 10 fines de semana más. Y la última vez fue por motivos de salud. Había escuchado comentarios favorables acerca de los médicos peruanos y se animó a hacerse un chequeo fuera de su tierra, en el Hospital de la Solidaridad  (sucursal del de Lima que se levantó para aprovechar los mayores pagos que los chilenos están dispuestos a hacer por servicios médicos). Allí se cobra casi 50% más por ser extranjeros, pero eso no es caro para ellos, pues terminan gastando la mitad de lo que pagarían en Arica, Antofagasta o Iquique. Patricio pagó el servicio y desde entonces prefiere atenderse en esa ciudad, al igual que más de 100,000 chilenos. En esa visita conoció a Claudia, una enfermera que lo atendió.

En el 2011 Arica no la pasó muy bien, pues en comparación con otras ciudades chilenas, su crecimiento económico se estancó e incluso hubo un incremento de la tasa de desempleo y el costo de vida subió. De hecho, esta es una de las razones por las que prefieren ir a Tacna a hacer sus comprar, comer bien, alquilar algún departamento, etcétera. Sale más a cuenta adquirir productos en Tacna que ir hacia el interior de Chile. Además, son compradores sofisticados y eso ha dado lugar a que el comercio en Tacna se modernice (incluidos los planes de los retailers).

3,000 ariqueños suelen pasar un fin de semana en Tacna (en fiestas llegan hasta 5,000 y anualmente, poco más de 1 millón)

A diferencia de Tacna, en donde impera el trabajo independiente producto de su enfoque comercial, en Arica también se orientan al comercio pero solo un 20% de la población económicamente activa labora de forma independiente; el resto está asalariado. Sus sueldos no son bajos (el mínimo está en US$400 aproximadamente); un trabajador asalariado del sector comercio puede ganar como mínimo US$700.

Ese año, Patricio y su hermano mayor abrieron una cuenta de ahorros en el Interbank ‘tacneño’. Carlos también es un asiduo visitante y su odontólogo tiene su consultorio en el centro de Tacna. Como muchos de sus compatriotas, pasó de estar un solo día en suelo peruano a un fin de semana. Y lo que más le gusta es la comida peruana. Ojo, esto último ha significado que los restaurantes mejoren en sus presentaciones y cartas, por un lado; por el otro, que lleguen restaurantes procedentes de Arequipa, Puno, Chiclayo y Lima. Y es que la sazón de nuestra gastronomía cruzó fronteras debido a las peruanas que trabajan como empleadas del hogar en Chile y cocinan para sus empleadores (sino, preguntémosle al diputado Jorge Tarud). El 80% de los clientes que atienden los restaurantes durante los fines de semana son chilenos.

Patricio piensa vivir en Tacna, casarse con Claudia y ejercer su profesión de nutricionista. Confía en que lo que ocurra mañana no desatará una crisis entre ambos países y que más bien sirva para poner fin a una controversia y ambas naciones puedan seguir trabajando conjuntamente. Mientras camina por la avenida Manuel Odría y habla conmigo por teléfono le escucho saludar a tacneños –vecinos de su novia– e intuyo que lo estiman y él a ellos. Este fin de semana hay menos chilenos que de costumbre, dice, pero está seguro de que la siguiente semana volverán, y que quizás lleguen muchos más. Antes de despedirse me dice que se va a encontrar con su hermano en el restaurante 'El Patroncito', tienen ganas de comer un picante a la tacneña y un cordero a la parrilla. Allí le contará a Carlos que desde marzo vivirá en la Urbanización Pedro Ruiz Gallo y que quiere que sea su padrino de boda.


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Escrito por

ALBERTO ÑIQUEN G.

Editor en La Mula. Antropólogo, periodista, melómano, viajero, culturoso, lector, curioso ... @tinkueditores


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Redacción mulera

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